El pesebre de Jesús en la ‘Casa del pan’

Seguramente en esos campos Lot conoció a Ruth, la moabita, y su bisnieto el rey David nació en dicha aldea.

25 DE DICIEMBRE DE 2022 · 08:00

Greyson Joralemon, Unsplash,pesebre
Greyson Joralemon, Unsplash

El evangelio según San Juan es el que narra con mayor profusión de datos el nacimiento del Señor Jesús en el entonces pequeño villorrio de Belén de Judea, “la pequeña entre los clanes de Judá” al decir del profeta Miqueas.

Belén era en aquellos tiempos una pequeña población, formada por un puñado de casas salpicadas en la ladera de una colina, a unos 8 kilómetros de distancia de Jerusalén.

Agricultores en su mayoría sembraban trigo y cebada, por eso el nombre de Bet-Léjem “Casa del pan”.

Seguramente en esos campos Lot conoció a Ruth, la moabita, y su bisnieto el rey David nació en dicha aldea.

Es así que en el Capítulo 2, Versículo 6 y 7, dice que “mientras estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el albergue”.

El Diccionario Bíblico Vila Escuain aportando más datos menciona que “ya aparecen los pesebres en la Ilíada y que también son mencionados por Herodoto. En Palestina, el establo se encuentra ordinariamente en la casa del propietario: una parte interior está provista de pesebres en forma de cajas, hechas con piedras unidas con cemento. Este término tiene interés por su relación con el nacimiento del Señor Jesús. Se han expresado dudas acerca si significa estrictamente el “comedero”, o si se refiere más ampliamente al local donde se guardaba el ganado”.

La excelente versión de la Biblia de Jerusalén en una nota al pie aclara sobre el particular que “mejor que una posada (pandojeion, Luc. 10, 34) la palabra griega Katályma puede designar una sala en que se alojaba la familia de José. Si éste tenía su domicilio en Belén, se explica mejor que haya regresado allí para el censo y también que haya traído a su joven mujer encinta. El pesebre, comedero del ganado, estaba sin duda instalado en una pared del pobre albergue, y éste se hallaba tan lleno que no pudieron encontrar lugar mejor para recostar al niño.

Una piadosa leyenda ha dotado a este pesebre de dos animales, citando al libro del profeta Isaías capítulo 1 Versículo 3 cuando escribe que “el buey conoce a su dueño y el asno el pesebre de su señor”.

El evangelio según San Mateo Capítulo 2, Versículo 9 pareciera reforzar la hipótesis que el pesebre estuviera instalado en una casa de familia, pues dice que “los magos venidos del Oriente” siguiendo una estrella para adorar al “rey de los judíos que ha nacido” al ver la estrella en Belén “entraron en la casa; vieron al niño con María su madre y, postrándose le adoraron; abrieron sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra”.

Con respecto a los animales que moraban en los pesebres en la Palestina de aquellos tiempos, seguramente aparte de los dos ya mencionados, el asno y el buey, tendrían algunas aves de corral y otros animales domésticos para el sustento diario; raramente un caballo que estaban reservados casi exclusivamente para el uso de las legiones romanas y los altos dignatarios de los reyes herodianos, y más raramente algún camello, porque estos animales eran propiedad tan solo de los ricos mercaderes y no del pueblo pobre.

El inspirado “Soneto Pascual” de Rubén Darío capta el instante de la familia en el pesebre y a su vez lo compara con su propia situación de desesperanza y amargura:

“María estaba pálida y José el carpintero; / miraban en los ojos de la faz pura y bella/ el celeste milagro que anunciaba la estrella/ don ya estaba el martirio que aguardaba el Cordero.   Los pastores cantaban muy despacio, y postrero/ iba un carro de arcángeles que dejaba su huella; / apenas se miraba lo que Aldebarán sella, / y el lucero del alba no era aún tempranero.   Esta imagen en mí se alza y se multiplica/ en detalles preciosos y en mil prodigios rica, / por la cierta esperanza del más divino bien, de la Virgen, el Niño y el San José proscripto; / y yo, en mi pobre burro, caminando hacia Egipto, / y sin la estrella ahora, muy lejos de Belén”.

Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Desde Valcheta - El pesebre de Jesús en la ‘Casa del pan’