Hombres y mujeres ex homosexuales y ex transgénero de todo el país acudieron a la capital de los Estados Unidos para la segunda ‘Marcha por la Libertad’, donde proclamaron la libertad que han encontrado al abandonar las prácticas homosexuales y transgénero.

“¡Mira esto! ¡Esto es increíble! ¡Dicen que no existimos!”, declaró el autor y productor de documentales MJ Nixon, cofundador de la marcha, mientras muchos se reunían para tomar una foto de grupo. Alrededor de 200 participaron este año, lo que representa un aumento de veces la cantidad respecto al año pasado.

El ex transexual Jeffrey McCall inició el mitin en los terrenos del Monumento a Washington, explicando que nadie aquí se vio obligado a cambiar; “Fue el poder del Espíritu Santo y la gracia de Jesucristo que cayó sobre todos nosotros”.

Un testimonio tras otro, en su mayoría millennials, hablaron sobre su conversión personal a Jesús y la libertad que han encontrado en vidas dominadas por la homosexualidad activa.

Nuestra identidad está en Jesucristo

Ángel Colón, quien sobrevivió a la masacre del club nocturno Pulse en Orlando, Florida, donde murieron 49 personas, contó su terrible historia de conversión que comenzó esa noche hace tres años. 

“Mientras estaba tirado en el suelo habiendo recibido disparos, no podía moverme, y le dije al Señor: ‘No saldré muerto de este edificio esta noche’”, recordó Colón.

“Tú me prometiste que tengo un propósito en la vida. Le prometiste a mi mamá que el bebé dentro de su vientre era especial y [Tú] tenías un propósito para mi vida”, dijo. “No me voy de aquí muerto, Señor; Me voy de aquí con vida y cuando lo haga, te adoraré por el resto de mi vida”.

Colón ha mantenido su promesa a Dios, viajando por el mundo predicando sobre la libertad que ha encontrado en Jesucristo.

“Esa promesa no fue nada fácil, pero mire hoy”, dijo Colón. “Mire a todos estos vencedores aquí, celebrando que hay un cambio en Jesucristo”.

Colón explicó que el verdadero significado de liberación y libertad es poder mirar la tentación a los ojos y decir: “No te quiero, quiero a Jesús”.