El comunismo, semilla de una nueva religión
El comunismo como filosofía de vida ha mutado en progresismo descarnado, movimiento woke e ideologías identitarias.
22 DE SEPTIEMBRE DE 2024 · 08:00

Del comunismo a la ideología woke (1)
¿Por qué deberíamos entender lo que fue y lo que es el comunismo? ¿Cuál es la lucha de los comunistas en el presente? ¿Qué formas actuales adopta el comunismo? Preguntas que pretendo responder en dos artículos consecutivos; este sería el primero.
Para muchos el comunismo, tras la caída del Telón de Acero, con la muerte y miseria que dejó a su paso, es una rex iudicata, es decir, algo ya juzgado y sentenciado: un sistema social, político y económico trasnochado e inútil y, por lo tanto, superado en el mundo del siglo XXI.
Apenas hay cinco países en el mundo que se declaran aún comunistas, a saber, China, Corea del Norte, Cuba, Laos y Vietnam. La realidad es que China tiene una economía más parecida a un capitalismo estatal que al comunismo. En todo caso el comunismo como tal derivó en un socialismo del siglo XXI1 en países como Venezuela, Bolivia o Argentina, sin llegar a ajustarse del todo a este modelo según la concepción original de Heinz Dieterich Steffan, su teórico.
Más bien podríamos hablar de la Marea rosa en Latinoamérica2: un giro hacia la izquierda y el centroizquierda de diferentes países, que hacen su propia interpretación del socialismo del siglo XXI. El único reducto puro, por no decir romántico, de comunismo fuera de una dictadura como la cubana o la norcoreana está en algunas agrupaciones políticas. Por ejemplo, la Liga Internacional de los Trabajadores3aún defiende la dictadura del proletariado, retomando los principios revolucionarios rusos y el legado del trotskismo en oposición al estalinismo, pero sin éxito a la hora de atraer electorado.
Entonces, ¿por qué debemos seguir hablando del comunismo hoy en día si su fuerza es algo del pasado que a duras penas subsiste en la actualidad? La razón es doble y, desde mi punto de vista, ambas respuestas son sumamente importantes.
- En primer lugar, por la ignorancia general que padecen los jóvenes a la hora de entender lo que fue el comunismo y juzgarlo con la severidad que merece, previniendo cualquier regreso de esa filosofía en forma de una especie de comunismo 2.0.
- Pero lo que es más preocupante, el comunismo no tiene mucha vigencia como sistema económico y social, sin embargo, ha sobrevivido como filosofía y pseudo-religión, adaptándose al nuevo siglo y a las generaciones del smartphone, Internet y las redes sociales. ¿Cómo lo ha hecho?
En estos primeros artículos hablaré del comunismo como filosofía de vida y su mutación en el tiempo presente: el progresismo descarnado, el movimiento woke y las ideologías identitarias. En los siguientes haré un esfuerzo pedagógico para recordar lo que fue el comunismo y explicar por qué es imposible ser cristianos sinceros y comunistas convencidos. Ambas cosas son incompatibles, pues los conceptos claves del comunismo están irremediablemente en pugna con los conceptos cristianos.
El comunismo fue una nueva religión
El comunismo es una doctrina político-económica que, en su origen, nada tiene que ver con los problemas metafísicos sobre Dios, el alma y la religión4. Así se planteaba al principio, pero su evolución pasó de combatir con ahínco las religiones a finalmente convertirse en una filosofía asumida como ciencia por sus adeptos y, de facto, como una religión con un nuevo dios y un complejo credo que exigía compromiso total o, lo que es peor, imponía por la fuerza su adhesión y devoción5.
El corazón del conflicto debe ser claramente comprendido. Un error común es mirar el comunismo como un sistema económico del pasado. Es mucho más que eso. Es una falsa religión que tiene en sí mismo la semilla de su propia derrota, porque no hacen provisión para las necesidades espirituales del hombre, las cuales son tan reales como las necesidades físicas.
Sostiene, el comunismo, que no existe el derecho de propiedad, sino que todas las cosas son comunes a todos los hombres habiendo sido la propiedad privada introducida injustamente. Y la misión de la autoridad pública es distribuir igualmente a todos los individuos el uso de los bienes cuya propiedad colectiva es de todos.
Hasta ahí suena idealista y hasta platónico. Pero por el año 1848 aparece en Europa el Manifiesto Comunista de Marx y Engels. Toda la doctrina habida hasta ese tiempo sufre un cambio y se transformaría en lo que más adelante llamarían colectivismo6, siendo su base la abolición de la propiedad privada o burguesa. La obra de Marx, El Capital, dio origen al sindicalismo revolucionario, que preconiza la lucha de clases, la huelga general y la violencia como medio para implantar el sistema.
Aunque el comunismo tiene millones de prosélitos y parásitos en el mundo, solo unos pocos saben en realidad algo sobre su filosofía. Muchos creen que el comunismo es simplemente una teoría económica en que la producción está más bien destinada al uso que al lucro. Otros creen que debe ser una defensa del obrero. Esencialmente, el comunismo no es ninguna de estas cosas. Se trata más bien de una filosofía completa de la vida que se diferencia de los demás sistemas seculares en que no solo procura dominar la periferia de la vida, sino también fiscalizar la vida interior del hombre7. El comunismo tiene una teoría y una práctica. Quiere ser no solo un Estado, sino una Iglesia que juzga las conciencias de los hombres.
Bajo la ética comunista yace el principio de “el fin justifica los medios”. Todos los comunistas, anarquistas o revolucionarios, debían tratar de implantar su sistema por la vía de la revolución y recurriendo a todos los medios, incluso a los más violentos.
La necesidad de la revolución determina la moral, de ahí que todo lo que estimule el derrocamiento revolucionario de la democracia y la desposesión violenta del que tiene bienes, es un acto moralmente bueno y todo lo que entorpezca la revolución es un acto malo. Lenin escribe al respecto8: “Decimos que nuestra moral está subordinada íntegramente a los intereses de la lucha de clases del proletariado. Por eso decimos que una moral tomada afuera de la sociedad no existe para nosotros. Es una patraña. Para nosotros, la moral está subordinada a los intereses de la lucha de clases de obreros”.
En palabras de Martin Luther King9: El comunismo está basado en un relativismo ético y no acepta los valores morales absolutos y estables. Bueno y malo son entendidos en relación con los métodos más convenientes para conducir a la lucha de clases... Enuncia románticamente la teoría de una sociedad sin clases, pero los métodos para llegar a conseguir este noble objetivo son a menudo innobles. Mentira, violencia, asesinato y tortura son considerados medios adecuados para alcanzar la meta dorada”.
La ética comunista se funda en un repudio total de un orden moral vigente bajo la égida de Dios8. Marx, en 1841, presentó su tesis doctoral, se titulaba Odio a todos los dioses. Marx insistía en que elegir a Dios es sacrificar al hombre. La religión no es la afirmación de la conciencia de uno mismo, sino de la conciencia enajenada del yo. Marx era ateo antes de ser comunista.
Marx no solo quiere eliminar la religión, sino poner en vigencia el llamado humanismo nuevo10. La finalidad de la persecución de la religión es devolver al hombre a sí mismo. La religión nos es más que un sol engañoso que se mueve en torno al hombre, mientras este no se mueve alrededor de sí mismo.
El comunismo, por lo tanto, niega a Dios y levanta otros dioses: la colectividad comunista, ante la cual los hombres deben postrarse11; a cuyo nuevo santuario, las fábricas, deben hacer sus peregrinaciones; a cuya voluntad, la del dictador, deben abandonarse por completo.
El comunismo es una religión llamada a sustituir todas las demás religiones. Es mucho más que una teoría económica, es una filosofía completa de la vida y del universo, y como tal es realmente una religión11. Marx creyó que la materia era la única realidad y que tanto idea como ideales son el resultado de la materia en movimiento. No hay alma, no hay vida eterna.
¿Cómo puede ser una religión si enseña esto? Básicamente es una religión porque ofrece un sistema para que el hombre se entienda a sí mismo, para que entienda el mundo y su lugar en él. Es además una religión porque demanda fidelidad, provee y da a sus seguidores una fe en la cual vivir y un programa de acción11. Los escritos de Lenin y Marx toman el lugar de la Biblia como fuente absoluta de autoridad y cualquier cosa que no esté de acuerdo con ellos debe rechazarse.
El comunismo acepta la realidad del mal, considerando que su origen está en la existencia de la propiedad privada y que cuando sea abolida y convertida en fuente de producción, los hombres disfrutarán por igual de los productos del trabajo. Los hombres, por su propio esfuerzo, habrán acabado con el pecado. Entonces, el motivo de la existencia del mal se habrá quitado y se restablecerá la sociedad ideal.
Ahora bien, el comunismo deseaba acabar con la explotación del hombre por el hombre, y terminó estableciendo la explotación del hombre por el Estado. Deseaba disponer de las vidas a su antojo. En este sentido, el comunismo concentró tanto mal que acabó siendo responsable del asesinato de cien millones de seres humanos.
La próxima semana trataremos La filosofía comunista en la actualidad.
Notas
1- El socialismo del siglo XXI: Concepto
2- Marea rosa o vuelta hacia la izquierda.
3- Reafirmar la lucha por la dictadura del proletariado: La Liga Internacional de los Trabajadores.
4- Fernández, D. La Oz o la Cruz. Editorial Verdad, 1963.
5- Roth, J. Anti- Christ: An Essay On Evil In The Modern World. The Viking Press, 1935.
6- El Comunismo. Enciclopedia Universal. Espasa-Calpe.
7- J. Scheen, D. El comunismo y la conciencia occidental. Espasa Calpe, 1961.
8- Berdinev, N. El comunismo y el problema del comunismo. Espasa Calpe, 1968.
9- King, M. L. La Fuerza de Amar. Acción Cultural Cristiana, 1999.
10- Varios Autores.Esta es la RDA. Panorama DDR, 1978.
11- Gutiérrez, J. L. Doctrina Pontificia. Editorial Católica. 1958.
Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Soliloquios - El comunismo, semilla de una nueva religión