Lezama Lima, el cubano que hablaba con el Otro
En su obra Ética e infinito sostiene un diálogo constante con Dios, al que llama el Otro, con mayúscula
Protestante Digital · 23 DE AGOSTO DE 2024 · 08:00
Grandes escritores hispanoamericanos (30)
El escritor cubano José Lezama Lima nace en La Habana el 19 de diciembre de 1910 y desnace en la misma ciudad el 9 de agosto de 1976. Pasa su infancia en Pensacola, estado de la Florida norteamericana. Allí muere su padre. Desde niño sufre frecuentes ataques de asma que dificultan sus lecturas. La madre regresa a Cuba. Lezama se gradúa de bachiller en el Instituto de La Habana. Tiene 18 años. En la misma ciudad estudia la carrera de Derecho. Concluida la carrera trabaja durante un tiempo en un bufete de abogados en La Habana y desde 1941 en las oficinas del Consejo Superior de Defensa Social. En 1949 y 1950 viaja a México y a Jamaica.
Al triunfo de la revolución es nombrado por Fidel Castro Director del Departamento de Literatura y Publicaciones del Consejo Nacional de Cultura, y entre 1959 y 1962 ejerce como uno de los seis vicepresidentes de la Unión de Artistas y Escritores de Cuba. También trabaja como asesor en el Centro Cubano de Investigaciones Literarias.
Dos de sus hermanos salen de Cuba en 1961, huyendo del gobierno revolucionario y solicitando exilio en Estados Unidos. Esto afecta mucho al escritor, siempre fiel a la política de Castro. En sus últimos años reside con su madre en el edificio de la calle Trocadero, donde había vivido desde 1929.
Se le reconozca o no, estimo que José Lezama Lima fue uno de los escritores y poetas de mayor significación en la literatura hispanoamericana del siglo XX. Publicó libros de poesías, escribió cuentos, grandes novelas, ensayos, biografías, comentarios políticos. Sus libros están traducidos a unos 15 idiomas. Llegó a conocer a fondo la literatura española. En Analecta del reloj, de 1953, incluye un famoso coloquio con Juan Ramón Jiménez, coincidiendo con una estancia fugaz en Cuba del Premio Nobel autor de Platero y Yo. Su obra maestra es sin duda Paradiso, considerada como un intento poético y un imposible novelístico. El protagonista de Paradiso, José Cemí, tiene mucho del autor, aunque él lo considerase un simple trasunto de su personalidad.
Entre los premios recibidos por Lezama Lima figuran el Premio de Narrativa José María Argueda, el Premio de Ensayo Ezequiel Martínez y el Premio de Poesía otorgado por la Casa de las Américas.
Remedios Mataix, profesora de Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Alicante dice que Lezama Lima “dio continuidad a una influencia sobre sucesivas generaciones literarias, dentro y fuera de Cuba, que aún continúa”.
Cuando el obispo católico cubano Carlos Manuel de Céspedes escribe sobre el contenido de la fe católica en Lezama Lima, indudablemente canaliza el agua a sus molinos. Tenía que hacerlo. Estaba obligado por su condición de jerarca católico.
Según él, Lezama “fue católico desde la cuna hasta la tumba. En su caso no existen indicios de agnosticismo o ateísmo, ni de otra religión no católica. Aunque fue un hombre ecuménico, no tuvo relaciones de vinculación personal ni con las confesiones religiosas evangélicas presentes en Cuba, ni con las formas sincréticas derivadas de las religiones africanas”.
Otras opiniones se apartan de las afirmaciones rotundas del señor obispo. Ubaldo León, escribiendo sobre la verdadera religión de Lezama, sostiene que “por mucho que proclamara su catolicismo, la verdadera religión de Lezama fue siempre el lenguaje; sabía demasiado para ser fanático y, en cualquier caso, el refinamiento excesivo suele tener un efecto disolvente sobre la fe; probablemente sería más exacto hablar de un catolicismo estético, de un singular cristianismo platónico”.
Ante las desviaciones religiosas de Lezama, otro obispo cubano, Ángel Gaztelu, le apuntó: “No olvide que es usted católico”, a lo que el escritor respondió: “Gaztelu, recuerde usted que yo soy católico a mi manera”. No conforme con esa definición de catolicismo, el obispo concluyó: “Esa es la mejor manera de no ser católico”.
El ya citado obispo Carlos Manuel de Céspedes recuerda, pero sin darle importancia, opiniones de otros intelectuales cubanos de su tiempo que veían a Lezama como un católico heterodoxo por su neoplatonismo indiscutible y su exploración en las fuentes paganas.
En su obra Ética e infinito Lezama Lima sostiene un diálogo constante con Dios, al que llama el Otro, con mayúscula. En el Otro plantea la historia bíblica de la salvación, donde antepone la existencia del Otro a la del Ser, Dios antes de su criatura. Resucitar es amar al Otro y encontrarse con Él cuando llegue el último segundo de vida en la tierra.
El norteamericano Ronald Igehart, en su libro de 2004 Religión and Politics Worlwide, sostiene que independientemente de la religión que se atribuya, Lezama fue un creyente fiel en la existencia de Dios y un adorador de Cristo.
---------------------------------------
Artículos anteriores de esta serie sobre "Grandes escritores hispanoamericanos".
1.- El ‘boom’ literario hispanoamericano
2.- Miguel Ángel Asturias, el gran escritor de Guatemala
3.- La obsesión religiosa de Jorge Luis Borges
4.- ¿Creía en Dios Rubén Darío?
5.- Carlos Fuentes y el Dios de Nietzsche
6.- Dios existe en el Macondo de García Márquez
7.- José Martí, defensor de la Biblia
8.- Gabriela Mistral, poeta de Dios y de la tierra
9.- La sed espiritual de Pablo Neruda
10.- Jesús, el buen samaritano de Amado Nervo
11.- La Biblia en la poesía de Enriqueta Ochoa
12.- Octavio Paz, buscador del Eterno
13.- El Dios de Juan de Dios Peza
14.- Leopoldo Lugones, enemigo de Dios
15.- Bryce Echenique, el ‘santo ateo’
16.- El dios, con minúscula, de Álvaro Mutis
17.- Mario Benedetti, ausente de Dios
18.- César Vallejo, con el dolor humano, pero sin Dios
19.- Blanca Varela, una peruana peleada con Dios
20.- Nicanor Parra, con Dios en sus poemas
21.- Ernesto Sábato, ‘anarquista cristiano, como lo fue Cristo’
22.- Julio Cortázar: agnóstico racionalista, pero no ateo
23.- Rómulo Gallegos, venezolano con Dios siempre presente
24.- Vargas Vila, ateo absoluto
25.- Juan Rulfo y su Pedro Páramo
26.- Juan Carlos Onetti, un existencialista
27.- Mario Vargas Llosa, ni ateo ni creyente
28.- Vicente Huidobro, el panteísta obsesionado con la muerte
29.- Alejo Carpentier, un cubano nacido en Suiza
30.- Lezama Lima, el cubano que hablaba con el Otro
Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Enfoque - Lezama Lima, el cubano que hablaba con el Otro