Cuba, un Gobierno que secuestra hijos

Ruth y Joel Rigal: el extraño modo en que los tribunales cubanos se aseguran de proteger “el buen desarrollo del menor”

16 DE JUNIO DE 2019 · 09:00

Manifestación por la familia Regal en la embajada de Cuba en EEUU,embajada cuba, EEUU
Manifestación por la familia Regal en la embajada de Cuba en EEUU

REC: Relatos Evangélicos desde Cuba

Ruth Rigal, con solo trece años de edad, y su hermano Joel, de nueve, han sido separados de sus padres por decisión de un tribunal cubano en un juicio sumario.

Ruth y Joel son hijos de los pastores Ramón Rigal y Ayda Expósito, que fueron sentenciados el pasado mes de abril por el tribunal municipal de Guantánamo, por el cargo de “otros actos contrarios al normal desarrollo del menor”.

Los niños, según sus propias palabras, se encontraban muy a gusto, sumidos en el programa educativo del sistema “homeschool” que aporta el colegio Hebrón, de Guatemala, y ahora no parecen nada contentos con la idea de volver a su antigua escuela; y hasta han sido amenazados con ser llevados a la casa de desamparo filial de la ciudad.

Sus padres ya habían enfrentado un año de trabajo correccional sin internamiento y un año de prisión domiciliar, por retirarles del sistema público de enseñanza cubana.

Pero eso no fue suficiente para las autoridades cubanas, temerosas de que miles de padres en toda la nación sigan su ejemplo (a raíz del impopular resultado del referendo constitucional, que otorga prerrogativas a la ideología de género desde las más tempranas edades), se apresuraron a usar al matrimonio guantanamero de escarmiento público, sin importarles el sufrimiento y los traumas que podían ocasionar en los pequeños.

En esta ocasión se le sumó el cargo de “asociación ilícita e instigación a delinquir”, en razón de que el gobierno cubano solo considera legales las iglesias que estén inscritas en el registro de asociaciones antes del 1959, cuando Fidel Castro tomó el poder, y de que su ejemplo fue seguido por otras ocho familias que quisieron comenzar un programa de clases en el hogar, de las que solo se sabe que no habían sido sancionadas.

“Se llevaron a mi mamá y mi papá presos… y no pensaron en nosotros, en que somos menores, que necesitamos mi mamá y mi papá juntos”, se quejó Ruth, a la que no permitieron siquiera entrar a la sala de juicio, para asegurarse que ninguno de los asistentes y encargados del caso fueran a sensibilizarse.

“Estamos profundamente preocupados por en juicio sumario de Ramón y Ayda y la posibilidad de que ambos enfrenten un tiempo en la cárcel significativo, dejando a sus hijos en manos del gobierno cubano”, declaró Anna-Lee Stangl, directora conjunta de abogacía de Christian Solidarity Worldwide (Solidaridad Cristiana Mundial).

“Hacemos un llamado al Gobierno cubano para que liberen a Ramón y Ayda y para asegurarnos de q todos los niños en Cuba puedan estudiar sin hostigamiento, independientemente de las creencias religiosas de su familia”.

Aunque los medios informativos cubanos callan y la mayoría de los cubanos lo ignoran, el pasado día de las madres no fue igual para ninguno de estos niños, acostumbrados a vivir en familia; y continuará siendo así por largo tiempo si la comunidad internacional no alza su voz firme y contundentemente por el levantamiento de esta injusta sentencia, y la posibilidad futura de que una arbitrariedad como esta no vuelva a repetirse otra vez.

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