Atalayas de nuestro tiempo

Asistimos a una fragmentación social que probablemente finalizará con el derrumbe del sistema sociopolítico y cultural de la Unión Europea; y también con el sistema democrático mundial de Occidente, con Estados Unidos a la cabeza.

24 DE JUNIO DE 2020 · 17:00

Oliver Schwendener, Unsplash,mujer en un pico elevado
Oliver Schwendener, Unsplash

En sistémica se dice que lo que no tiene nombre no existe, y es cierto, cuando ponemos nombre a algo, lo identificamos y reconocemos. Los nombres confieren cierto poder, califican lo que se nombra, y cuando se aplican a personas forman parte de la identidad de las mismas.

Al virus que está paralizando al mundo se le llama “coronavirus”, es debido a que tiene forma de corona, y nada más que a eso. Sin embargo, cuando todo el mundo repite “coronavirus, coronavirus” es como si de alguna manera todos declaráramos que el virus “corona”, y aunque es cierto que nos tiene en jaque a nivel mundial, NO CORONA. La corona es representación de poder, gobierno y autoridad, y en la comparación que hoy nos permitimos, hay una realidad innegable, quien gobierna y corona SIGUE SIENDO DIOS.

Nuestra confianza tiene que estar SÓLO en Dios y en el Libro de la Vida, La Biblia que es el libro de nuestros orígenes y el libro de nuestro final. “Él es el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último”1. Es decir Dios creó el mundo en Génesis y Él lo va a cerrar en Apocalipsis. No hay NADA que se escape al control de Dios, Él permite todo lo que ocurre dentro de su voluntad permisiva y su voluntad perfecta. El final de la historia de este mundo está escrita y decretada, un día Cristo vendrá sobre un caballo blanco y con una corona de oro para vencer todo tipo de virus o de mal. El virus de la muerte será vencido por la corona de la Verdad “Se fiel hasta la muerte y yo te daré la corona de la vida”2. Es decir la Corona va a vencer al virus. No es emocionalismo barato o arenga bíblica, ES LA VERDAD INMUTABLE.

 

Sentando bases…

Superada esta pequeña licencia introductoria, nos queda patente una gran realidad sobre la Palabra, que no podemos perder de vista en estos tiempos inciertos. La Biblia, no es un libro antiguo, tampoco es un libro moderno, es simplemente un libro eterno, y las verdades contenidas en ella, son normativas para todo tiempo edad o circunstancia, no pudiendo ser alteradas, falseadas o cambiadas a tenor de políticas o filosofías de turno, “Sécase la hierba, marchítase la flor, más la Palabra del Dios nuestro permanece para siempre”3.

Llegó la hora de la verdad, la hora de demostrar la autenticidad de nuestro cristianismo. Ahora es el tiempo oportuno para creer en Sus promesas y vivir por Sus verdades inmutables, es decir, o nos esperanzamos por la Palabra, o nos desesperamos por las circunstancias. Con esta verdad en mente, analicemos nuestra realidad hoy.

 

Radiografía de una sociedad mutante

En el primer libro de Crónicas en su capítulo 12 y verso 32 se menciona a los hijos de Isacar como parte del ejército del que se rodeaba David. La característica mencionada de dicha tribu es que “eran hombres entendidos en los tiempos y que sabían lo que había que decir a Israel”. Así nosotros, la Iglesia de Cristo en la tierra y en estas circunstancias tan excepcionales, tenemos que ser personas entendidas en los tiempos y que sepamos guiar con “sonido cierto” el rumbo de “la batalla” en la que ya estamos inmersos.

La era de la posverdad viene caracterizada por la fragmentación de la verdad, ya no hay un relato único que traiga cohesión a nuestra cultura, ni por supuesto una verdad absoluta, la realidad se ha fraccionado quedando reducida a la verdad individual y subjetiva que cada uno quiera defender.

Ahora nosotros los cristianos somos los disidentes y la cultura cristiana el adversario a destruir. Hemos dado la vuelta a la tortilla cumpliéndose así las palabras de Isaías: “A lo malo llaman bueno y a lo bueno malo”4. Ya en Mt.27 cuando Jesús es crucificado y muere, los fariseos se dirigen a Pilatos al que llaman “Señor” y se refieren a Jesús al que llaman “engañador”, o sea “el mundo al revés”. Ellos solicitaban que se sellase la tumba del verdadero Señor y se le pusiese guardia, pero Jesús resucitó pues la Verdad no se puede sellar.

Hoy se sigue pretendiendo sellar la verdad, y es que la verdad es muy importante porque viene personificada en Jesús, “Yo soy el camino, la verdad y la vida”5, y la mentira es muy peligrosa porque viene personificada en Satanás, “padre de mentira”6. De aquí se infieren dos grandes principios: la verdad genera orden y riqueza, y la mentira genera caos y pobreza.

Empecemos por la mala noticia para luego acabar con el “evangelio”. La mentira genera caos y pobreza, la globalización de la mentira y la especulación han generado un tsunami que como dijera Francis Shaeffer nace en Génesis 3 partiendo de su famoso “marco teológico referencial”, donde propone que el pecado provocó una fractura integral: fractura teológica, (ruptura del hombre con Dios), fractura psicológica,(ruptura del orden interior y aparición del miedo y la vergüenza), fractura sociológica, (ruptura/enfrentamiento en relación entre hombre y la mujer) y fractura ecológica, (ruptura del orden natural por la depredación del medio y la especulación), afectando así al ser humano en todas las áreas.

A partir de este hecho dramático, comenzó la desmedida ambición de las civilizaciones por hacerse un nombre y llegar a lo más alto. Así, ahora ya sabemos cuál es el último capítulo de la historia, porque lo estamos escribiendo. Hoy estamos recogiendo los frutos amargos y podridos de una siembra que comenzó cuando el hombre y la mujer fueron expulsados del paraíso a la tierra de Nod, la tierra del errante. El alejamiento de la ética de la Palabra de Dios inauguró un camino alejado de sus principios y abocado al caos y la mentira institucionalizada.

Vamos con la buena noticia7. La verdad genera orden y riqueza. Es notorio que los países de tradición protestante, generalmente del norte de Europa, prosperaron más rápidamente que los países de tradición católico romana, generalmente del sur de Europa. Esto es debido en gran medida a que Lutero tradujo la Biblia al alemán, cometiendo el “sacrilegio” de contaminar las Escrituras que sólo podían ser leídas en griego y hebreo, y sólo traducidas al latín.

Semejante “pecado” provocó que al hacer accesible al pueblo llano los textos sagrados reservados a la casta sacerdotal, “el virus” de la verdad comenzara a impregnar la vida cotidiana de las personas que comenzaron a vivir bajo la ética de los 10 mandamientos (no matar, ni robar, ni mentir, ni adulterar, etc.) , esto permitió que en los mencionados países y ya en la época moderna, por ejemplo un litro de leche pudiera ser vendido en expendedores sin nadie que supervisara su compra, simplemente se confiaba en que las personas retirarían el producto y depositarían en una caja el importe del mismo, es decir que se conducían bajo la ética de la honradez.

Sin embargo en los países de tradición católico romana donde “el virus” de la Palabra no llegó a permear la vida cotidiana del vulgo, y donde para una amplia parte de la población el trabajo era considerado una maldición como consecuencia del pecado original, muchas personas se conducían por la ética de la picaresca y del provecho personal. El mismo supuesto litro de leche mencionado en los países del norte, no se podía vender sin un tendero que supervisara que al retirar el producto se depositara el importe, con lo cual su precio aumentaba al tener que pagar al tendero. Como se carecía de una ética de la honradez normalizada, nadie se fiaba de nadie, y aún se necesitaba supervisar si realmente lo que se vendía como un “litro” de leche lo era realmente en su medida y aún en la pureza de su contenido, con lo cual la fiscalización necesaria para comprobar tales probabilidades, precisaba de más operarios y de más aumento en el producto final. Con lo cual, el sufrido litro de leche volvía a encarecerse, pudiendo afirmar entonces que la mentira acaba generando pobreza. Lamentablemente el covid19 es un daño colateral indirectamente provocado en origen por no seguir las leyes de Dios, y podemos estar seguros que ya está generando pobreza y caos globalizado.

Con este ejemplo, que de manera generalista nos sirve para ilustrar la prosperidad bajo la ética de la honradez, no queremos polarizar ni polemizar asegurando la bondad de los pueblos protestantes, y la maldad del catolicismo romano. No es cuestión de apellidos, religión o instituciones. De hecho en medio de ambos “bandos” y pudiendo ser aprovechado por cada uno de ellos, se erige la única verdad que nos puede hacer libres, que no es sino el cumplimiento de la Palabra de Dios en nuestras vidas cotidianas. Pero lo que sí es cierto, es que más tarde o más temprano, la verdad genera riqueza, y la mentira desarrolla pobreza.

Hace unos meses, todavía en 2019 y por tanto antes de que los hechos validaran lo que comentaré, en una reunión con el teólogo José Hutter, este nos hablaba de cómo el mundo ha cambiado y de la crisis que llegaba. Y es que en la vieja Europa, locomotora de Occidente hasta ahora, la influencia cultural del cristianismo se extingue, alentada por la era de la posverdad, por la modernidad líquida, por el neopaganismo, por el transhumanismo, por la ideología de género, por el ataque a la familia natural, por los nacionalismos y populismos que fragmentan y empobrecen, por la irrupción del “Dios estado” que usurpa funciones y privilegios que sólo competen a la familia, y por el viejo pero inquietante concepto griego de la oclocracia8, donde lamentablemente muchos gobiernos se legitiman no por la democracia (gobierno del pueblo) sino por la mentada “oclocracia”, es decir por el gobierno de la muchedumbre, de la masa alienada y poco pensante, de la turba o plebe emocional, poco racional y muy manipulable, a la que se engaña con platos de lentejas populistas. Con todo esto, Europa se derrumba y el efecto dominó se extiende a todo Occidente.

La pandemia una vez superada, nos dejará un escenario desolador donde la economía global al estilo capitalista/occidental, probablemente ha sufrido con el covid19 su última y mortal estocada. ¿Qué viene después? La historia nos enseña algunas cosas interesantes, veamos el siguiente gráfico:

Este esquema representa los países que a lo largo de la historia ostentaron la hegemonía económica mundial. Ninguno duró más de 110 años. Actualmente dicha hegemonía está liderada por Estados Unidos que lleva aproximadamente 100 años. Si seguimos la medida de la historia, a Estados Unidos no le queda mucho tiempo.

Una pregunta legítima sería saber qué aspectos o situaciones provocan que la hegemonía económica mundial pase de un país a otro. Dos cosas fundamentalmente: guerras mundiales y/o gravísimas crisis económicas. La guerra comercial entre China y USA lleva años servida, la gravísima crisis económica la empezaremos a sufrir pronto. China, el país donde se originó el covid19 empieza a recuperarse del mismo y comienza a ser el país con menos contagios del mundo. Su producción está a todo motor para suministrar al planeta millones de mascarillas, respiradores, guantes, test rápidos de detección, etc. ¿Quién será la siguiente potencia mundial que viene pisando fuerte para reemplazar no sólo a USA sino a la cultura Occidental?

Probablemente sea China, probablemente sea el eje Oriental con China y Rusia a la retaguardia, quienes comiencen a gobernar el rumbo de la economía global. No lo sabemos sólo lo sospechamos. Lo que sí sabemos es que China y Rusia son dictaduras de corte comunista y desde luego muchos preferiríamos que siguiera siendo Estados Unidos quien liderara, pues a pesar de todo, Estados Unidos sigue siendo una democracia “menos invasiva”.

La cultura del dragón viene para quedarse, mientras que la ideología de género ya infectó a Occidente y todos debemos “recalcular” nuestras posiciones, especialmente en lo que se plantee en cuanto a la propia concepción de FAMILIA en todos los ámbitos, junto con sus competencias en el nuevo escenario mundial que se presente bajo esta inquietante “aldea global digitalizada”.

 

Si Europa se derrumba, ¿quién recoge los escombros?

Sigamos haciendo un poco de historia, ahora más inmediata. Llevamos 20 años del nuevo milenio, es decir una generación (la duración tradicional de 40 años para una generación, se parte por la mitad) y en estos 20 años se han dado más cambios y más drásticos que en todo el siglo pasado. 2020 cierra lo que llamamos “una generación bisagra”, donde concluye una etapa y se abre otra bajo una nueva realidad mundial. El nuevo milenio vino inaugurado por un ambiente de incertidumbre e inseguridad, un cierto espíritu de temor.

Comenzó con la caída de las torres gemelas el 11 de septiembre de 2001. De repente el “sueño americano” se vino abajo, el país de las libertades y la seguridad, fue atacado en el centro mismo de su corazón. Ese mismo ambiente de incertidumbre siguió operando cuando allá por el año 2004, el autoproclamado Estado Islámico, liderado por Al Qaeda, sembró el terror desde el fundamentalismo yihadista, donde se degollaba en vivo y en directo al enemigo occidental.

Después llegó la dictadura totalitaria de la ideología de género que también vino para quedarse, y que a día de hoy sigue estrechando el cerco de nuestras libertades y derechos y ampliando su influencia a todo Occidente.

Así llegamos a los primeros veinte años del nuevo milenio, que cierran la primera generación del mismo, y que nos han sorprendido con un “suma y sigue” en el mencionado “espíritu de temor y ambiente de incertidumbre”, con la irrupción mundial del famoso virus que traerá cambios radicales y un nuevo escenario global muy precario en todos los órdenes, cuando logremos superar o al menos estabilizar la actual pandemia.

Con todo este panorama sobre los tiempos que vivimos, asistimos a una fragmentación social que probablemente va a finalizar no sólo con el derrumbe del sistema sociopolítico y aun cultural que conforma la Unión Europea sino también con el sistema democrático mundial de Occidente, con Estados Unidos a la cabeza. En este escenario social, donde Occidente agoniza herida de muerte, y aparte de quién lidere el nuevo escenario global, la pregunta inmediata que nos surge y nos interpela es: “¿Quién va a recoger los escombros?”

El psiquiatra Pablo Martínez nos hablaba hace poco de dos de las grandes anclas que sustentan la estabilidad del ser humano: la verdad y la esperanza9, y es que las dos únicas instituciones capaces de transmitir la verdad y la esperanza son por este orden, la familia y la iglesia. Pero vamos por partes.

Es de notorio conocimiento que el ser humano cuando vive en prosperidad, vive en aparente independencia y seguridad, no necesitando a Dios ni a las cosas de Dios y viviendo en la cómoda superficialidad de la vida estable. Pero cuando llegan las adversidades y las pruebas, estas nos hacen detenernos y profundizar en lo que es realmente importante ante la fragilidad de la vida y la destrucción de la cultura del bienestar. Cuando perdemos el ancla del “bienestar social” navegamos a la deriva de vientos contrarios siendo más susceptibles a agarrarnos a cualquier tabla de salvación, pues como dice un conocido predicador: “nadie es ateo bajo fuego enemigo”. Por eso los cristianos de cualquier apellido, tenemos ahora los tiempos propicios, siendo los únicos capaces de lanzar los salvavidas de la verdad y la esperanza frente a una sociedad “obligada y sensibilizada” a indagar en el verdadero sentido de la existencia.

Esas dos anclas que nos aseguran estabilidad en medio de esta tormenta del covid19 y sus consecuencias globales, decimos que solo las pueden proveer dos instituciones que son la familia y la iglesia. Ya lo estamos viendo, la familia está siendo el refugio “obligado” para todos, pues dónde más seguros estamos es en nuestro nido social de referencia. Por ello las palabras de Chesterton pronunciadas a principios del siglo pasado, son absolutamente proféticas hoy: “la familia es la última célula de resistencia contra la actual tiranía”.

El nuevo escenario mundial global será redefinido por las decisiones que se tomen en base a la emergencia causada por la pandemia del coronavirus. Los estados de alerta causados por situaciones tan graves como la que vivimos, aceleran los procesos sociales, de tal forma que ciertas decisiones de carácter económico o político, que en situaciones normales tardarían años en aprobarse, son legitimadas en cuestión de días. Ya nada será igual, es un nuevo hito histórico que redefinirá la infraestructura mundial y aún la forma en la que pensamos y actuamos en el mundo. La primera generación de este milenio se despide con un nuevo paradigma mundial que tendrá que ser interpretado en la siguiente generación. Por ejemplo, las limitaciones impuestas a las reuniones en los templos, tomadas como medida excepcional frente a la actual pandemia, podrían ser en algunos países, la excusa perfecta para normalizar y extender indefinidamente esta medida extraordinaria. Igualmente la reclusión al ámbito familiar y la sobredimensión sobre los casos de la mal llamada “violencia de género”, también pueden ser la excusa perfecta para abolir el “modelo patriarcal y obsoleto de la familia tradicional”, según nos dicen los enemigos del orden natural. Tomemos nota porque el ataque es frontal y directo.

Por eso hoy el matrimonio natural y la familia es el blanco que se quiere abolir en aras de un modelo de estado que cada vez limite más nuestras libertades y asuma competencias que siempre fueron privativas de la esfera familiar. Desde la Alianza Evangélica Española y desde el Grupo de Trabajo de Familia, no queremos que termine el año, y la mencionada primera generación del milenio, sin expresarnos. Para ello anunciamos, durante el mes de Noviembre10 la celebración de una Consulta Global sobre la Familia, pues es imperativo que de dicha consulta se elabore un comunicado sobre la situación actual de la familia, que desde la Alianza Evangélica Española ofrezca propuestas a la altura de los difíciles tiempos que corren. Hoy nos toca ser atalayas y voceros de nuestros tiempos.

Concluimos con la seguridad y fortaleza que nos da la Palabra: “Envía tu luz y tu verdad, estas nos guiarán”11. ¡Que así sea!

 

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1 Ap.22:13

2 Ap.2:10

3 Is.40:8

4 Is.5:20

5 Jn.14:6

6 Jn.8:44

7 Literalmente “evangelio”

8 Término acuñado por Polibio historiador griego del siglo II AC, y que literalmente significa “el gobierno de la turba”

9 He.6:19

10 Pendientes de especificar lugar y fecha exacta a tenor de cómo se desarrolle la vuelta a la normalidad

11 Sal.43:3  

Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Somos familia - Atalayas de nuestro tiempo