Aviso clasificado: se busca reparador

Dios sigue buscando alguien que reaccione a la necesidad evidente revelada por la condición social del mundo.

    13 DE NOVIEMBRE DE 2018 · 17:00

    Dave Webb / Unsplash,pared rota, muro viejo
    Dave Webb / Unsplash

    En algunos periódicos de las comunidades aparece una sección que se le ha llamado Aviso Clasificado, este es un servicio que ofrece la oportunidad a una persona de encontrar un empleo.

    El siguiente anuncio fue copiado de un periódico local.

    Solicitamos con conocimiento de plomero, albañil o carpintero, ayudante en general (mejor si tiene conocimiento en electricidad) honesto y responsable con ganas de trabajar. Ofrecemos sueldo con crecimiento según aptitudes y prestaciones de ley.

    Por cierto, hace cerca de 3.000 años alguien puso un aviso clasificado en el mundo entonces conocido. Se leía así:

    Busqué a alguien que pudiera reconstruir la muralla de justicia que resguarda al país. Busqué a alguien que se pusiera en la brecha de la muralla para que yo no tuviera que destruirlos, pero no encontré a nadie. Ez. 22:30-31.

    El anuncio no fue atendido, parece que los lectores de la época lo ignoraron. Posiblemente aun hay oportunidad de tomar el trabajo, de hecho, tal parece que lo acaban de ofrecer esta mañana.

    Note usted algunas de las causas por las cuales Ezequiel lo escribió y tal vez nos convenga a nosotros, el trabajo no ha terminado.

    Es sorprendente el parecido de la sociedad actual con la del profeta Ezequiel, que, por cierto, parece ser un enfermo mental. ¿De qué otra manera se puede considerar a un hombre que dice haber recibido de Dios la orden de cocinar un pan en excremento?

    Mientras comía el pan, era observado con asco y desprecio. Pero llegaría el día que los espectadores comieran su propio pan con la misma repugnancia producto de sus desvíos en una tierra extraña.

    Sus gobernantes, abusando del poder, asesinaban a cuantos podían, la injusticia social afectaba a viudas, huérfanos, pobres y extranjeros. El robo, la violación y la opresión eran actos de todos los días. Y que decir de su condición espiritual, los sacerdotes y profetas se habían corrompido al grado de no poder identificar lo santo y lo profano, llegaron a ser comparados con un animal salvaje que solo busca devorar su presa para saciar su hambre.

    La inmoralidad no era menos. La economía era desastrosa, mataban por dinero.

    ¡Cuanto parecido a la sociedad actual! La lucha del hombre por sus derechos lo han llevado a ignorar los principios de vida establecidos por Dios.

    Los gobiernos luchan por la justicia social de manera injusta, la opresión no es un mal erradicado de la tierra, Sodoma y Gomorra son sociedades conservadoras en comparación a la ideología de género que pretende borrar todo rastro de la naturaleza.

    Parece que estamos próximos a llamar disfuncional una familia convencional de papá, mamá e hijos.

    No me atrevo a hacer juicio sobre la labor de la iglesia y su liderazgo en estos días, pero me sorprende cuando encuentro al Señor diciendo que su pueblo Israel es como el sobrante en un horno después de fundir el metal.

    Uno de los peligros de las antiguas murallas que servían de resguardo a las ciudades, eran sus grietas (brechas), estas podían debilitar la pared y por consecuencia caer ante la presión y el ataque del enemigo.

    Dos acciones necesarias eran:

    1. Reconstruir la muralla, volver otra vez a construir lo que ya había sido hecho en el pasado y que por el tiempo y el descuido se había dañado.
    2. Ponerse en la brecha (grieta) es equivalente a meterse como un medio de unión entre las grietas para evitar que se derrumben.

    Dios sigue buscando alguien, de la misma comunidad, que reaccione a la necesidad evidente revelada por la condición social del mundo. Robo, injusticia, inmoralidad, falta de valores, abandono de los principios de vida y olvido de las virtudes son entre otras cosas lo que nos advierte que la condición del mundo no es mejor.

    ¿Habrá alguien que atienda al llamado de Dios, que tome con conciencia el reto y sea capaz de ponerse entre Dios y yo para que no sea consumido por mi pecado? ¿Seré yo mismo el que se ponga entre Dios y otros para que no sean destruidos por su maldad?

    Las grietas o cuarteaduras se han hecho en nuestra relación con Dios, en nuestra relación con nuestros hermanos, en nuestra relación con la iglesia y hasta con la sociedad.

    Somos vulnerables a los ataques de Satanás, hemos comenzado a perder fuerza. Países como la República Checa donde 90% de la población llegó a ser evangélica hace 500 años, hoy son ateos y solo 1% afirma creer en Dios. Algunos eclesiólogos  consideran que en los Estados Unidos 70% las iglesias están muertas o muriendo, 29% sobrevive con los enfermos del 70%, solo el 1% esta ganando a otros para Cristo, los demás estamos luchando por “nuestra sana doctrina” y “buen nombre”.

    Dios busca a alguien que sienta tal dolor por la situación, que sea capaz de ponerse de frente a Dios como lo hizo Abraham al interceder por Sodoma y Gomorra, ¿se podrá tener semejante amor por tan pervertida sociedad?, alguien como Moisés, que intercedió por un pueblo rebelde, ellos fueron de alguna manera la razón para “ver la tierra de lejos”, aun así le dijo a Dios, “si los borras a ellos, bórrame también a mi”.

    Se busca un reparador.

    ¡Señor, yo quiero ser ese reparador de brechas que tu estás buscando!

    Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Vida práctica - Aviso clasificado: se busca reparador

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