¿Quién es el pastor verdadero? (Jn 10.1-21)

El lobo, el pastor, el portero y la puerta.

24 DE MARZO DE 2024 · 08:00

Patrick Schneider, Unsplash,pastor ovejas
Patrick Schneider, Unsplash

La semana pasada hemos analizado la comunicación de los falsos pastores, y hoy nos toca analizar la comunicación dentro del rebaño y con el verdadero pastor.

Para ello vamos a situarnos en la actividad pastoril, en el contexto de Israel en el siglo I. Algunas palabras clave:

  • El redil
  • Las ovejas
  • La puerta del redil
  • El cerco del redil
  • El pastor de las ovejas
  • El portero
  • Los pastos
  • Los ladrones, bandidos, los extraños y los asalariados
  • El lobo
  • Otras ovejas
  • La voz del pastor

 

El tema del lobo

Si bien, esto es únicamente una metáfora o ilustración, creo que en el cristianismo se ha utilizado en abundancia esto relacionado con la iglesia cristiana. Recuerdo que cuando era niño teníamos que disfrazarnos de ovejitas, y paradójicamente mi nombre es Wolfgang, literalmente, un lobo caminando. 

Si bien nunca en mi vida he visto a un lobo en vivo y en directo, tienen fama de astutos. Los lobos son conocidos por su agudo sentido del olfato, excelente oído, y visión binocular. Pueden cazar tanto de día como de noche gracias a su agudo sentido del olfato y a su visión aguda para poca luz. Otras características son la vigilancia y la precaución que tienen.

La Biblia describe al lobo como malvado y destructor. La ferocidad del animal se llega a citar hasta quince veces. Desde el Génesis, el lobo se presenta como un animal que hiere y devora a su presa.  Isaías evoca un mundo ideal, es uno donde “el lobo habitará con el cordero y el leopardo se recostará junto al cabrito; el ternero y el cachorro de león pacerán juntos, y un niño pequeño los conducirá”.

Es interesante que los lobos viven en manadas y se comunican entre ellos de manera muy interesante.

No he encontrado un comentario que me indique, si aquí el lobo representa a Satanás, a los demonios o a seres humanos malvados. Pienso yo que simplemente estas figuras literarias representan a las fuerzas del mal. En mi lectura del texto, veo cuestiones muy comunes de la vida rural del tiempo de Jesús. No deberíamos idealizar al lobo con el cuento de Caperucita Roja. Sí es interesante pensar también en la metáfora de lobo disfrazado de cordero.

Pienso que el texto indica en cierta medida el llamado a las ovejas a estar atentos a la voz del pastor, ya que existen diversas voces engañadoras, o que procuran engañar.

 

El pastor, el portero y la puerta:

En esto, Jesús es todo para las ovejas:

  • La puerta y el portero:

Jesús es la verdadera entrada al redil espiritual. Solo mediante Cristo formamos parte del rebaño. Los que presentan otro método para llegar a Dios son falsos pastores. La puerta está abierta para todo el que desee entrar.

Aquí tenemos varias figuras del lenguaje que utiliza Juan. En Jesús también además de pastor, él también representa la puerta, el portero, como también posiblemente las demás figuras, el cercado y también los pastos. En Jesús encontramos todos los elementos que nos pueden dar seguridad, crecimiento y vida abundante.

Desde hace una semana me toca estar en el equipo de ujieres de mi iglesia una vez al mes. Cuando yo era niño, mi padre era el jefe de diáconos, que en la iglesia a la que yo iba, requería tener un equipo de personas que se encarguen de que todo funcione durante las reuniones. Por ejemplo, llegar una hora antes, abrir el templo, prender las luces, los ventiladores, el equipo de sonido, ver que cada cosa esté en su lugar, recibir a las personas al entrar al templo, repartir los boletines, juntar las ofrendas, y cuidar que todo funcione correctamente. Al terminar la reunión, saludar a las personas, y todo a la inversa, ver si alguien se olvidó de algo, contar las ofrendas y hacer el acta, cerrar las ventanas y puertas, apagar el equipo de sonido, las luces, los ventiladores, etc. etc.

Como siempre estaba con mi padre, hasta medio que me sabía perfectamente todo lo que tenía que hacer el portero. Y el ujier, o el diácono no es solo el que está parado en la puerta. Va mucho más allá. Jesús se encarga de todos los detalles relacionados al redil. No veo muy saludable que una persona cumpla todas las funciones en una iglesia. Eso es matar a una iglesia. Pero en el tema de la salvación, Jesús cumple todas las funciones, y únicamente él es suficiente para dar seguridad y salvación.

 

  • El Pastor

Y aquí de nuevo, el verdadero y único Pastor es Jesús. El Pastor de los pastores.

Y todos los creyentes somos algo así como sub-pastores, siervos, bajo la cobertura del Verdadero Pastor en áreas donde él nos ha llamado a pastorear.

Pienso que aquí, en el contexto de Juan 9 y 10, el rol del Pastor, y también del “sub pastor” es curar a la oveja enferma, o lastimada. En general, es sabido que las ovejas tienen buena audición, pero muy mala vista, y son un poco torpes. Si se alejan, pueden perderse fácilmente, y son muy asustadizas, temerosas, digamos, bastante dependientes de que alguien las esté vigilando, guiando, acompañando.

Cuando era chicos, no sé de dónde saqué esto, pero me imaginaba a David cuidando las ovejas y componiendo salmos con una pequeña arpa... Ya vi que la Biblia no dice nada de eso; creo que una profetisa de la iglesia lo dijo. Pero bueno, sería bueno que los pastores sepan cantar músicas y tocar algún instrumento (esto ya es locura mía).

 

Lo que vemos del buen pastor en el texto:

  • Es bueno
  • Entra en el redil por la puerta que corresponde
  • Las ovejas reconocen la tierna voz del pastor
  • Llama por nombre a las ovejas, conoce a cada una
  • Saca a las ovejas del redil
  • Va delante de las ovejas
  • Las ovejas siguen al pastor, reconocen su voz
  • Da su vida por sus ovejas
  • Nadie puede arrebatar a las ovejas del pastor
  • Tiene otras ovejas que no son de este redil

Vemos en el texto mucha comunicación. Es interesante contrastar la comunicación entre los actores de esta ilustración.

Tal vez los niños o los jóvenes de su iglesia pueden representar Juan 10, las ovejas, el verdadero pastor, los falsos pastores, los ladrones y bandidos, y el redil.

Lo más notorio, pienso yo que, si alguien en el teatro debe imitar a los falsos pastores, estos debieran amenazar, gritar, insultar, tratando de que las ovejas les obedezcan.

Y si hay que representar a los ladrones y bandidos (salteadores), eso es fácil, de estos está lleno el mundo.  

Me llama mucho la atención el énfasis en que el verdadero pastor conoce a sus ovejas y está dispuesto a dar su vida por ellas.  

Hay un himno antiguo que me viene a la mente, compuesto por Mary B. Wingate, una sencilla mujer bautista que vivió en el campo muchos años de su vida, y que compuso en 1899 esta hermosa letra:

Ama el Pastor a las ovejas

1. Ama el Pastor las ovejas, con un amor paternal.

Ama el Pastor Su rebaño, con un amor sin igual.

Ama el Pastor Sus corderos que descarriados están,

y conmovido los busca por dondequiera que van

2. Ama el Pastor Sus corderos, con infinito amor,

los que a veces, perdidos, se oyen gemir de dolor.

Ved al Pastor, conmovido, por los collados buscar.

Vuelven ya todos gozosos; salvos por Él se verán.

3. Ama las noventa y nueve que en el aprisco guardó.

Ama la que, descarriada, por el desierto dejó.

¡Oye! La voz del Maestro llama con tierno amor:

“¿No buscaréis mis ovejas, las que padecen dolor?”

4. Son deliciosos Tus pastos, quietas Tus aguas, Señor.

Henos aquí, oh Maestro; Tu comisión danos hoy.

Haznos obreros fervientes; llénanos de Tu amor

por las ovejas perdidas de Tu redil, buen Señor.

En nuestro país está creciendo la cría de ovejas, y me gustaría analizar de cerca más su comportamiento. Posiblemente ya los pastores de hoy en día no son lo mismo aquí que en tiempos de la Biblia. En algunos lugares las crían por la lana, y en otras por la carne.

Pero finalmente, esto es simplemente una metáfora, una ilustración.

Tal vez hoy se podría comparar al reino de Dios como una maestra de jardín de infantes y sus pequeños alumnos; o tal vez como guía de senderismo y los caminantes; o tal vez con un guía de alpinismo, y su grupo de alpinistas.

Sea cual sea la metáfora que prefiramos, siempre, el amor del guía es fundamental, una correcta comunicación, una actitud de alerta ante las amenazas, y una disposición de dar la vida por aquellos que están bajo su cuidado.

Hasta aquí.

La semana que viene seguiremos un poco más con Juan 10. ¡¡Bendiciones!!

 

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Observación: Seguimos analizando el Comentario Bíblico Iberoamericano, El Evangelio de Juan, de Stan Slade. Ediciones Kairós, págs. 211 a 244

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