Cuando hay prosperidad: ¿es para todos?

La prosperidad es motivo de gratitud y oración, pero no conformista, sino subversiva y revolucionaria clamando por justicia social.

    22 DE JUNIO DE 2025 · 08:00

    Micheile Henderson, Unsplash,dinero florece, dinero crece
    Micheile Henderson, Unsplash

    La República Dominicana ha sido reconocida como el quinto país más próspero de América Latina. Esta noticia merece celebrarse. Sin embargo, en medio del entusiasmo, es imprescindible asumir una postura crítica sobre el verdadero alcance y la distribución de esta prosperidad.

    Cuando hablamos del Estado dominicano —entendido no solo como el gobierno, sino como la sociedad en su expresión más auténtica y representativa— debemos asumir el desafío de transformar el crecimiento económico en un bienestar real, amplio e inclusivo.

    No se trata de promover el colectivismo fallido que simplemente redistribuye sin generar capacidades ni oportunidades, sino de diseñar políticas que fomenten la equidad, la participación y la integración de todos los ciudadanos dominicanos en la dinámica del desarrollo.

    El compromiso debe enfocarse en generar condiciones para que un mayor número de dominicanos accedan a los beneficios del progreso. Esto implica emplear todos los recursos disponibles para mejorar los servicios públicos esenciales, crear oportunidades, y desarrollar un entorno donde las riquezas, lejos de ser motivo de desigualdad, nos unan y fortalezcan nuestros valores humanos.

    Es urgente despertar del letargo burocrático y legislativo con leyes que impulsen la seguridad social, así como promover reformas que garanticen condiciones laborales más justas, una educación de calidad, un sistema de salud digno y un hábitat verdaderamente humano.

    Las iglesias y los líderes cristianos tienen también una gran responsabilidad.

    En este contexto de prosperidad, es crucial impulsar una agenda ética que oriente la administración de la riqueza hacia el bien común. Esta es una oportunidad para que cada dominicano experimente los frutos del desarrollo de manera proporcional a sus capacidades y competencias.

    Sí, esta prosperidad es motivo de gratitud y de oración.

    Pero con motivo de ello la oración que levantemos no debe ser una oración conformista, sino una oración subversiva y revolucionaria que clama por justicia social, y que cree —y proclama— que un mundo mejor para todos no solo es deseable, sino posible.

    Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Para vivir la fe - Cuando hay prosperidad: ¿es para todos?

    0 comentarios