Primeros intentos de detener a Jesús (Jn 7.25-36)
En el versículo 25 notamos que los habitantes de Jerusalén ya estaban al tanto de que querían matar a Jesús.
15 DE OCTUBRE DE 2023 · 08:00

Vimos en el artículo anterior que Jesús iba dando pasos con precaución ya que sabía que había un plan por parte de los dirigentes del pueblo, de detenerlo y si fuera necesario destruirlo.
En el versículo 25 del capítulo 7 del evangelio de Juan notamos que los habitantes de Jerusalén ya estaban al tanto de que querían matar a Jesús. Tal vez los judíos de otras partes no tenían conocimiento de esto.
A muchos les pareció raro de que Jesús andaba enseñando libremente. Satíricamente muchos se preguntaban si las autoridades se habían convencido de que Jesús era el Mesías (v.26).
Otro comentario referente a Jesús, se presenta en el v. 27: Nosotros sabemos de dónde viene este hombre, pero cuando venga el Cristo nadie sabrá su procedencia.
En el Comentario Bíblico Iberoamericano del Evangelio de Juan, por Stan Slade, en la pág. 174 dice literalmente: Entre las muchas expectativas y teorías diferentes acerca del Mesías, existía la idea de que éste sería desconocido (incluso ni él lo sabría) hasta que recibiera la unción de Elías y entrara en funciones. Jesús no cumplía ese requisito, porque ya era conocido. Por otro lado, muchas personas pensaban que ese problema no valía mucho frente a las obras que Jesús estaba realizando (v. 31). De paso, podemos notar que estos últimos aparentemente se basaban en otra expectativa mesiánica: como Moisés se identificó con señales milagrosas, también el Mesías – como segundo Moisés encabezando un segundo éxodo – se edificaría con señales de este tipo.
Jesús indica que, en su mayoría, todos estaban equivocados en sus percepciones, en sus expectativas y en sus pensamientos. Por eso Jesús, que seguía enseñando en el Templo, exclamó: —¡Conque ustedes me conocen y saben de dónde vengo! No he venido por mi propia cuenta, sino que me envió uno que es digno de confianza. Ustedes no lo conocen, pero yo sí lo conozco porque vengo de parte suya y él mismo me ha enviado (7. 28 y 29).
Y Slade agrega: Hay mucha ironía en este párrafo… ¿Me conocen y no saben de dónde vengo?... Vez tras vez en esta gran sección (capítulos 7 al 10), este es el punto central del debate: Jesús, venido de Dios y rumbo a Dios, nos comunica verdaderamente la revelación de Dios.
El evangelista Juan cierra esta sección de la siguiente manera: Los fariseos oyeron a la multitud que murmuraba estas cosas acerca de él y, junto con los jefes de los sacerdotes, mandaron unos guardias del Templo para arrestarlo.
—Voy a estar con ustedes un poco más de tiempo —afirmó Jesús—, y luego volveré al que me envió. Me buscarán, pero no me encontrarán, porque adonde yo estaré ustedes no pueden ir.
«¿Y este a dónde piensa irse que no podamos encontrarlo? —comentaban entre sí los judíos—. ¿Será que piensa ir a nuestra gente dispersa entre las naciones para enseñar a los que no son judíos? ¿Qué quiso decir con eso de que “me buscarán, pero no me encontrarán” y “adonde yo estaré ustedes no pueden ir”?» (7. 32 a 36).
Evidentemente molestaba mucho a los dirigentes
- Que la gente siguiera debatiendo en voz baja.
- Que la gente tuviera tanto interés en la persona de Jesús.
- Lo que Jesús decía, su mensaje.
- Y se molestaban extremadamente porque ellos mismos no podían o no querían entender lo que Jesús estaba enseñando.
La invitación de Jesús a las personas como a los dirigentes era que lo buscaran ahora, en ese momento, ya que luego no tendrían oportunidad de hacerlo.
Finalmente ellos deciden rechazar la oportunidad de recibir a Jesús, lo intentan atrapar, incluso ya estaban pensando en matarlo, y su reacción inmediata es burlarse de lo que Jesús está diciendo.
¿Será que piensa ir a nuestra gente dispersa entre las naciones para enseñar a la gente dispersa entre las naciones, para enseñar a los griegos?
Los primeros lectores de Juan, griegos y judíos de la dispersión no podrían haber resistido una sonrisa frente a esta ironía monumental. Las autoridades no entendían ni lo que dijo Jesús, ni la profecía inconsciente que ellos mismos pronunciaron (Slade, pág. 175).
Realmente me gusta mucho el estilo de ironía que aparece en el texto, ya que en mi hablar cotidiano, me habitué a usar frases irónicas. Yo no creo que todos los seres humanos debiéramos hablar igual, ni que todos los cristianos debiéramos utilizar el estilo de Jesús. Pero suelo observar a algunas personas cuando yo expreso alguna ironía exagerada.
Pienso también que debiéramos ser cuidadosos si nos con encontramos personas muy sensibles o débiles espirituales. No siempre debemos decir algo tan directo como para matar a las personas con nuestra lengua. Pero creo que como aquí, personas aferradas al poder, gente maliciosa, gente ponzoñosa, no hay que temer en decir las cosas de manera bien directa.
Hasta aquí; bendiciones y ¡hasta la próxima!
Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Pytheos - Primeros intentos de detener a Jesús (Jn 7.25-36)