¿Cómo bendecir a mi familia?

De dos diferentes historias bíblicas aprendemos un mismo principio, bendecir a nuestras familias.

    26 DE OCTUBRE DE 2018 · 15:00

    Juliane Liebermann  / Unsplash,familia, padres hijos
    Juliane Liebermann / Unsplash

    Luego volvió David para bendecir a su familia (2 Samuel 6:20)

    Yo estaba recién casado, había pasado una semana difícil fuera de casa como instructor en un campamento nacional de líderes de Exploradores del Rey, recuerdo que en algún momento uno de los compañeros instructores expresó: ¿Qué le llevarás a tu esposa de regreso?

    Aquella pregunta hizo eco en mi pensamiento, no lo había considerado antes. Después de una larga plática aquel día, tomé la decisión de llevar algo a casa que cada vez que saliera de viaje que le recordara a mi esposa mi amor por ella y compromiso como esposo.

    Después de una gran victoria, David el rey de Israel, no olvidó a su familia en medio del triunfo y el reconocimiento. Días antes había salido rumbo a Quiryat-Yearim, ciudad donde reposaba el arca del pacto desde su regreso de la cautividad entre los Filisteos.

    Con un ejército compuesto por miles de hombres, un carro nuevo hecho para la transportación del arca, en medio de cantos acompañados por instrumentos hechos de maderas finas, danzas de alegría y ofrendas para Jehová, se cumplió el propósito; recuperar la presencia de Dios, visible para el pueblo.

    Probablemente este sea el mayor triunfo de David como rey de Israel, sin embargo, ante su gran autoridad real, no olvidó lo mas importante que tanto reyes como esclavos pueden tener, el volvió para bendecir a su familia. No se quedó entre la fiesta del éxito y las proclamas de victoria.   

    Un hombre liberado de su azote, pues era atormentado por una legión de demonios y vivía entre los sepulcros, después de su libertad le rogó a Jesús que lo dejara ir con él en la barca, Jesús se lo impidió, casi se lo prohibió y le dijo: “Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuan grandes cosas ha hecho el Señor por ti, y como tuvo misericordia de ti” (Mc. 5:19).

    No es difícil imaginar la sorpresa de aquella familia al ver al hombre entrar en su sano juicio.

    De las dos diferentes historias aprendemos un mismo principio, bendecir a nuestras familias.

    Más que hacer una declaración de bendición con palabras positivas, consiste en compartir con ellas las experiencias que tenemos con Dios, bendecirlas por la libertad que hemos encontrado en Cristo.

    Hoy mi familia ha crecido, cada vez que salgo de viaje procuro siempre traer algo que sea de bendición, algo que les produzca alegría, generalmente comparto estos regalos mientras cuento a mis hijos las experiencias recibidas de Dios durante el viaje.

    Bendiga a su familia.

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