Martín Lutero

Los cambios que arrastró la Reforma han tenido una enorme influencia en las instituciones políticas, en las creencias, en la formación de las naciones de Occidente y en toda la cultura.

31 DE OCTUBRE DE 2020 · 08:00

Martín Lutero,Martín Lutero
Martín Lutero

La figura de Lutero no solo transcendió entre sus contemporáneos, sino que también impactó en todos aquellos que reconocen en la Reforma del siglo XVI una señal importante del nacimiento del mundo moderno.

Hoy más que nunca, Lutero sigue presente en el conflicto de las ideas de nuestro tiempo, aunque la parte del pueblo que tiene algún conocimiento sobre él, tiende a mirarlo con cierta sospecha y desdén.

Sus adversarios lo describen como un intrépido disociador que dio inicio a la división de la Iglesia y de prácticamente toda Europa, razón por la que no le han ahorrado denuestos, vituperios ni descalificaciones.

Lo han tildado de demente, de endemoniado, de calumniador y mentiroso. Sus partidarios lo aclaman como un monje audaz que a golpes de fe y convicción atacó la hegemonía del poder papal y la cultura eclesiástica de su época.

Pocos, entre quienes no comparten sus creencias, han considerado la relevancia de sus aportes dentro del contexto histórico donde desplegó, juntos a otros hombres, sus convicciones e ideas. Por siglos fue visto por la iglesia católica como un detestable hereje. Figura abominable y cismática, merecedora de los más deshonrosos epítetos.

Igual que su vida, el debate, la pasión con todos sus matices posibles, le ha seguido a lo largo de la historia. Como una forma de facilitar el menoscabo, la importancia de Lutero se ha querido limitar al ámbito religioso, sin reconocerle la influencia que ha tenido en los principales aspectos del mundo occidental.

Es preciso decir que la Reforma no se limitó a una simplemente disputa religiosa. En los disturbios, en la historia personal y en la obra de Lutero se manifestó la crisis de un mundo entero.

Los cambios que arrastró la Reforma han tenido una enorme influencia en las instituciones políticas, en las creencias, en la formación de las naciones de Occidente y en toda la cultura. Todo cuanto somos o dejamos de ser tiene notoria influencia de lo que fue la Reforma Protestante.

La difusión de Biblia traducida por Lutero representó la democratización del conocimiento no solo en el ámbito religioso, sino también político.

En 1522, en una traducción del griego al alemán, Lutero publicó el Nuevo Testamento, y en 1534 publicó una traducción completa de la Biblia, obra considerada clave en la unificación y progreso del idioma alemán.

Con estas publicaciones no solo fortaleció la identidad de su pueblo, sino que también puso a su alcance un conocimiento que le abrió diversas opciones, no solamente religiosas sino también políticas y económicas.

Después de siglos de vilipendios y condenas, la figura de Lutero ha comenzado a iluminarse. El análisis desapasionado de sus luchas y creencias, el reconocimiento de sus grandes aportes en diferentes órdenes está dejando surgir sobre este hombre una comprensión más justa, junto a una aceptación más tolerada y benigna de parte de quienes les han adversado con obstinada inquina.

Desde diversos sectores de la Iglesia Católica se están dando señales de rehabilitar a Lutero. En ocasión de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos que se celebró en enero de 2017, el Papa Francisco se refirió a Lutero de forma favorable reconociéndolo como “testigo del Evangelio”; además, reconoció que Lutero no quiso dividir la iglesia, sino reformarla.

Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Para vivir la fe - Martín Lutero