¿María nos lleva a Cristo?

En estos días estaba revisando mi perfil en Twitter y observé uno de esos tuits que aparecen sin esperarlos, el mismo era de una monja que decía: «La mano de María es el camino más seguro al cielo».

Esas son las frases que no solo me llaman la atención, sino que despiertan mi espíritu apologista y me obligan a responder a la luz de la Biblia. No sé si a usted le pasa igual.

Mi respuesta al mencionado tuit fue: «Jesucristo dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie viene al Padre sino por mi” (Juan 14:6). Solo Cristo es el camino a la eternidad, no hay otro». Y la monja me respondió: «Ella nos lleva a Cristo» (refiriéndose a María). Esta monja además de estar equivocada no tiene base bíblica alguna.

Hasta ahí quedó nuestro intercambio, pero ello me ha motivado a escribir el artículo que usted gentilmente está leyendo.

Es obvio que la religiosa católica se refería a que actualmente María funge como corredentora, con el papel de llevar a la gente a Cristo para que el Señor las perdone y salve.

Si eso es cierto, que no lo es, significa que María no solo puede escucharnos, sino que es omnisciente al igual que Dios y se ha tomado el lugar del Espíritu Santo, quien genuinamente es quien se nos revela y nos abre el entendimiento para que aceptemos a Cristo como nuestro Señor y Salvador.

Ni María tuvo un ministerio terrenal ni mucho menos desempeñó ningún rol dentro de la revelación de las Sagradas Escrituras, la Biblia, la eterna Palabra de Dios y única autoridad dada a los cristianos para conocer del Señor, no le otorga ningún papel a María más lo que está reseñado de ella en las Escrituras.

La última vez que María aparece en la Biblia es durante la crucifixión de Cristo, pero ya sin cumplir un papel relevante dentro del plan de Dios.

De manera que señalar que María hoy nos lleva a Cristo no solo es una blasfemia, sino que le quita la gloria a Dios.

Sabemos que María fue una gran mujer, escogida y separada por el Señor para traer y cuidar durante sus primeros años de vida a Jesús, pero de ahí a llamarle «madre de Dios», «corredentora» (la que nos lleva a Cristo) y equipararla con Dios, pues le mal asignan facultades que únicamente tiene nuestro Dios trino, es una aberración que ofende a nuestro Rey y Señor.

No hay un solo pasaje bíblico donde María aparezca con algún atributo de los que heréticamente le asigna la religión romana, más bien la Biblia afirma, además del citado pasaje en Juan 14:6:

• «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito para que todo aquel que en él cree no se pierda mas tenga vida eterna» (Juan 3:16).
• «Yo soy la puerta. Si alguien entra por mí será salvo; entrará, saldrá y hallará pastos» (Juan 10:9); aseguró Jesús.
• «Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos» (Hechos 4:12); refiriéndose a Jesucristo.
• «Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, quien se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo» (1ª Timoteo 2:5-6).

Existen decenas de pasajes bíblicos más que afirman no solo acerca de la deidad de Jesús, sino que es el único Señor y Salvador; mientras que no hay un solo pasaje escritural que diga que María nos puede escuchar y conducir a Cristo.

Toda la Palabra de Dios desde Génesis 3:15, hasta Apocalipsis 22:21 nos habla de Jesucristo; de hecho, Él es la Palabra hecha carne.

Fui católico durante 24 años de mi vida y durante todo ese tiempo estuve engañado creyendo en dogmas y doctrinas no bíblicas, en añadiduras a las Sagradas Escrituras para tratar de justificar todas sus creencias y ritualismo, tal y como están millones hoy bajo ese engaño, entre ellos la monja del Twitter. A Dios gracias que su Espíritu Santo me abrió los ojos a la verdad que está recogida y comprobada en la Biblia.

Si nuestros amigos católicos leyeran la Biblia, se darían cuenta que la inmensa mayoría de lo que les han enseñado no tiene apoyo bíblico. Da tristeza ver el amor y la devoción que tienen por nuestro Señor, pero lamentablemente lo están buscando de manera errada dándole a María, los apóstoles y otras criaturas la autoridad que solo Dios tiene y que únicamente Jesucristo conquistó en la cruz del Calvario para nosotros.

De los tales el apóstol Pablo escribe: «Porque habiendo conocido a Dios, no lo glorificaron como a Dios ni le dieron gracias; más bien, se hicieron vanos en sus razonamientos, y su insensato corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios se hicieron fatuos y cambiaron la gloria del Dios incorruptible por una imagen a la semejanza de hombre corruptible...» (Romanos 1:21-23).

Entonces, ¿María nos lleva a Cristo? Evidentemente que no.