La Lista Mundial de Persecución 2021 de la organización Puertas Abiertas, ya está disponible con la clasificación de los 50 países donde los cristianos son más perseguidos por su fe en Jesús. La información publicada es el resultado de una investigación realizada entre enero de 2019 y setiembre de 2020 en más de 70 países en todo el mundo.

Desde 1993, Puertas Abiertas monitorea y mide la persecución hacia los seguidores de Jesús. Sin embargo, la situación de la Iglesia perseguida ha estado bajo investigación desde la década de 1970.

En esta nueva edición, la persecución creció un 30%. Esto indica que más 340 millones de cristianos enfrentan persecución y discriminación debido a su fe.

Por 20 años consecutivos Corea del Norte ocupa el primer lugar en la lista. Esto clasifica a la nación como el país más cerrado del mundo para el evangelio y donde es más difícil vivir como cristiano. Actualmente existen entre 50.000 a 70.000 cristianos prisioneros en campos de trabajos forzados.

El continente que tuvo más países en la Lista Mundial de Persecución 2021 fue Asia, con 29 naciones. Luego vino África con 19 y América Latina con dos. Muchos de los cristianos perseguidos en estos lugares también se vieron afectados por el COVID-19 y sus consecuencias, como el desempleo y el hambre.

Pero incluso esta vulnerabilidad no pudo evitar que los gobiernos, las comunidades y los miembros de la familia practicaran la intolerancia religiosa contra los cristianos.

Latinoamérica en la lista

Los dos países latinoamericanos presentes en la Lista Mundial de Persecución 2021 son Colombia (puesto 30) y México (puesto 37).

En Colombia, un país de mayoría cristiana, la persecución es delimitada y violenta. Los líderes de la Iglesia son amenazados, acosados, extorsionados e incluso asesinados como resultado de la violencia perpetrada por la guerrilla y otros grupos criminales, especialmente en las zonas más remotas del país.

En las comunidades indígenas existe una oposición significativa hacia los misioneros cristianos y los conversos indígenas, que pueden enfrentar encarcelamiento, abuso físico y confiscación de bienes, entre otras formas de castigo.

En México, la creciente presencia de grupos criminales y su lucha por el control territorial crean un entorno en el que los cristianos, y en particular los líderes cristianos, se enfrentan al riesgo constante de ser el blanco de la violencia.

Los cristianos son percibidos como una amenaza para las actividades criminales porque se oponen a la corrupción y al uso de drogas, o porque rechazan explícitamente cualquier demanda o solicitud de las organizaciones criminales. Los cristianos que hablan abiertamente de la esperanza de Jesús frente al tráfico de drogas y la violencia suelen ser el blanco de las bandas delincuentes para eliminar cualquier obstáculo en su búsqueda de control.