El centro de la cosmovisión anabautista: el Señor Jesucristo
Quién es Jesús en las iglesias de orientación anabautista tiene relación directa con el andamiaje sencillo de su fe.
21 DE JULIO DE 2024 · 08:00
Pilares de la fe anabautista (3)
Como movimiento, el anabautismo no tiene un credo o confesión de fe sistemática; y si alguna iglesia o persona lo ha hecho, posiblemente no ha entendido mucho sobre la forma como entendemos y aplicamos las Escrituras.
Repasando; habíamos visto en los artículos anteriores 2 pilares de nuestra fe:
- La libertad individual y personal de elegir libre y voluntariamente, sin obligación, en aspectos relacionados con la fe y prácticas espirituales (libertad de conciencia y de religión). Practicamos y defendemos hasta las últimas consecuencias la separación absoluta entre la iglesia y el estado. Creemos que la fe es un don de Dios, por lo tanto, no puede ser impuesta sobre un ser humano por ninguna fuerza externa ni por ningún tipo de ley. Tampoco nadie debería unirse a la iglesia procurando “tener más poder”, ya sea político, económico o religioso.
- La asociación de la iglesia con el estatus, riqueza y fuerza es inapropiada para los seguidores de Jesús y daña su testimonio. La comunidad es el centro de la vida de los creyentes bautizados y comprometidos con Jesús y la iglesia. Las iglesias de origen anabautistas son congregacionalistas, donde la lectura y la interpretación de la Biblia se realiza entre todos los miembros, llegando a conclusiones por consenso, dirigidos por el Espíritu Santo. No existe un liderazgo jerárquico, sino roles en base a los dones que cada miembro haya recibido.
Si bien ya hemos tocado vagamente en el artículo anterior sobre la iglesia, creo que debemos reforzarlo, ya que el punto de quién es Jesús en las iglesias de orientación anabautista, tiene relación directa con el andamiaje sencillo de nuestra fe.
Y quiero recalcar la palabra sencillo. Teniendo en cuenta la historia del movimiento anabautista en 500 años, debemos señalar que no hemos tenido mucho tiempo para armar esquemas de fe complejos. No tenemos ningún tipo de teología sistemática anabautista. No hemos tenido tiempo siquiera de esbozar algún tipo complejo de liturgia anabautista. Ni mucho menos hemos tendido tiempo de elaborar algún tipo de escatología anabautista.
Toda nuestra fe no depende de discursos apologéticos, ni en brillantes predicadores con una homilética extraordinaria.
Y yo pienso que el que quiera ir un poco más allá, buscando nueva luz en otros sistemas de interpretación bíblica, luego de un tiempo volverá frustrado, ya que nuestra naturaleza anabautista nos impide complicarnos la vida en cuestiones muy teórica. No estoy sugiriendo que todos deberíamos estancarnos en un solo sitio, y cerrar nuestra mente a las preguntas existenciales que todos tenemos. Pero muchas veces uno se estrella contra una pared, simplemente buscando algo que está allí, dando vueltas y vueltas, sin buscar lo sencillo y simple del evangelio.
Cristo como Centro
Los anabautistas, como todos los creyentes, reivindicamos la centralidad de Jesucristo y afirmamos el poder redentor de su muerte y resurrección.
Puesto que creemos que Jesús es quien dice ser, los anabautistas lo reconocemos no sólo como Señor de nuestras vidas, sino también como Señor de la Biblia. Por tanto, leemos las Escrituras cristocéntricamente (todo en la Biblia nos lleva a Jesús).
Uno de los libros preferidos por muchos de los primeros anabautistas, aparte de la Biblia, fue “Imitación de Cristo” de Tomás de Kempis. Por lo tanto, hay una cierta orientación de la “espiritualidad” centrada en la práctica de la lectura de los evangelios, con una preferencia muy interesante en la ética del Sermón del Monte (Mateo 5 al 7).
Leer las Escrituras de manera Cristocéntrica significa leerlas todas a la luz de Cristo.
- Nos centramos en temas como el Reino proclamado por Jesús, el amor a los enemigos, el cuidado de los pobres y oprimidos, el llevar la cruz, el servicio y la entrega.
- No es nuestra prioridad andar haciendo teología sobre doctrinas que no son vitales para el mensaje de Cristo.
- En el Antiguo Testamento, lo vemos presente en la creación y escuchamos que los profetas hablan de él. Por lo tanto, leemos el Antiguo Testamento en perspectiva, sabiendo que Cristo ha cumplido gran parte de él y que ahora vivimos en un Nuevo Pacto “basado en mejores promesas”.
- En un sentido similar, entendemos que las epístolas del Nuevo Testamento se basan en Cristo y sus enseñanzas y deben leerse a la luz de ese fundamento.
- Comprendemos las Escrituras con mayor claridad a través de la perspectiva de Jesús. ¡Jesús enmarca nuestra cosmovisión!
Muchos critican a los teólogos anabautistas diciendo que son demasiado sencillos, y que debieran ir un poco más profundo. Algunas personas prefieren lo complejo, explicando textos enigmáticos, saltando de aquí para allá, para que al final de todo, la gente piense: “pero que gran teólogo, que extraordinario pensador, cuánto sabe…”
No digo que entre los anabautistas no existen académicos. Sí que lo existen, pero la sencillez del mensaje anabautista ha desesperado a mucha gente, que quiere recibir alguna cuestión más complicada.
Dan Zigler lo expresa de esta manera:
A lo largo de la historia del cristianismo, las Escrituras se han utilizado para justificar todo tipo de doctrinas e ideas favoritas. Para los anabautistas, cualquier conclusión extraída del Antiguo o Nuevo Testamento que no pase “la prueba de Jesús” debe ser reconsiderada. Por ejemplo, cuando escuchamos a los cristianos usar las Escrituras para justificar ideas como el evangelio de la prosperidad, la participación en la guerra o la religión cívica, sopesamos estas conclusiones frente al testimonio de Jesús y encontramos que estas interpretaciones (no las Escrituras en sí) son deficientes…
DL Moody dijo:
“La mejor manera de demostrar que un palo está torcido no es discutir sobre él o perder el tiempo denunciándolo, sino poner un palo recto a su lado”.
Los anabautistas hemos aprendido que poner cualquier doctrina al lado de las enseñanzas y el ejemplo de Jesús es clave para alcanzar “la medida de Cristo”
De este modo, todos llegaremos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a una humanidad perfecta que se conforme a la plena estatura de Cristo. “Así ya no seremos niños, zarandeados por las olas y llevados de aquí para allá por todo viento de enseñanza y por la astucia y las artimañas de quienes emplean métodos engañosos. Más bien, al vivir la verdad con amor, creceremos hasta ser en todo como aquel que es la cabeza, es decir, Cristo…” (Efesios 4. 13-15)
Jesús, la lente a través de la que vemos a Dios
Menno Simmons no fue el fundador, sino un unificador clave del movimiento anabautista del siglo XVI. Su lema era 1 Corintios 3.11: “Nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo”.
Este texto bíblico se repetía a lo largo de sus escritos. El enfoque Cristocéntrico era el elemento fundamental de su fe personal y de la fe del movimiento anabautista.
Jesús fue el centro de la fe anabautista en sus orígenes, y al llegar a los 500 años deberíamos centrarnos en volver a centrarnos en Jesús.
“Jesucristo es el fundamento”
Y esto marca nuestra manera de entender cualquier otra cuestión de la Biblia. La fe centrada en Jesús moldea nuestra comprensión de la autoridad y la interpretación bíblica.
Y aquí viene algo muy importante sobre cómo interpretamos la Biblia: Reconocemos que no todos los textos bíblicos tienen el mismo peso de autoridad para la comunidad cristiana. Jesús es la lente interpretativa a través de la cual leemos toda la Biblia.
Zingler lo explica de una manera muy interesante:
Con una perspectiva de interpretación bíblica centrada en Jesús, si hay un desacuerdo entre cualquier texto de la Biblia y Jesucristo, Jesús gana. Jesús es la carta de triunfo en cualquier conflicto de interpretaciones con respecto a los textos bíblicos. Esta interpretación centrada en Jesús está expresada por el autor de Hebreos:
“Dios, habiendo hablado muchas y de diversas maneras en el pasado a nuestros antepasados por medio de los profetas, en estos últimos días nos ha hablado por medio de su Hijo, a quien designó heredero” (Hebreos 1.1-2).
Esta perspectiva anabautista o centrada en Jesús de la interpretación bíblica es distintiva y tiene un profundo impacto en nuestro enfoque de la Biblia.
Ya voy a ir concluyendo, con un par de ideas más.
Si quisiéramos resumir la teología anabautista a dos expresiones de forma sistemática, esto sería algo más o menos así:
1. Jesús es nuestro ejemplo, nuestro maestro, nuestro amigo, nuestro redentor y nuestro Señor. Es la fuente de nuestra vida, el punto de referencia central para nuestra fe y estilo de vida, para nuestra comprensión de la iglesia y nuestro compromiso con la sociedad. Nos comprometemos a seguir a Jesús y a adorarlo.
2. Jesús es el punto central de la revelación de Dios. Estamos comprometidos con un enfoque centrado en Jesús de la Biblia y con la comunidad de fe como el contexto principal en el que leemos la Biblia y discernimos y aplicamos sus implicaciones para el discipulado. Fijemos la mirada en Jesús, el autor y consumador de nuestra fe. Hebreos 12.2
Cualquier cuestión que salga de esto, para nosotros es simple y mera especulación teológica.
Hasta aquí por hoy. La semana que viene trataremos del último pilar de la fe anabautista, el pacifismo radical.
Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Pytheos - El centro de la cosmovisión anabautista: el Señor Jesucristo