La cuarta plaga de Egipto: los tábanos

En la cuarta plaga relatada en Éxodo (8:20-32), se hace por primera vez diferencia entre egipcios y hebreos.

05 DE MARZO DE 2022 · 08:00

Erik Karits , Pexels,tábano
Erik Karits , Pexels

Y envié delante de vosotros tábanos, los cuales los arrojaron de delante de vosotros, esto es, a los dos reyes de los amorreos; no con tu espada, ni con tu arco.  (Jos. 24:12)

 

El término hebreo ʽa·róv, עָ֭רֹב, es difícil de traducir y, en realidad, no se sabe con certeza a qué especie de insecto se refiere. Aparece en la cuarta plaga de Egipto, que no afectó a los israelitas habitantes de Gosén (Éx. 8:21; Sal. 78:45; 105:31).

Según las diversas versiones bíblicas, tal palabra ha sido traducida como “moscas”, “tábanos”, “mosquitos”, “insectos molestos”, “moscas de perro”, etc.

Desde luego, uno de los grupos de estos insectos dípteros que producen picaduras más dolorosas al ser humano son los tábanos, por lo que muchos especialistas se decantan por esta traducción.

 

Los tábanos

Se trata de insectos parecidos a las moscas pero de mayor tamaño, con el cuerpo grueso y los ojos grandes, brillantes y con reflejos verdosos. Los machos no pican a los humanos ya que se alimentan de jugos vegetales.

Sin embargo, las hembras tienen un aparato bucal sofisticado, con piezas duras y agudas capaces de perforar la piel de caballos, bueyes, mulas y por supuesto personas, para nutrirse de su sangre.

En ciertas regiones africanas, los tábanos abundan en tal cantidad que resulta casi imposible transitar por ellas. De manera que, si la cuarta plaga de Egipto fue provocada por los tábanos, tanto los egipcios como sus ganados debieron sufrir terriblemente y es posible que muchos murieran a consecuencia de ella.

La familia de los tábanos (Tabanidae) está formada por unas 4500 especies en todo el mundo, de las cuales unas 1000 pertenecen al género Tabanus.

Son insectos dípteros que, como todos ellos, sólo poseen dos alas funcionales, ya que las posteriores están reducidas y transformadas en balancines (halterios) útiles para equilibrar al animal durante el vuelo.

Esto les permite volar muy eficazmente pudiendo alcanzar velocidades de hasta 30 km/h en algunas especies que viven en las praderas.

Cuando muerden a los mamíferos suelen inyectarles sustancias que inhiben la coagulación de la sangre, con el fin de que ésta pueda fluir líquida para que la hembra del tábano la chupe.

Cuando se han formado los huevos en los ovarios de éstas, suelen depositarlos en la base de tallos de hierba o en la superficie del suelo húmedo. El comportamiento hematófago de las hembras las convierte en vectores o transmisores de ciertos organismos patógenos.

Algunas especies africanas del género Chrysops pueden transmitir a los humanos un nematodo (Loa loa) que origina una enfermedad conocida como filariasis dérmica o loasis, caracterizada por producir pequeños gusanos nematodos en la sangre y bajo la piel, que migran a través de los ojos.1

En general, la picadura de los tábanos es dolorosa y deja la piel enrojecida e inflamada, lo cual puede requerir el tratamiento con antibióticos.

Son insectos que necesitan para prosperar ambientes húmedos con abundante agua ya que requieren suelos empapados para depositar sus huevos, así como la presencia cercana de grandes mamíferos.

Según la mitología griega, los tábanos fueron creados por el dios Zeus para matar al héroe Belerofonte, cuando éste viajaba al monte Olimpo, algo que estaba prohibido a los mortales de esa época.

 

La cuarta plaga de Egipto

En la cuarta plaga de las moscas, o de los tábanos (que, al fin y al cabo, también son moscas), relatada en Éxodo (8:20-32), se hace por primera vez diferencia entre los egipcios y los hebreos.

En efecto, el pueblo de Israel no sería atormentando por las nubes de tales insectos. El pueblo elegido por Dios había sufrido, como el resto de los habitantes de Egipto, las consecuencias de las tres primeras plagas.

Habían visto como las aguas del Nilo enrojecían matando a los peces que constituían su alimento e impidiendo beber de ellas. Fueron testigos de la plaga de las ranas que llenaron incluso sus propias casas, apestándolas cuando morían o al ser accidentalmente aplastadas.

De la misma manera, probaron en su propia carne las insoportables picaduras de los mosquitos que como una espesa nube cubría el cielo del país del Nilo.

Sin embargo, ante la cuarta plaga de los tábanos, Dios pondría su misericordiosa mano sobre los habitantes de Gosén para que los hebreos quedaran protegidos (puestos aparte) y aprendieran quién era Jehová en medio de la tierra (Ex. 8:22).

También el Nuevo Testamento abunda en esta misma actitud divina, Dios conoce a los que son suyos, igual que el pastor reconoce perfectamente a sus ovejas.

Una de las características principales de esta pertenencia entre el Altísimo y sus hijos es que éstos invocan siempre su nombre, que es el de Cristo, apartándose asimismo de toda iniquidad (2 Ti. 2:19).

 

1.  https://www.msdmanuals.com/es-ec/professional/enfermedades-infecciosas/nematodos-gusanos-redondos/loasis

Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Zoé - La cuarta plaga de Egipto: los tábanos