Pensar, pensar, pensar
El gran desafío de los evangélicos que quieren hacer política en América Latina (por supuesto, es mi opinión).
19 DE FEBRERO DE 2021 · 08:00

Lo digo así: tenemos la mejor gente, la más capaz, más honesta y que, de verdad, aman a Dios y a la Patria donde viven. Son los que se emocionan cuando cantan el himno de su país, se enfurecen por la impunidad de los corruptos, y también los que trabajan para influenciar y provocar un cambio real en sus gobiernos.
Sin embargo, las elecciones en sus países muestran que…. no existimos. El electorado nacional no nos ha tomado en cuenta todavía. Y siguen votando, la mayoría de las veces, a los mismos que históricamente son los causantes de los desastres sociales y económicos en sus países.
Propongo, futbolísticamente hablando, parar la pelota, demorar unos instantes la jugada, y mirar la cancha para analizar la posición de los jugadores, y pensar cuál puede ser la mejor jugada a realizar. La que nos lleve a la victoria y sanidad integral de nuestras naciones.
Propongo:
- Pensar definitivamente en la política como campo misionero, y desde allí, asumir que es FUNDAMENTAL conocer su idioma y cultura. No puede haber “Aménes y Glorias” en los recintos gubernamentales. No es el lugar. Qué estén en nuestros espíritus y corazones, pero que no estén en nuestras acciones de gobierno.
- Pensar en que el electorado no vota iglesias, ni doctrinas, ni posturas teológicas. El electorado necesita conocer planes de gobierno en todos los temas. La iglesia apoya, pero no es figura central del accionar público político. No institucionalmente. Respalda personas, candidatos. Pero ello misma no es candidata. No puede.
- Pensar en salir de la trampa del enfoque en las cuestiones ProVida. Seamos sinceros amigos, lo ProVida no da de comer a los pobres, ni resuelve la corrupción generalizada de la sociedad. Obvio que es importante, y fundamental en nuestros valores, pero no funciona nuestra propuesta política si sólo hablamos de esto.
- Pensar en cómo establecer Alianzas electorales unidos en lo fundamental, y tener paciencia en lo secundario. El llanero solitario evangélico no alcanza a conseguir los votos necesarios. Abrir la mente a que las listas “puras” no son posibles, al menos en este tiempo.
- Pensar en cómo conseguir el dinero que se necesita para estos desafíos. Muchos oran por la transformación de sus países pero no ponen una moneda para apoyar a gente de bien que es llamada a hacerlo. Prioricemos. Ya gastamos millones en conciertos, cruzadas, etc. Gastemos millones en sostener plataformas serias y coherentes con candidatos profesionales. Gastemos millones en ellos.
- Pensar en cómo entrenar regionalmente a los llamados a esta tarea. Considero que hay temas transversales en la región que deberían ser enseñados y estudiados por todos. Corrupción, economía, medio ambiente y educación, por nombrar algunos de ellos que tienen puntos en común en todos los países. Tenemos que crear un Instituto Regional para América Latina.
- Finalmente, pensar en armonizar el esfuerzo de las instituciones serias que trabajan estos temas en toda América Latina. Propongo un gran encuentro de este liderazgo. Abierto, con espíritu humilde para aprender del otro, y humilde para compartir las herramientas. Todos los políticos, aún los mas corruptos nos dicen continuamente: “si ustedes se unen, pueden cambiar el país”. Somos nosotros los que no queremos. Demasiados egos y vanidades nos impiden sentarnos a la gran mesa de la acción política latinoamericana.
Pensar, seriamente, en cómo hacer política pero en serio, puede cambiar nuestros pueblos para siempre. Estoy totalmente convencido.
Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Pensando la política - Pensar, pensar, pensar