Experiencias en el momento de morir

Miles de casos estudiados en el momento de la muerte nos demuestran una cosa: todo lo que la Biblia dice sobre la existencia del cielo y el infierno es cierto

07 DE NOVIEMBRE DE 2025 · 08:00

Zerig, Pixabay,cielo infierno
Zerig, Pixabay

Venciendo la Sombra (5)

¿Qué revela el último aliento de un hombre poderoso cuando enfrenta su propia muerte?

En este caso hablamos de un dictador que aterrorizó a millones: Josef Stalin, el líder soviético responsable de decenas de millones de muertes. Agonizó en 1953 con un miedo descrito por testigos como "espantoso", según el relato de su propia hija. “Su rostro se contorsionó en pánico, alzó el puño izquierdo en un gesto de rabia final, y murió con los ojos abiertos en terror, como si viera algo horrible más allá”.[1]

Esta no es una leyenda de un panfleto cristiano que avisa de los horrores del infierno. Su hija Svetlana Alliluyeva lo relató en detalle, pintando un cuadro de desesperación repentina que contrasta con la paz de quienes parten de este mundo siendo cristianos.

En un tiempo donde la muerte se trata con todo tipo de sedantes hasta ignorar su dimensión espiritual, estas experiencias en el lecho de muerte —visitas de ángeles, visiones de difuntos de la familia, premoniciones de paraíso o tormento— nos confrontan con una realidad: ¿Son alucinaciones finales de un cerebro agonizante, o atisbos del velo eterno levantándose? Estos relatos nos invitan a reflexionar. No por un sensacionalismo enfermizo, sino para fortalecer nuestra esperanza y animar nuestra urgencia en compartir el evangelio: somos mortales y todos, algún día, vamos a irnos de este mundo. La pregunta es: ¿a dónde?

En esta serie hemos reflexionado sobre el origen de la muerte, la victoria de Cristo y lo que ocurre tras el velo, junto con la historia de las experiencias cercanas a la muerte. En este artículo, nos centramos en las experiencias en el lecho de muerte (las DBE, por sus siglas en inglés: death-bed experiences). Son fenómenos distintos de las experiencias cercanas a la muerte, NDE (near death experiences) porque ocurren poco antes de la muerte definitiva de una persona.

Las DBE han fascinado a la humanidad durante siglos, pero su estudio sistemático es de fechas más recientes. A diferencia de las NDE, donde la persona regresa de un estado clínico de muerte, las DBE suceden en el proceso final de morir, a menudo en presencia de testigos como familiares o personal médico.

Siento que en este artículo trabajo con muchas notas a pie de página. Pero como es un tema del cual se ha escrito mucho e infelizmente a menudo de forma poco rigurosa, siento la obligación de ofrecer fuentes fiables. Me parece la única manera de exponer el tema de forma seria.

Uno de los primeros autores que abordó esta cuestión con ciertas garantías fue el inglés William Barrett. Recopiló relatos de enfermeras en el Reino Unido. Los testimonios son sorprendentes: pacientes moribundos veían difuntos o ángeles, a veces nombrando a personas cuya muerte ignoraban[2]. Muchos años más tarde, Karlis Osis y Erlendur Haraldsson estudiaron 1.000 casos en EE.UU. y la India: en el 80% los pacientes hablaban de visiones placenteras de luz o seres amados, pero para el 20% se trataba de una experiencia escalofriante.[3] En un estudio posterior de Osis se confirmó que el 50% de pacientes terminales reportaban visiones, a menudo verificadas por la observación de hechos desconocidos para ellos.[4]

La Biblia no ofrece muchos casos concretos de DBEs, pero facilita un marco sólido para entender estas visiones. El famoso pasaje de Lucas 16:22 describe ángeles llevando al justo Lázaro al “seno de Abraham”. En Hechos 7:56, Esteban ve los cielos abiertos y a Cristo de pie, una DBE profética que glorifica a Dios. De hecho, se trata de la única DBE relatada en la Biblia.

En el caso concreto del fallecimiento de creyentes, sin embargo, hay suficiente información para corroborar muchos de los testimonios publicados en los estudios mencionados. Pablo anhela "partir y estar con Cristo" (Filipenses 1:23), insinuando presencia inmediata con el Salvador. En el lado negativo, Apocalipsis 14:10 advierte tormento para quienes rechazan a Dios. Estos pasajes no son alucinaciones o simples testimonios; son revelaciones divinas que nos enseñan sobre un mundo invisible, recordándonos que Dios controla el tránsito, no el azar o un fato ciego. En 2 Pedro 1:13-14, Pedro anticipa su “salida” como un paso consciente, y Jesús promete al ladrón arrepentido: “Hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23:43), enfatizando inmediatez sin purgatorio.

En una entrevista reciente de Tucker Carlson, el conocido apologeta Lee Strobel[5] cuenta una serie de DBEs. Strobel, basándose en sus propias investigaciones, relata casos verificados. Uno de ellos es el de Doris que en sus últimos momentos vio el cielo abrirse y allí estaba presente su padre con su hermana Vita. Sorprendida, Doris exclamó: “¿Por qué Vita está con mi padre?”. Lo que Doris no podía saber es que la familia había ocultado el fallecimiento de la hermana de Doris, para no agravar su situación.

Charles Templeton, un ex-socio de Billy Graham, vio ángeles poco antes de su muerte. Se dirigió a su esposa con las palabras: "Meline, ¿los ves? Están en la habitación… . Son los ángeles. Vienen por mí. Oh, son tan hermosos"[6].

Más ejemplos, en este caso de libros no cristianos, incluyen a personas como Steve Jobs, quien en sus últimos momentos exclamó: “Oh wow, oh wow” con expresión de maravilla, según su hermana Mona Simpson.[7] El famoso evangelista Dwight L. Moody vio el cielo abierto: “La Tierra se aleja, el cielo se abre (...) esto es mi triunfo; esto es mi coronación"[8]. Elizabeth I de Inglaterra vio una luz brillante y ángeles, según su capellán[9]. Moribundo, Leonardo da Vinci lamentó no haber honrado a Dios lo suficiente, pero vio visiones de belleza eterna[10].

Sin embargo, no todas las experiencias son tan agradables. Aquí vienen algunos ejemplos: el famoso ateo francés Voltaire agonizó gritando contra Dios y viendo demonios, según su enfermera y sus biógrafos. En una ocasión exclamó horrorizado: “Ojalá estuviera muerto”[11]. Sir Thomas Scott, canciller inglés en el siglo XVI, exclamó: “Hasta este momento pensé que no había infierno ni cielo… pero ahora veo que hay un infierno, y estoy a punto de entrar en él”[12]. El filósofo y deísta norteamericano Thomas Paine suplicó en los últimos momentos de su vida: “¡Jesús, ten piedad!”[13]

Profundizando en el ejemplo de Stalin del inicio de este artículo: según su hija Svetlana, Stalin sufrió un derrame el 1 de marzo de 1953 y agonizó durante cuatro días. Sus guardaespaldas lo encontraron paralizado en el suelo, con ojos llenos de terror, incapaz de hablar. Durante su agonía, gesticuló con pánico, como si viera seres amenazantes. En sus últimos minutos, alzó el puño izquierdo en rabia, apuntando al vacío como desafiando algo invisible, y murió con un "ahogo terrible", según el testimonio de su hija, el rostro congelado en horror. Svetlana escribe: "El momento de la muerte fue horrible. Dios concede una muerte fácil solo a los justos".[14] Nikita Jrushchov que le iba a seguir en el cargo y otros testigos confirmaron el pánico inexplicable de Stalin.[15]

Como ateo militante que persiguió cristianos y destruyó iglesias, su DBE negativa —sin paz y llena de horror— ilustra Isaías 48:22 donde el profeta habla de un hecho terrorífico: No hay paz para los malvados. Historiadores como Robert Service notan que, pese a su ideología materialista, su agonía sugiere una confrontación interna con lo espiritual, corroborado por múltiples relatos de su círculo íntimo.[16]

Estos casos y muchos más, estudiados por John Burke en 1.500 NDEs y DBEs nos demuestran una cosa: todo lo que la Biblia dice sobre la existencia del cielo y del infierno es cierto. Aunque el testimonio bíblico siempre tiene que primar sobre cualquier relato humano, estos casos bien documentados muestran una clara consistencia con lo que la Biblia revela, por ejemplo, en Hebreos 9:27. Y la misma carta hace una afirmación que refleja a la perfección todo lo que sabemos sobre la muerte de Stalin. Más claro es todavía la frase: “Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo” de Hebreos 10:31. Es un aviso serio sobre las terribles consecuencias de la desobediencia deliberada.

John Burke llega a la siguiente conclusión después de haber analizado centenares de DBEs y NDEs: para los creyentes son siempre agradables: paz, luz divina, reuniones con Cristo —ecos de la promesa bíblica de “estar con el Señor”. Para los no creyentes, estas experiencias a veces les llevan a una conversión in extremis comparable con la del malhechor en la cruz. Porque las experiencias de personas que vivían de espaldas a la fe son bastante inquietantes.

Aplicaciones prácticas abundan. En un tiempo que prefiere ignorar la realidad de la muerte, estas visiones nos llaman a despedirnos de este mundo preparados. Todos nos tenemos que preguntar: “mi vida, a la hora de entrar en la eternidad, ¿reflejará paz o terror?”

Estas experiencias, bien documentadas, no se pueden negar. Confirman lo que para el cristiano es evidente:

  1. ● Nuestra conciencia continúa después de la muerte.
  2. ● El alma es eterna.
  3. ● Los ejemplos de visiones positivas predominan, pero las negativas ocupan un porcentaje alto. A menudo no se publican por razones diversas.
  4. ● Para los creyentes, estas experiencias sobrenaturales, cuando se producen, son siempre agradables.

Es una buena idea hacernos esta pregunta: ¿Viviremos hoy conscientes del velo invisible, priorizando la eternidad sobre lo material? No sería mala idea orar diariamente la antigua oración: “Señor, ayúdame a glorificarte con mi vida, y dame la gracia de hacer lo mismo en la hora de mi muerte”.

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Serie "Venciendo la Sombra"

1.- ¿Por qué tenemos que morir?

2.- A la sombra victoriosa de la cruz

3.- ¿Qué ocurre después de la muerte? 

4.- ECM: vieron cielo e infierno y volvieron a la vida

5.- Experiencias en el momento de morir

 

Notas

[1] Svetlana Alliluyeva: Twenty Letters to a Friend (Harper & Row, 1967)

[2] William Barrett: Death-Bed Visions, (Methuen & Co., 1926)

[3] Karlis Osis y Erlendur Haraldsson: At the Hour of Death (Avon Books, 1977)

[4] Karlis Osis: Deathbed Observations by Physicians and Nurses (Parapsychology Foundation, 1986),

[5] Véase la referencia en el artículo previo

[6] Lee Strobel: The Case for Heaven (Zondervan, 2021)

[7] Walter Isaacson: Steve Jobs (Simon & Schuster, 2011)

[8] William R. Moody: The Life of Dwight L. Moody (Fleming H. Revell Company, 1900)

[9] J.E. Neale: Queen Elizabeth I (Jonathan Cape, 1934)

[10] Giorgio Vasari: Lives of the Artists, 1550).

[11] Evelyn Beatrice Hall: The Friends of Voltaire, Smith, Elder & Co., 1906)

[12] Harry Rimmer: Death and the Hereafter (Eerdmans, 1948)

[13] Moncure D. Conway: The Life of Thomas Paine (G.P. Putnam's Sons, 1892).

[14] Svetlana Alliluyeva: Twenty Letters to a Friend (Harper & Row, 1967)

[15] Simon Sebag Montefiore: Stalin: The Court of the Red Tsar ( Weidenfeld & Nicolson, 2003); Nikita Khrushchev: Khrushchev Remembers (Little, Brown, 1970)

[16] Robert Service: Stalin: A Biography (Belknap Press, 2005)

Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Teología para hoy - Experiencias en el momento de morir