La peligrosa labor del apologista

Cualquier cristiano, más si es apologista, corre un grave peligro por el solo hecho de predicar las verdades bíblicas.

    28 DE MAYO DE 2023 · 08:00

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    Geralt, Pixabay

    Desde los tiempos mismos del apóstol Pablo -que según muchos estudiosos de la Biblia y la historia de la Iglesia, ha sido el primer y gran apologista- hasta nuestros días esa labor ha sido sumamente peligrosa, pues es quien enfrenta decididamente todas las corrientes de pensamientos que se oponen a Dios y a las Sagradas Escrituras.

    La apologética, es una rama de la teología que defiende racional e históricamente la doctrina cristiana en contra de los argumentos antagónicos a ella, sean estos filosóficos, religiosos, ateos o idealistas (identidad de género, políticos), entre otros.

    La apología cristiana se especializa en usar argumentos racionales y bíblicos para defender y difundir el cristianismo. Los apologistas cristianos defienden su punto de vista por medio de evidencia histórica, argumentos filosóficos, evidencia científica, el razonamiento lógico, entre otros.

    Varios de los escritores de las epístolas del Nuevo Testamento actuaron como apologistas, siendo el apóstol Pablo el más destacado y quien más sufrió oposición violenta en contra de sus enseñanzas; sin embargo, este honroso oficio se mantuvo a lo largo de la historia y cobró mayor fuerza durante la Reforma Protestante, gracias a hombres y mujeres valerosos que no escatimaron ni su propia vida en defensa de la fe en Jesucristo.

    Después de la Reforma Protestante los apologistas cristianos tuvieron en la religión romana su principal oposición, pues ellos irradiaban la luz de la verdad de las Sagradas Escrituras por encima de los dogmas religiosos del Vaticano, lo cual trajo no pocos problemas y muchísimos martirios a manos del tribunal de la Inquisición romana.

    Pero es quizás durante la historia contemporánea donde la función del apologista se ha vuelto más peligrosa, dada la cercanía a los tiempos del fin de esta era de pecado y del gobierno del hombre en el mundo, donde han proliferado tantas corrientes opositoras al cristianismo bíblico manejadas y financiadas por la diabólica élite globalista, autora y promotora del último gobierno mundial que encarnará el Anticristo, dentro de no mucho tiempo.

    Tenemos en la ONU y sus organismos paralelos a los mayores proponentes y promotores de la Agenda 2030, una suerte de línea político-ideológica mundial antagónica a Dios, quienes son actualmente los principales y más peligrosos entes globales erigidos contra del cristianismo bíblico, donde los apologistas cristianos están en la mira de los mismos.

    Este ente elitesco globalista promueve que las naciones aprueben nuevas leyes de tendencia inmoral, asesina y pecaminosa que van en contra de todo lo que Dios condena en la Biblia.

    Han llegado tan lejos con sus perversas intenciones que ya en muchas naciones no se puede orar en público frente a centros abortivos ni oponerse al adoctrinamiento LGBTIQ+ ni distribuir Biblias gratuitamente, y menos predicar en contra del pecado sin ser amenazados y hasta arrestados.

    Imagínese lo peligroso en que han convertido el mundo que ahora cualquier cristiano y más si es apologista corre un grave peligro por el solo hecho de predicar las verdades bíblicas, inclusive en países que se denominan «cristianos», entre ellos muchos de los que habían abrazado la Reforma.

    Ahora las disputas del apologista se han trasladado a cualquier lugar en cualquier momento, sea físicamente o a través de las redes sociales; sea en una calle o en algún parlamento, bajo pena de cárcel, sancionados con impagables multas y en algunas naciones antagónicas al Señor hasta con la muerte.

    Estamos en los días que profetizó el gran apologista Pablo a su discípulo Timoteo, cuando le escribió: «También debes saber que en los últimos días vendrán tiempos peligrosos, pues la gente solo tendrá amor por sí misma y por su dinero. Serán fanfarrones y orgullosos, se burlarán de Dios, serán desobedientes a sus padres y malagradecidos. No considerarán nada sagrado. No amarán ni perdonarán; calumniarán a otros y no tendrán control propio. Serán crueles y odiarán lo que es bueno. Traicionarán a sus amigos, serán imprudentes, se llenarán de soberbia y amarán el placer en lugar de amar a Dios. Actuarán como religiosos, pero rechazarán el único poder capaz de hacerlos obedientes a Dios. ¡Aléjate de esa clase de individuos!» (2ª Timoteo 3:1-5).

    Pablo nunca se imaginó lo peligroso que sería este tiempo, porque ahora el cristianismo, y más los apologistas, enfrentan los cambios de leyes para obligar a hacer ver como «normal» y como «derecho humano», el asesinar a los niños en el vientre de sus madres; el asesinar a un enfermo, pobre o deprimido a través de la eutanasia; aceptar cualquier inmoralidad sexual que se les ocurra a los enfermos mentales que conforman los colectivos LGBTIQ+; permitir abiertamente la práctica del satanismo; institucionalizar el ateísmo hasta dándole beligerancia política y social; y la lista de perversiones y rebelión contra Dios es larga.

    Estamos hoy en los tiempos de los ayes del profeta Isaías (5:20-23): «¡Ay de los que a lo malo llaman bueno; y a lo bueno, malo! Consideran las tinieblas como luz, y la luz como tinieblas. Consideran lo amargo como dulce, y lo dulce como amargo. ¡Ay de los que son sabios ante sus propios ojos, y de los que son prudentes según ellos mismos! ¡Ay de los que... por soborno declaran justo al culpable, y al justo le quitan su justicia!...».

    ¡Contra todos esos peligros y más se enfrentan en la actualidad quienes ejercen la sagrada labor de apologista!

    Pero en medio de esta realidad las palabras del gran apóstol Pedro sirven de bálsamo a nuestros valientes apologistas de hoy: «también si alguna cosa padecen por causa de la justicia, bienaventurados son. Por tanto, no se amedrenten por temor de ellos, ni se desanimen, sino santifiquen a Dios el Señor en sus corazones, y estén siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que les demande razón de la esperanza que hay en ustedes» (1ª Pedro 3:14-15).

    Vayan nuestra oraciones y palabras de ánimo y fortaleza a todos esos valientes soldados, espadachines de la justicia y la verdad que están en primera fila en el campo de batalla, por tan honrosa y gloriosa labor de «presentar defensa» de nuestra fe en Cristo Jesús; el Señor sabrá recompensarles grandemente.

    Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Clarinada venezolana - La peligrosa labor del apologista

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