Taller de reparación de corazones (parte 1)

Nos hemos dejado tratar, confiando en el poder de Dios y en el amor del Espíritu, quien no quiere que estemos toda la vida arrastrando heridas. 

    16 DE DICIEMBRE DE 2023 · 22:00

    Imagen de Bruno Kelzer en Unsplash,
    Imagen de Bruno Kelzer en Unsplash

    Cercano está el Señor a los quebrantados de corazón,  
    y salva a los abatidos de espíritu. Salmo 34:18.  

     
    ¿Por qué hay mucha gente que lleva años en la iglesia y no sana? Es una buena pregunta…  Esta es la respuesta que me dio el Señor, usando la comparación de una operación en el quirófano.

    Cuando vas a una operación:  

    Te pones en manos de un cirujano especialista. No opera cualquier médico. 

    No te operan sin anestesia.  

    Tampoco usan cualquier instrumento.  

    Y no lo harán en un lugar común. Usarán un quirófano aséptico, previamente preparado para eso mismo.

     

    De la misma forma, cuando necesitamos reparación en el corazón:  

    El Espíritu Santo es el médico experto que nos sana (Salmo 34:18 y Salmo 147:2-6*).  

    Unge a instrumentos humanos que colaboren con él en esa sanidad (Isaías 61:1-3**).  

    Su Presencia será el quirófano, protegido de cualquier contaminación o impureza (momentos de oración, tiempos en la iglesia, etc.).  

    Su amor se convierte en el bálsamo o medicina que repara los daños de nuestra alma.  

    La unción del Espíritu equivale a la anestesia, que hace fácil la operación.  

    La palabra de Dios es el bisturí con el que intervenirnos.  

    Y la iglesia local es, al mismo tiempo, el hospital en el que sanar y la familia con la que nos vamos a recuperar, bien cuidados y amados.  

     

    Pero el problema consiste en que muchos de nosotros no nos atrevemos a confiarnos al buen hacer del cirujano del corazón. Nos resistimos a abandonarnos a su cuidado. Se lo ponemos difícil a sus ungidos que nos quieren ayudar en esa sanidad. No acabamos de dormir bajo la unción del Espíritu Santo, para que Él haga su obra libremente. 

    Vanessa y yo hemos pasado muchas veces por el quirófano de Dios. Mi esposa tenía sus traumas o heridas que le impedían cumplir el propósito divino. Yo también llegué sin identidad y golpeado. Pero nos hemos dejado tratar, confiando en el poder de Dios y en el amor del Espíritu, quien no quiere que estemos toda la vida arrastrando estas heridas.  

    El tema de la reparación del corazón es muy amplio. Cuestión de toda una vida. Pero nos vamos a centrar en 4 aspectos de la reparación del corazón:  

    Huecos en el alma o vacíos en el carácter.  

    Confusión y engaños de identidad.  

    Mala paternidad (la próxima semana)

    Falta de perdón (la próxima semana) 

     

    ¡Aquí está la buena noticia, como un adelanto de lo que veremos!  

    La identidad de Dios sana la confusión de identidad.  

    La paternidad del Señor sana los daños ocasionados por una mala paternidad.  

    Y el perdón es la llave para la sanidad y libertad. ¡Y está en nuestra mano!  

     

    1. Empecemos por HUECOS EN EL ALMA O VACÍOS EN EL CARÁCTER.  

    A menudo avanzamos en la construcción de nuestra persona, pero tenemos huecos en el alma o vacíos en el carácter. Como páginas en blanco que no han sido correctamente escritas. Temas no resueltos. Lagunas en los cimientos de nuestro edificio que antes o después se convierten en nuestra debilidad. Es decir, con el paso del tiempo se abre una grieta peligrosa en la construcción de nuestra persona. 

    Conozco cristianos con años en el Señor, e incluso en lugares de autoridad, que tienen fracturas en su vasija. Nunca encuentran saciedad, plenitud, que el Señor pueda usarles en forma madura, porque son un vaso que tiene grietas, que pierde el agua.  

     

    El caso Joshua Harris 

    Harris sirvió como pastor principal en Covenant Life Church desde 2004 hasta su renuncia en 2015. Esta iglesia es fundadora de Sovereign Grace Ministries en Gaithersburg, Maryland. En 2015, Joshua Harris anuncio su renuncia con el fin de seguir estudios de posgrado en Regent College, en Columbia Británica.  

    Joshua fue uno de los promotores del «Pacto CVP», (Castidad, Virginidad y Pureza). Se trata de un compromiso con Dios que se puede hacer siendo un creyente soltero; es la decisión de esperar en Él a la persona con la que te vas a comprometer con el objetivo de casarte y formar un matrimonio, una familia. Eso implica no tener noviazgos sin propósito, entre otras cosas…  

    Casi tres años después de disculparse con los cristianos y llamar a su libro más vendido de 1997, I Kissed Dating Goodbye, un "gran error", el autor y pastor Joshua Harris reveló que él y su esposa se están separando. 

    "Estamos escribiendo para compartir la noticia de que nos estamos separando y continuaremos nuestra vida juntos como amigos", anunció el antiguo pastor principal de Covenant Life Church.

    Luego, en una publicación de Instagram, Harris anunció que ya no se consideraba un cristiano, refiriéndose al término bíblico "caerse" para describir su estado espiritual. "Por todas las medidas que tengo para definir a un cristiano, no soy cristiano", escribió Harris en la publicación de Instagram.

    También expresó su pesar por su oposición pasada a la homosexualidad y al matrimonio entre personas del mismo sexo, explicando que estaba "apenado por las opiniones que enseñé en mis libros y como pastor con respecto a la sexualidad". 

    No es un caso aislado, sino que se suma al de otros hombres y mujeres de Dios reconocidos que han abandonado la fe o han caído en inmoralidad, quedando descalificados para el ministerio. En la mayoría de las ocasiones el problema parte de un problema espiritual o de carácter no resuelto, que se ha ido arrastrando hasta un determinado punto de la vida, cuando ya la caída es inevitable y el daño ocasionado difícil de cuantificar. 

    No podemos dejar huecos en nuestra formación: problemas espirituales que no nos atrevemos a enfrentar; vacíos en el carácter; pequeñas grietas en forma de ataduras o heridas, que después nos llevan a un naufragio espiritual. Es mejor ser honestos con Dios y con nosotros mismos (también con nuestros pastores o mentores espirituales) y enfrentar esas áreas incómodas. Dejar que el Señor sane, forme, reescriba o llene nuestros huecos pendientes hará de nosotros hombres y mujeres de Dios sólidos y fiables.

    Todo lo que no resuelvas hoy puede convertirse en tu caída mañana.  Quizás tú lo dejas de lado porque es algo doloroso, sin embargo, es preferible ser valiente y enfrentarlo. 

    ¿Por qué ha de quejarse el ser viviente?  

    ¡Sea valiente frente a sus pecados! Lamentaciones 3:39. 

    Aquí os paso una lista de áreas que se pueden convertir en un hueco en el alma o vacío en el carácter:  

    - PROBLEMAS DE CARÁCTER: cambios constantes; falta de dominio propio; celos; inseguridad; vergüenza excesiva; temores paralizantes; búsqueda constante de aprobación; inclinación a manipular o a llamar la atención.  

    - PROBLEMAS DE FE: ¿Qué creo? ¿Por qué lo creo? ¿Mi cristianismo es profundo o de emoción?  

    - PROBLEMAS DE PECADO: tendencias homosexuales; adicciones a pornografía o masturbación; espíritu de seducción; promiscuidad; necesidad de gustar; encontrar placer en provocar; etc.  

    - TENDENCIAS A LA DEPRESIÓN: pensamientos de suicidio; pesimismo crónico; aislamiento enfermizo; espíritu de soledad; melancolía recurrente; etc.

    Son solo algunos ejemplos de áreas que deben ser tratadas en el taller del Señor. Que Él nos repare y verdaderamente lo podamos vencer y superar. Y sobre la base de esas victorias seguimos edificando nuestra vida y carácter.  

    ¿Qué puedo hacer si estoy en uno varios puntos de esa lista? Es necesario que busques ayuda con tus pastores. Hay personas ungidas por el Señor para poder ministrarte libertad y sanidad. No tienes por qué cargar esa maldición años y años. Ese es el problema al que me refería en un comienzo: que no quiero dejarme en las manos del Señor y de sus siervos para ser tratado a fondo. Entonces puedo tener una estrepitosa caída más adelante, como la de Joshua Harris, simplemente porque avancé y avancé sin revisar que todo estuviese bien sanado.  

     

    2. LA IDENTIDAD DE DIOS SANA LA CONFUSIÓN Y ENGAÑO DE IDENTIDAD:  

    El engaño de la serpiente, en Génesis 3, tuvo mucho que ver con este asunto de la identidad. Observemos la oferta:  

    Seréis como Dios.  

    Serán abiertos vuestros ojos.  

    Conoceréis el bien y el mal.

    ¡Pero ellos ya tenían todo eso! Eran a la imagen y semejanza de Dios. Tenían ojos abiertos. Y podían conocer el bien y el mal, porque al tener los ojos abiertos al bien, toda clase de mal sería evidente y podrían combatirlo.  

    De manera que, el no tener clara su identidad y todo lo que ya poseían en Dios facilitó que el Diablo les metiera dudas, y que cayeran en el engaño del pecado. La tragedia se produjo tal que así: de ser libres pasaron a ser esclavos; de ser santos a ser pecadores; de ser eternos a seres mortales; y de ser amigos de Dios a convertirse en enemigos de Dios.  

    No conocer y amar su identidad como hijos de Dios les empujó a una degradación en su identidad.   

    De la misma forma, hoy en día podemos ser degradados en nuestra identidad como hombres y mujeres, simplemente porque no hemos entendido bien lo que nuestro Creador dice que somos y lo que tenemos derecho a reclamar en Él.  

    Me atrevo a afirmar que lo que más está siendo atacado en el tiempo moderno es la identidad: transgénero; transespecie; transedad; homosexualidad; bisexualidad; poligamia; pedofilia; etc. Es una locura en lo que nos convertimos por no abrazar nuestra esencia eterna como criaturas e hijos de Dios. El hombre se degrada a una condición de esclavo del pecado y esclavo de Satanás. Y en sus zarpas engañosas acaba siendo peor que un animal en su perversidad y estilo de vida.  

    Yo también tuve muchos problemas de identidad. Vine al Señor con la pregunta de ¿Quién soy? ¿Para qué estoy aquí? ¿A dónde voy? Pero en Cristo Jesús hallé mi identidad: fui sano de la inseguridad, de la baja estima, del rechazo; del deseo de agradar constantemente.  

    Ahora puedo decir confiadamente que soy de gran valor; soy un hijo de Dios; soy rey y sacerdote; soy redimido por la sangre de Cristo; soy siervo del Reino de Dios; soy santo por gracia; soy único; y ¡soy hombre!  

    Dios es un especialista en restaurar a los pecadores para que recuperen toda su esencia y todo el valor de lo que en Cristo han sido llamados a ser. Qué tal si me dices: “no lo puedo evitar, tengo 50 años, pero me gustan los niños de 10 o 12 años. No voy a luchar contra esto, porque ya estoy cansado de hacerlo”. Verdad que diríamos: ¡NO! Eso está mal. ¡Esa no es tu identidad! Es un engaño y una deformación de tu verdadera sexualidad y de lo que debe gustarte y atraerte. Exactamente igual ante el hecho de que te sientas atraído por los de tu mismo sexo o que quieras cambiar tu cuerpo para parecerte al otro sexo. Se puede sanar. Se puede tratar con esa confusión de identidad.  

    Por otra parte, mi identidad no puede estar basada en las etiquetas del mundo: posición, dinero, logros, estudios, aspecto físico, etc. El ‘Dios imagen’ está esclavizando a las generaciones del tiempo actual. Es una potestad moderna que introduce la tiranía de juzgarnos unos a otros por la apariencia y sobredimensionar la estética por encima de la ética.  

    Pero ¿quién soy yo? Soy más que este traje momentáneo. Este cuerpo lo cuido y lo mantengo limpio y hermoso, como templo visible del Dios invisible. Sin embargo, Dios no ve como ve el hombre, porque el hombre ve lo de afuera, pero el Señor mira el corazón. Eso es lo importante de verdad. 1 Samuel 16:7.  

    Tampoco soy un ex alcohólico, un abusado, una maltratada, un divorciado, una huérfana… Lo que me haya pasado no define quién soy yo. Mi Creador define lo que yo soy. Soy un hijo de Dios que he sobrevivido a un maltrato, o aun divorcio, o a un problema de adicción. Y con el poder de Dios lo he superado. Mi valor no lo determina esa historia, sino la historia de la Cruz. Quién murió allí por mí y el amor que se manifestó hacia mí cifran ahora el valor que tengo y la identidad en Cristo: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí, son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17). Me gusta cómo lo dice en la NTV: 

    Esto significa que todo el que pertenece a Cristo se ha convertido en una persona nueva. La vida antigua ha pasado; ¡una nueva vida ha comenzado! (2 Corintios 5:17 NTV). 

    Cuando vuelvo a Cristo recupero la identidad que Adán y Eva perdieron. Hay una reconstrucción del hombre original: de ser esclavos a ser libres; de ser pecadores a ser santos; de ser mortales a seres eternos; y de ser enemigos de Dios a convertirnos en amigos de Dios.  

    La semana que viene, en el próximo soliloquio, seguiremos hablando de la reparación del corazón con estos esperanzadores principios: 
    - La paternidad de Dios sana de una mala paternidad. 

    - La llave del perdón para una restauración plena. 

    *El Señor edifica a Jerusalén;  
    congrega a los dispersos de Israel;  
    3 sana a los quebrantados de corazón,  
    y venda sus heridas[c].  
    4 Cuenta el número de las estrellas,  
    y a todas ellas les pone nombre[d].  
    5 Grande es nuestro Señor, y muy poderoso;  
    su entendimiento es infinito[e].  
    6 El Señor sostiene[f] al afligido  
    y humilla a los impíos hasta la tierra.
    Salmo 147:2-6.  

     

    ** El Espíritu del Señor Dios[a] está sobre mí,  
    porque me ha ungido el Señor  
    para traer buenas nuevas a los afligidos[b];  
    me ha enviado para vendar a los quebrantados de corazón,  
    para proclamar libertad a los cautivos  
    y liberación a los prisioneros[c];  
    2 para proclamar el año favorable del Señor,  
    y el día de venganza de nuestro Dios;  
    para consolar a todos los que lloran,  
    3 para conceder que a los que lloran en Sion  
    se les dé diadema en vez de ceniza,  
    aceite de alegría en vez de luto,  
    manto de alabanza en vez de espíritu abatido;  
    para que sean llamados robles[d] de justicia,  
    plantío del Señor, para que El sea glorificado.
    Isaías 61:1-3.  

    Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Soliloquios - Taller de reparación de corazones (parte 1)

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