Adul, hijo de cristianos, uno de los niños rescatados en Tailandia

Es una de las 400.000 personas atrapadas en un limbo legal de “apátrida” en Tailandia. Fue el primero que saludó a los buzos que les descubrieron.

    Agencias · 10 DE JULIO DE 2018 · 23:00

    Imagen del 3 de julio pasado, tomada del video de la Marina Real de Tailandia, al encontrar a los niños,cueva Tham
    Imagen del 3 de julio pasado, tomada del video de la Marina Real de Tailandia, al encontrar a los niños

    Y al tercer día, se completó el milagro. La última de las tres misiones diarias para evacuar a los doce niños y su entrenador atrapados durante 18 días en la cueva inundada de Tham Luang, en el norte de Tailandia, ha concluido con éxito, en una carrera contra el agua y contra el tiempo y pese a abrumadoras dificultades técnicas.

    Los trece descansan esta noche a salvo en el hospital de la capital de provincia, Chiang Rai, para alivio de todo el país y la comunidad internacional que siguió la odisea de estos jóvenes —entre los 11 y los 16 años los niños, 25 el entrenador— con el alma en vilo.

    “No sabemos si ha sido un milagro, la ciencia, o qué. Los trece jabalíes (nombre del equipo de fútbol) están ya fuera de la cueva”, escribían en su facebook los buzos militares tailandeses

    Se estableció una gran operación de rescate para tratar de encontrar a los niños. Pero pasaron nueve días antes de que sus familias y el resto del país supieran que estaban vivos. Cientos de voluntarios y funcionarios habían establecido un campamento fuera de la cueva, pero una de las ofertas de ayuda más útiles provino de un pequeño equipo de buceadores británicos.

     

    EL SALUDO DE ADUL

    A las 9:40 pm del lunes 2 de julio, dos expertos buzos británicos emergieron de la oscuridad e iluminaron al monitor y los niños, todos delgados pero tranquilos e intactos.

    John Volanthen, de 47 años, y Rick Stanton, de 56, tuvieron una breve y conmovedora conversación que fue grabada en video y que ahora millones de personas han visto en todo el mundo.

    - "¿Cuántos son ustedes?"

    - "Trece", dijo Adul Samon, de 14 años, uno de los muchachos y portero del equipo de fútbol.

    - "Maravilloso."

    Más tarde, surgieron más detalles sobre Adul, quien recibió elogios por su habilidad para hablar cuatro idiomas: tailandés, inglés, birmano y chino, y por ser “muy educado”.

    "Lo primero que me viene a la mente cuando hablo de él es su amabilidad. Él le da un 'wai' (gesto de la mano tradicional) a cada maestro que pasa, cada vez ", dijo a AFP su instructora Phannee Tiyaprom en la Escuela Ban Pa Moead.

    Adul es del estado de Wa, un área autónoma en el noreste de Myanmar conocida por su tráfico de drogas. Al igual que muchos niños en el norte, sus padres, que son cristianos, lo enviaron, a una edad temprana, a obtener una mejor educación en el norte de Tailandia.

     

    NIÑOS APÁTRIDAS

    El drama de estos niños atrapados en las cavernas ha puesto de relieve la difícil situación de estos necesitados niños de las tierras altas de Myanmar.

    Adul es una de las más de 400.000 personas registradas como apátridas en Tailandia y atrapadas en un limbo legal que grupos como el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados están tratando de arreglar. Sin un certificado de nacimiento, tarjeta de identidad o pasaporte, Adul no puede casarse legalmente, obtener un trabajo o cuenta bancaria, viajar fuera de la provincia, poseer propiedad o votar.

    La desesperación de los padres pobres por lograr que sus hijos reciban una educación digna en estos lugares a veces es bastante notable.

    El gobierno tailandés ha estado educando a decenas de miles de niños migrantes, pero el proceso para otorgarles la ciudadanía y el estatus legal para los grupos de tribus de las montañas es terriblemente complejo y lento.

    Algunas de las áreas más pobres de Tailandia se encuentran en el extremo norte y se debe en parte a la guerra civil de 70 años en Myanmar y al intento aparentemente interminable del ejército birmano de estrangular lentamente a los grupos étnicos periféricos del país.

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