Charlie Kirk: apologista que ‘perdió su vida por ganar la eternidad’

Toda muerte causa dolor, no importa el color de la piel, religión o nivel social; pero cuando esta viene a través de un vil asesinato a quien defiende los derechos fundamentales de la vida, la familia, la moral y la verdad absoluta de las Sagradas Escrituras, el dolor se convierte en conmoción e indignación mundial.

Eso es precisamente lo que sentimos por el asesinato del activista cristiano conservador Charlie Kirk, quien con tan sólo 31 años ya había logrado revolucionar a los jóvenes universitarios norteamericanos confrontando las ideologías globalistas anticristianas, enemigas de la familia y de la vida.

Precisamente, durante uno de esos eventos multitudinarios de TPUSA, que se celebraba en la Universidad del Valle de Utah fue ultimado de un disparo en el cuello, dejando viuda a Erika Lane Kirk y huérfanos a una niña y un niño.

Charlie Kirk era una personalidad conservadora que cofundó y dirigió Turning Point USA, una destacada organización sin fines de lucro que moviliza a los jóvenes conservadores en los campus universitarios a través de debates. Sus posturas fueron provida y profamilia, y confrontan la ideología de género y la cultura woke. Fue también un decidido defensor de Israel y un cristiano ejemplar.

Su fe como cristiano evangélico era parte central de su vida. Kirk inspiró a cientos de jóvenes estudiantes, animándolos no sólo en sus intereses políticos, sino también a llevar una vida guiada por la fe. El pastor Rob McCoy, copresidente de Turning Point Faith, dijo tras su muerte a Fox News Digital que Kirk «lo construyó todo con el poder de la palabra hablada... Nunca utilizó la violencia, pero todos los días le amenazaban con la violencia quienes no podían enfrentarse a la lógica y la verdad, y ahora han hecho con mi amigo lo que siempre hace el mal. Le quita la vida».

Casi todos le llamaban «activista conservador», pero en realidad fue un apologista, un valiente apologista que se atrevió a levantar la voz donde la mayoría calla; desde los 18 años, cuando la mayoría de los adolescentes no saben qué hacer con su vida, él decidió rendirla por completo al Señor y a su nación. Prefirió dejar los estudios para alcanzar a los estudiantes con el mensaje del evangelio, sin importar el alto precio que pudiera costarle, y que efectivamente le costó.

Kirk sabía muy bien lo que enseñó Cristo: «Si alguno quiere seguirme, niéguese a sí mismo, tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá, y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará» (Marcos 8:34-35).

Él fue un fiel seguidor del Señor que se negó a cursar una carrera universitaria por levantar la voz en alto en contra de las ideologías anticristianas que propugnan la muerte (aborto y eutanasia), la inmoralidad sexual (lobby LGBTIQ+), la rebelión de la mujer (feminismo) y una larga lista de perversiones contra la familia original y el derecho a la vida de todo ser humano, desde el mismo día de la concepción.

La élite globalista y el submundo woke están cantando victoria por la muerte de Charlie, se ríen y burlan como lo hicieron los habitantes del mundo cuando Noé construía el arca mientras predicaba el inminente fin de la raza humana tras el venidero diluvio. Así como «la fe de Noé fue la que condenó al mundo, y por ella fue hecho heredero de la justicia que viene por medio de la fe» (Hebreos 11:7); Charlie Kirk condenó con su valiente fe no sólo al mundo woke y progresista, sino al ‘cristianismo light’ que fatídicamente ha aceptado la cultura anticristiana promovida y pagada por la élite satánica mundial.

Jesús dijo que «si el grano de trigo no muere queda solo, pero si muere produce mucho fruto»; la muerte de Kirk es como esa semilla que muere para dar mucho fruto, pues desde el mismo día de su asesinato el Espíritu Santo comenzó a juntar a cientos de miles de jóvenes universitarios entre quienes muchos ministerios y apologistas sembraron, Charlie regó y ahora se viene una avalancha espiritual, un poderoso avivamiento en cada campus, porque el crecimiento lo dará Dios (1ª Corintios 3:6).

Tal y como sucedía en el circo romano durante la Iglesia Primitiva, hoy muchos se ríen y burlan por la sangre derramada por este mártir de Jesucristo; pero como antaño, el Señor transformará este circo moderno, asesino de cristianos, en la cuna de una gran visitación gloriosa del Espíritu Santo para una masiva salvación de jóvenes.

Nos arrebataron a Charlie Kirk, porque Satanás y sus humanos serviles continúan creyendo torpemente que callando una voz silenciarán la verdad eterna; pero no, Charlie se multiplicará en cientos de miles de jóvenes que no sólo han sido impactados por su valeroso mensaje y testimonio, sino en su dedicación y entrega a su fe en Cristo hasta la muerte.

Kirk asumió valientemente el legado de la verdad de Cristo sin calcular el precio, lo arrancaron de este mundo, pero ahora viene la contraofensiva divina, la sangre de Charlie regará el mayor avivamiento visto entre los jóvenes universitarios norteamericanos.

Nunca se irá el dolor del corazón de quienes admiramos a este mártir, mucho menos de su esposa Erika e hijos, pero podemos decir como escribió el apóstol Juan en su evangelio (21:19) respecto al apóstol Pedro, de que hay muertes de los discípulos de Cristo con la cual «glorifican a Dios», pues, aunque sus obras culminen en el mundo, estas continuarán hasta la venida de Cristo.

Kirk no sólo dedicó su vida a Cristo hasta la muerte, sino que es más que un mártir, fue un líder que formó y discipuló a su generación y ahora es que se verá el fruto de su vida, tal y como sucedió con otro de los grandes mártires norteamericanos, Martin Luther King.

Ellos se van, pero sus obras siguen con ellos. Muy pronto veremos la gloria de Dios en EEUU por la sangre derramada de Charlie Kirk.