¿De veras darás tu vida por mí? Jn 13.36-38
Pedro insistió: “Maestro ¡yo daré mi vida por ti!”
22 DE SEPTIEMBRE DE 2024 · 08:00

Simón Pedro le preguntó: “Maestro, ¿a dónde vas?” Jesús le respondió: “No puedes seguirme adonde yo voy ahora. Me seguirás más tarde”.
Pedro insistió: “Maestro, ¿por qué no puedo seguirte ahora? ¡Yo daré mi vida por ti!”
“¿De veras darás tu vida por mí? La verdad es que antes que cante el gallo, me negarás tres veces”.
Continúa la conversación, y vemos a Pedro tomando la iniciativa en preguntar. En psicología hay lo que se llama actualmente, “mecanismos de defensa”.
Aunque hay diversas teorías sobre esto, y muchos cristianos no simpatizan con la psicología, podemos asegurar que, en la mayoría de las personas, en algún momento de sus vidas, se activó el mecanismo de “negación”.
La inteligencia artificial me indica lo siguiente: El mecanismo de negación es un mecanismo de defensa que consiste en no reconocer o enfrentar realidades complicadas o conflictos, o en negar su existencia o relevancia. Se trata de un proceso inconsciente que puede proteger a la persona de la ansiedad o el malestar.
Sería, en palabras simples, una protección hacia situaciones que generan miedo, estrés, angustia.
Estemos o no estemos de acuerdo con esta teoría, a mí me ha pasado muchas veces, de que mi mente me dice: “esto no está pasando”, o “esto no pasará nunca”, o también me ha pasado, que de repente mi mente queda en blanco, ante una situación difícil.
Aquí vemos a Pedro, que pareciera que olvidó todo lo que Jesús dijo entre los capítulos 10 al 12. O no prestó atención a lo que Jesús decía, o su mente de repente se quedó en blanco.
Y pregunta a Jesús a dónde se va... y Pedro escucha lo que su mente no quería escuchar.
Y Pedro va encontrando justificativos a la respuesta de Jesús, diciendo que él sí lo seguiría y que hasta daría su vida por Jesús.
Pienso que todos somos muy parecidos a Pedro. Todos estamos seguros de que siempre seremos fieles al Señor, que siempre obedeceremos su voluntad, que nada en el mundo se interpondrá entre Jesús y nosotros...
Y a la mayoría, no sé si ustedes, pero por lo menos yo, que... ante el menor problema, estamos buscando nuestras propias soluciones, y cuando estas no funcionan, entramos en desesperación, y ni siquiera sabemos de repente cómo pedir ayuda a nadie.
Ese “no puedes seguirme ahora”, ... “pero me seguirás más tarde”, es una respuesta que no entra en nuestra cabeza. Los seres del siglo XXI somos personas que todo lo queremos “ya”, “ahora”, y parece que Pedro también era así.
Esa respuesta de Jesús, es exactamente la misma que le dio a Pedro en 13.6-7: “- ¿Y tú, Señor, ¿me vas a lavar los pies a mí?... - Ahora no entiendes lo que estoy haciendo, pero lo entenderás más tarde – le respondió Jesús”
Pareciera que Pedro, además de olvidadizo, era un poco apresurado... Y a veces también abría la boca sin pensar mucho. No tenía suficiente paciencia aguantar el “ahora” y esperar el “más tarde”, dice Slade en la página 288 del Comentario.
Aunque seguro de sí mismo, Pedro no estaba preparado para poner su vida por Jesús, aunque la tradición señala que al final de su vida murió en una cruz, dando su vida por su fe en Jesús, pero boca para abajo.
Luego, más adelante, veremos a un Pedro que no está dispuesto a morir por Jesús, sino que utiliza la violencia, sacando su espada y cortando la oreja de Malco. Veremos a Pedro negando a Jesús, y luego lo veremos escondido, muerto de miedo.
Pedro debía ser transformado por Jesús, su corazón debería ser cambiado. De alguna manera, pienso yo, la mayoría de nosotros, tenemos que ser aún transformados en nuestra mente por el Señor. La justificación, la santificación y la glorificación son procesos inmediatos e instantáneos, que ocurren al poner nuestra fe en Jesús. Pero la transformación de nuestra mente y nuestro carácter tiene un proceso.
Pedro amaba a Jesús, él era un fiel seguidor de Jesús, auténtico seguidor, y muy comprometido. Pero su mente, su visión, su carácter lo traicionaron. Su confianza en sí mismo traicionó a Pedro.
Por eso, cualquier cristiano genuino, puede padecer de negación. Y también puede padecer de una autoconfianza exagerada. A mí me pasó y aún me pasa.
Y esto nos pasa en diferentes áreas de nuestra vida. Pero el Señor nos dice, “lo entenderás más tarde”.
De lo que estoy seguro, es que para lograr entender lo que Jesús nos quiere decir, no necesitamos de un psicólogo. Y posiblemente no necesitamos de ningún consejero. Tampoco necesitamos de un comentarista de la biblia.
Pienso que necesitamos más de Jesús. En Apocalipsis, en el mensaje a Laodicea, dice: Compra colirio para que te lo pongas en los ojos y recobres la vista.
Tenemos que pasar muchas veces el mismo proceso de Pedro, donde nos olvidamos, donde nuestra mente niega algunas cosas, donde incluso fallamos y negamos al Señor, y luego, más tarde, lograr entrar en razón, abrir los ojos y recobrar el verdadero sentido de las cosas.
En este proceso, claro, debemos comprender y aceptar el plan de Dios de justificarnos por la fe en Jesucristo, y esto nunca es por las obras. Entender la justificación por la fe, nos quita el peso de pretender ser lo que no somos. Únicamente podemos ser perdonados y podemos seguir a Jesús, cuando nos damos cuenta de lo malo que somos, de lo torpes y estúpidos que somos.
Y allí comienza el camino de la restauración y la transformación. Y ojo, no es que luego vivimos una vida sin pecar. Aun así, continuó siendo un torpe y un bocón, y Pablo lo tuvo que recriminar severamente. Pero ya no era tan torpe como en Juan capítulo 13.
Hasta aquí, ¡Bendiciones! Y hasta la próxima.
Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Pytheos - ¿De veras darás tu vida por mí? Jn 13.36-38