Uruguay, elecciones con aire de cambio
Desde nuestra perspectiva, se vislumbra un respiro y alivio para la iglesia que predica “la Biblia” y con ello un viento de esperanza para la sociedad.
19 DE NOVIEMBRE DE 2019 · 12:00
Dios bendiga a América Latina en este tiempo tan convulsionado, enrarecido y signado por polarizaciones extremas en que se recurre a una violencia inusitada, que incluye el uso de un vocabulario impetuoso, agresivo y en el que las bases mismas de la democracia se estremecen.
En medio de este panorama crítico, en que la iglesia cristiana ve avasalladas sus creencias después de 2.000 años de predicar la Biblia, y observa con asombro, que las pretensiones de las fuerzas espirituales que se mueven, son para detener la marcha triunfante del pueblo de Dios hacia el cumplimiento de su propósito y llamado. La libertad y los derechos se tornan en libertad y derechos para otros, pero no para la iglesia que, si continúa predicando la verdad será criminalizada.
La iglesia cristiana se encuentra en una encrucijada histórica y opta por callar o arriesgar como Juan el Bautista su cabeza, denunciando el avance de los enemigos que vienen por nuestras familias, por nuestros matrimonios y nuestros hijos.
A la desposada de Jesucristo le toca escuchar la voz de Dios: “Porque si callas absolutamente en este tiempo, respiro y liberación vendrá de alguna otra parte para el pueblo de Dios... ¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al reino?”
Uruguay no está afuera del cuadro y este próximo domingo 24 de noviembre de 2019, la Iglesia del Señor, con un grado de conciencia cívica que marca un hito histórico, participará en segunda vuelta, de elecciones presidenciales para un período de 5 años de gobierno.
Los candidatos que pugnan en esta contienda electoral son: Luis Lacalle Pou, electo diputado y senador en anteriores períodos, hijo del ex presidente Luis Alberto Lacalle, ambos pertenecientes al Partido Nacional de extracción tradicional (centro derecha), y Daniel Martínez que pertenece a la coalición de partidos de izquierda llamado Frente Amplio, agrupación política que ha gobernado durante 15 años a la República Oriental del Uruguay.
Cabe acotar, que los diputados evangélicos Álvaro Dastugue y Gerardo Amarilla, conocidos internacionalmente en el ambiente cristiano, pertenecen a las filas del candidato Luis Lacalle Pou y ambos han logrado retener sus bancas legislativas.
Como dijéramos antes de la primera vuelta, se vislumbra con expectativas, un cambio que favorece la tendencia a favor de la oposición, de acceder a la banda presidencial.
Algunos datos que podemos aportar son que:
1.- En los cuatro partidos opositores más importantes, la totalidad de la dirigencia de los mismos, se ha alineado detrás de Luis Lacalle Pou del Partido Nacional (que sería el quinto y más votado de los partidos opositores). Con este panorama, Lacalle Pou estaría asumiendo el apoyo del 90% aproximadamente de los votos opositores.
2.- Las últimas encuestas publicadas dan cuenta que el candidato de centro derecha tiene un 49,8% de intención de votos sin contar los indecisos, y la lectura es que con esos votos, podría llegar a captar entre el 51 y el 54% del total de votos. Algunos comentaristas han opinado que se necesitaría un milagro para revertir esta tendencia, para que el oficialista, candidato de izquierda Daniel Martínez pudiera ganar las elecciones.
Algún titular de la prensa se expresa en estos términos: LUIS LACALLE POU SERÁ ELECTO PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA EL 24 DE NOVIEMBRE; LA TENDENCIA YA ES IRREVERSIBLE.
3.- Lamentablemente, voceros del Grupo de Puebla (del que el candidato Martínez ha participado), y del Foro de San Pablo, pronostican caos y conmoción social si esto ocurre, por supuesto haciendo culpable de esto, a la “derecha imperialista” y sus representantes lacayos del imperialismo Yanqui, con lo cual, aún en el caso que hubiera un cambio de gobierno, se pronostican tormentas y días nublados. Sobre esto podremos hablar en otra instancia.
Desde nuestra perspectiva, efectivamente se vislumbra un respiro y alivio para la iglesia que predica “la Biblia” y con ello un viento de esperanza para la sociedad. Quienes hemos asumido el compromiso de levantar la voz a favor de la verdad, hemos sido tildados de enemigos de la sociedad y hemos sido objeto de asedio mediático.
Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos al reino de los cielos y lo hacemos con gozo, sin temor y con la fe que vence al mundo, esa fe que vence todo temor y da certeza a quien la posee. Sabemos cuál es el camino y sabemos cuál es el fin. Nuestro redentor vive y somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
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