Informe global 2021: la libertad religiosa está en grave peligro

26 países con 4.000 millones de personas (el 67% de la población global) vive en países con "grandes violaciones" a la libertad religiosa.

03 DE OCTUBRE DE 2021 · 08:00

Mapa del informe,libertad religiosa
Mapa del informe

Según el Informe de Libertad Religiosa en el Mundo 2021, la población mundial sufre cada vez más violaciones a su derecho a la libertad religiosa. El estudio refleja que el COVID-19 ha favorecido este deterioro. La libertad religiosa está en peligro.

El Informe de Libertad Religiosa en el Mundo se publica desde 1999 y cada 2 años lo realiza la fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN). El informe 2021 alerta que la religión es motivo de discriminación, marginación y persecución de millones de personas,

La población mundial se estima en 5.200 millones de personas y el 67% viven en países donde se producen graves violaciones a la libertad religiosa: esos habitantes pueden ser o discriminados o marginados o perseguidos por causa de su fe pertenecientes a todos los credos, aunque el cristianismo es la confesión más perseguida en el mundo.

Casi 4.000 millones de personas viven en los 26 países que entran en la categoría de los que sufren las violaciones con los casos más graves de la libertad religiosa, el 51%, de la población mundial. Millones de personas han huido de las regiones en conflicto, ya sea como desplazados internos o como refugiados en países vecinos.

Millones sufren graves violaciones de los derechos humanos de las que con frecuencia las víctimas son mujeres y niños. Millones de personas del África subsahariana se enfrentan a la miseria al verse obligadas a abandonar los campos y las pequeñas empresas tradicionales.

Luego, cuando los grupos armados impiden el acceso a la ayuda humanitaria, sobreviene el hambre; esclavizan a mujeres y niños, y a los varones los reclutan por la fuerza en las filas de los extremistas.

En los 36 países en los que no hay una libertad religiosa plena, ni ésta está garantizada por la Constitución, viven 1.240 millones de personas, 16% de la población del mundo. Las ilusiones de libertad resultado de la 'Primavera Árabe' (entre 2010 y 2012) se fueron desvaneciendo y los gobernantes aplicaron medidas restrictivas para controlar la ideología dominante y reforzar su intrusión sobre los líderes religiosos. Argelia, Túnez y Turquía funcionan como "pseudodemocracias híbridas" que permiten procesos electorales pero controlan quién se puede presentar para ocupar el cargo, cuánto tiempo puede permanecer en él y tienen la capacidad de modificar las leyes de reelección en beneficio propio.

 

Occidente, “en observación”

De Occidente sólo Venezuela, Nicaragua y Cuba están incluidos como países con discriminación religiosa.

Pero en este informe se ha introducido una nueva categoría, la de los países "en observación", donde se han observado factores de reciente aparición que preocupan por la repercusión que puedan tener sobre la libertad religiosa. La forma más tangible en que se manifiestan las características que llevan a esta categoría es el incremento de los delitos de odio por prejuicios religiosos contra personas y propiedades: delitos que van desde el vandalismo contra lugares de culto y símbolos religiosos, entre ellos mezquitas, sinagogas, estatuas y cementerios, hasta crímenes violentos contra representantes religiosos y fieles.

Naciones Unidas lanzó en septiembre de 2019 una iniciativa para proteger los lugares de culto, pero no ha surtido efecto en violentas manifestaciones de Iberoamérica, en las que los manifestantes que protestaban contra el Gobierno atacaban y destruían símbolos y propiedades religiosas (el caso de Chile). Otra situación preocupante en Occidente es que las leyes ya no protegen de forma significativa el derecho a la objeción de conciencia de los profesionales del cuidado de la salud en cuestiones relacionadas con el aborto y la eutanasia.

A quienes se gradúan en determinadas universidades confesionales se les deniega cada vez con mayor frecuencia el acceso a algunas profesiones. También en varios países están en peligro las disposiciones sobre el derecho de los grupos religiosos a gestionar sus propios colegios conforme a su ideario.

 

África y Asia, los peores

Casi la mitad de los países con casos graves están en África. En el África subsahariana la violencia ha estallado en toda la región con una ferocidad inimaginable: agricultores vs. pastores nómadas, agravados recientemente aún más a causa del cambio climático, la reciente pobreza y los ataques de bandas armadas de delincuentes.

En los 2 últimos años, los grupos yihadistas han consolidado su presencia en el África subsahariana y la región se ha convertido en refugio de más de 2 docenas de grupos que operan activamente en 14 países, algunos de ellos afiliados al Estado Islámico y a Al Qaeda.

En algunos Estados se sanciona la apostasía de la religión del Estado con la pena capital. En muchos países está prohibido hacer proselitismo entre personas que pertenecen a la religión del Estado: leyes contra la blasfemia silencian a la mayor parte de los grupos de fe.

En Asia la persecución de grupos religiosos proviene principalmente de dictaduras marxistas, afirma el Informe de Libertad Religiosa en el Mundo 2021. Aquí aparece una situación muy interesante. La fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) reporta al Vaticano, que a la vez, y quizás en forma hasta contradictoria, tiene una política de acercamiento con China, que es cuestionada por quienes insisten en que se basa en la aceptación implícita de irregularidades del Partido Comunista Chino. Sin embargo, el informe de la ACN afirma:

En China y Corea del Norte, la libertad de religión no existe, como tampoco los derechos humanos. En Corea del Norte la persecución se dirige contra cualquier grupo que desafíe el culto al semidios Kim Jong-un, y el trato a los cristianos es especialmente duro.

En China, de los 1.400 millones de habitantes, unos 900 millones se autoidentifican como seguidores de alguna espiritualidad o religión, y por ese motivo el control estatal es implacable. China ejecuta la vigilancia masiva, por medio de tecnología sofisticada de inteligencia artificial, un sistema social de crédito que recompensa y castiga el comportamiento individual, y la represión brutal de grupos religiosos y étnicos.

La ACN denuncia que el Partido Comunista Chino (PCCh) cuenta con uno de los motores estatales de control religioso más invasivos y efectivos actualmente en funcionamiento en cualquier parte del mundo.  Esto quiere decir: "programas de reeducación" coactivos que afectan a más de 1 millón de miembros de la etnia uigur, en su mayoría musulmanes, de la provincia de Sinkiang.

Otro gran desafío a la libertad religiosa en Asia procede de los crecientes movimientos de corrientes de nacionalismo étnico-religioso. Tal vez el ejemplo más explícito sea India, que alberga a una población hindú mayoritaria de cerca de 1.400 millones de personas, aunque también minorías religiosas, entre ellas musulmanes y cristianos. El Bharatiya Janata Party para mantenerse en el poder proyecta una visión cada vez más nacionalista y afirma que India solo es hindú. Millones de personas en Asia padecen el crecimiento del nacionalismo religioso mayoritario: desde Pakistán, de mayoría musulmana; a Nepal, de mayoría hindú; y Sri Lanka, Myanmar, Tailandia y Bután de mayoría budista.

En Pakistán, a las mujeres y las niñas de la «religión equivocada» se las secuestra, viola y obliga a cambiar de religión en las llamadas 'conversiones forzosas'. Los derechos de estas mujeres y niñas les son denegados de una forma tan radical que se convierten en esclavas o trabajadoras sexuales.

Turquía promueve el islam en todos los aspectos de la vida pública, ha intervenido en conflictos bélicos en Libia, Siria, norte de Irak y en la guerra entre Armenia y Azerbaiyán; y ha intentado influir en Albania, Bosnia, Kosovo y Chipre. Para casi una docena de países con relaciones amistosas con Occidente, en 2021 no ser musulmán conlleva un riesgo mayor que en el período anterior. Estados de Oriente Medio, del sur y del centro de Asia, y antiguos países soviéticos y naciones vecinas han aprobado leyes dirigidas a evitar la expansión de lo que consideran religiones extranjeras, y a prohibir el «islam no tradicional».

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