El Dios de la Palabra es también el Dios del silencio

Los muchos beneficios del silencio ante Dios y diez pasajes bíblicos que lo recomiendan.

22 DE ENERO DE 2023 · 08:00

Ben Mack, Pexels,paseo playa, playa silencio
Ben Mack, Pexels

Vivimos en una sociedad, sobre todo en Occidente, donde hay mucho ruido. Estamos acostumbrados al ruido, tanto que en un momento de absoluto silencio parece que enloquecemos. Pero Dios diseñó nuestro cerebro para que tengamos momentos de respiro y silencio.

Si nos hallamos en un lugar donde ya no percibimos esos ruidos a los que nos hemos habituado, de casa, de electrodomésticos funcionando, de vehículos, de claxon, etc. y nos enfrentamos al silencio, nos podemos llegar a sentir raros, como en una habitación extraña. En este soliloquio estudiaremos las bondades del silencio y cómo es un ingrediente más de la vida espiritual de todo buscador.

 

El gran pasaje del silencio ante Dios

El gran pasaje del silencio ante Dios es el de Eclesiastés 5:1-3. Allí se nos recomienda el guardar nuestros pasos cuando vamos a la casa de Dios: se puede aplicar a cuando vamos a la presencia del Señor. Y que nos acerquemos a escuchar, en lugar de ofrecer el sacrificio de los necios, porque estos no saben que hacen el mal.

Yo no sé tú, pero cuando yo estoy con alguien sabio procuro hablar poco y escuchar mucho, para aprender. Qué pena cuando un necio coincide con alguien que es una fuente de sabiduría y el necio no para de hablar. Porque hay maestros y consejeros que nos ha regalado el Señor para que tomemos de la riqueza que Dios ha depositado en sus vidas, y si es así con los hombres, ¡cuánto más con el Rey de reyes, con el Sabio de los sabios, con el Dios que es el Maestro de los maestros! Cuando voy a su presencia, es mucho más importante lo que Él me tiene que decir a mí, que lo que yo le tengo que decir a Él. Y por eso dice en Eclesiastés “guarda tus pasos”, mira bien delante de quién estás, acércate a escuchar, no ocupes todo el tiempo hablando y hablando. Eso es el sacrificio de los necios.

Jesús advirtió que no seamos como los gentiles, que ellos piensan que van a ser oídos por su palabrería, por repetir rezos... Y Él nos enseñó a orar, siendo el Verbo encarnado, con el Padrenuestro, que es una oración de niños (Mateo 6:5-15). Pero es que a Dios no lo vamos a asombrar con las palabras, sino con el corazón, con la actitud del corazón. Quizás solamente le dices, “Padre nuestro que estás en los cielos”, pero en tu interior estás dándole a Él el lugar más alto en tu vida y estás reconociendo que Él es tu Padre.

No te des prisa en hablar, añade Eclesiastés 5:1-3. Este es un problema que tenemos en general para las cosas de Dios. Todo lo hacemos con prisa. Prisa para orar, prisa para alabar, prisa para la Palabra... ¿Por qué todo con prisa? ¿Por qué ese apresuramiento? Porque es el ritmo en el que el hombre moderno ha entrado. El silencio nos ayuda a detenernos.

El texto del Sabio Predicador dice: “guarda tus pasos”. Probablemente, no todos los días podemos tener el tiempo que nos gustaría para estar con el Señor en quietud, pero al menos varias veces a la semana hemos de conquistar devocionales tranquilos, donde callamos delante de Dios.

Deuteronomio 27:9-10 dice: “Y Moisés con los sacerdotes levitas, habló a todo Israel, diciendo: Guarda silencio y escucha, oh Israel. Hoy has venido a ser pueblo de Jehová tu Dios. Oirás, pues, la voz de Jehová tu Dios. Y cumplirá sus mandamientos y sus estatutos que yo te ordeno hoy”. Dios le dice a Israel, vosotros sois mi pueblo, pero tenéis que aprender a callar y a escuchar, a oír la voz de “Jehová, tu Dios”. De hecho, una y otra vez, si lees con atención, vas a ver que lo que caracteriza a la nación de Israel frente a los otros pueblos es que Dios estaba con ellos, pero frente a Dios, lo que debía caracterizar a Israel del resto de los pueblos es que eran su nación consagrada, un pueblo que oía la voz del Señor y obedecía su mandato, ese era el pacto. ¿Pero cómo? Primero dice, “Guarda silencio”.

 

4 beneficios del silencio probados por la ciencia

En neurociencia se han descubierto al menos cuatro grandes beneficios de pasar un rato al día en completo silencio.

1. Más relajación y menos estrés

El primero de los hallazgos se produjo casi por casualidad. Para un trabajo que se publicó en 2005, un equipo de científicos dirigido por el italiano Luciano Bernardi medía las reacciones en los sistema cardiovascular y respiratorio de varias personas ante distintos tipos de música. Introdujeron pausas de silencio, de dos minutos de duración, entre una melodía y la siguiente, y se sorprendieron al descubrir que la mayor relajación no se alcanzaba con ninguno de los ritmos musicales, sino en los momentos de silencio. Si en lugar de música se piensa en el ruido al que estamos expuestos en la vida cotidiana y la forma en que, por contraste, el silencio puede ayudar a relajarse y reducir el estrés, es claro que merece la pena tratar de no escuchar nada al menos durante un rato cada día.

2. Favorece la creación de neuronas nuevas

Científicos alemanes realizaron un estudio con ratones, en 2013, para probar si los estímulos auditivos podían contribuir con la neurogénesis adulta, es decir, con el nacimiento de nuevas neuronas. La experiencia demostró que, mientras que los sonidos generan efectos de corto plazo, el único estímulo que produjo un resultado duradero fue el silencio. En concreto, un periodo de silencio cada día contribuía con el desarrollo de células nuevas en el hipocampo, el área del cerebro vinculada con la memoria y el procesamiento de las emociones. Los investigadores sospechan que los periodos de silencio podrían contribuir con la plasticidad cerebral y, por lo tanto, disminuir las probabilidades de sufrir problemas neurodegenerativos como la demencia o el mal de Alzhéimer, o al menos retrasar su aparición.

3. Mejora la calidad del sueño

Por el simple hecho de ayudar a que el organismo esté más relajado y, por lo tanto, sean menores los índices de estrés y ansiedad, tomarse ratos de absoluto silencio es beneficioso para la calidad del sueño, y se conforma de esta manera una suerte de círculo virtuoso, pues un sueño saludable tiene, a su vez, muchos efectos positivos para la calidad de vida.

4. Propicia la autorreflexión y la creatividad

En esos momentos en los que ponemos en pausa los ruidos, hasta el hablar con nosotros mismos, y solamente estamos callados, concentrados en nada o, mejor aún, los hijos de Dios concentrados en la gloria de Dios, entonces, el cerebro comienza a recordar cosas, a renovarse, y la creatividad encuentra mayor estímulo o, los que tienen que tomar decisiones, más luz. Pero también es bueno para la autorreflexión. Y aquí aparece uno de los problemas del silencio: a ciertas personas les produce miedo.

 

La sigefobia: miedo irracional ante el silencio

Un estudio de la Universidad de Virginia, Estados Unidos, descubrió que la mayoría de los participantes (sobre todo los varones) preferían estar haciendo cualquier cosa, incluso haciéndose daño a sí mismos con dosis de electrochoque, antes que estar en silencio solos con sus propios pensamientos. En buena medida, eso se debe a que el silencio lleva a hacer introspección y a la autorreflexión.

La sigefobia nos habla de un miedo que nos obliga a estar haciendo ruido todo el tiempo. En un mundo cada vez más ruidoso y estimulante, hay quien desarrolla sigefobia, el miedo al silencio. 

La sigefobia es un término acuñado por el filósofo español Raimon Panikkar que, como explica un lector en una carta al director del Diario de Navarra, tiene que ver con el desasosiego de estar a solas con uno mismo o la angustia de pensar y mirar hacia dentro. Escuchar la radio, poner música, estar constantemente conectados, auriculares, buscar el ruido…son algunas de las consecuencias.

Más allá del tópico del ermitaño que se va a vivir a la montaña para desconectar del “mundanal ruido”, hay otros casos curiosos. Por ejemplo, John Cage, compositor norteamericano del siglo XX, compuso una obra musical basada en el silencio. Durante 4 minutos y 33 segundos, los músicos no tocan ni una nota. Otro caso es el abogado noruego Erlin Kagge, que pasó 50 días caminando solo por la Antártida para desconectar del ruido de la sociedad. 

 

Tres beneficios espirituales del silencio ante Dios

La impaciencia, la hiperconectividad y el estrés nos llevan a buscar el ruido. La quietud y la calma nos reconcilian con el silencio.

1. Ejercitar el dominio propio

¿Por qué? Porque le tengo que decir a mi alma: “Ahora toca silencio”. Estoy en silencio, y sujeto el alma. Bajo la velocidad en la que estamos todos, y ahora entro en calma por algún tiempo. Necesito practicar esto. Ahora bien, si ves que no puedes, si descubres que te cuesta conquistarlo y luchas, estás ejercitando uno de los frutos del espíritu, el dominio propio. Eso sí, con la ayuda del Espíritu Santo. Gobernar los pensamientos, que son como un caballo salvaje, es un arte que se practica.

Habacuc 2:20 dice: Pero el Señor está en su santo templo, calle delante de él toda la tierra. No es un callar por miedo, es un callar porque el Maestro nos va a enseñar algo importante. Que no tenga que gritar, que no tenga que frustrarse, porque no nos callamos; como si fuésemos una clase de alumnos maleducados e irrespetuosos que no lo escuchamos. Él nos está hablando. ¡Nos está hablando Dios! ¡Callemos!

2.  Es una oportunidad para contemplar a Dios

Uno de los nombres de Dios es el Admirable. Si es el admirable, entonces merece ser admirado. Cuando pagas, por ejemplo, para ir a un museo o a una exhibición de arte, no vas con prisa, pasando de una obra a otra sin contemplarla detenidamente. Eso equivaldría a desperdiciar tu inversión. Sino que lo contemplas, lo admiras. Si tienes un poquito de educación artística o de cultura gráfica, y sabes apreciar una pintura o escultura, ves los trazos, analizas cómo el artista ha querido dejar ciertas impresiones y pasas un tiempo ahí, antes de pasar a la siguiente obra. ¿No merece Dios nuestra contemplación mucho más que cualquier arte de la tierra? Tan solo admirando lo que Él ha creado, como paisajes, el Universo, animales o árboles, uno se queda embobado. Sin duda, mucho más bello es el Autor de esa creación, nuestro Dios. Y debemos aprender, por la fe, a contemplarle y admirarle. Eso es un ejercicio que podemos incorporar a nuestra vida: el estar en silencio, y quizás estoy pensando en la cruz, en el amor del Calvario, en el trono, en la gracia, en su bondad, en su fidelidad, en lo que Él ha hecho, en el poder de Jesús manifestado en los Evangelios... ¿Estás admirando al Admirable? Intuyo que muchos de nosotros necesitamos practicar esto, porque contemplando como en un espejo la gloria del Señor, vamos siendo transformados de gloria en gloria (2 Corintios 3:18).

3. Rompemos la prisa y el ritmo vertiginoso y nos fortalece interiormente

Otro de los beneficios es que le damos tiempo al espíritu, a la vida interior, a fortalecernos en Dios. En una buena dieta tenemos de todo (la dieta mediterránea es buena porque es variada). Y si vas al médico y nos hace una analítica verá si nos falta hierro, alguna vitamina, o si está alto el colesterol. También en lo espiritual lo necesitamos todo: necesitamos Biblia; necesitamos oír la Palabra; adorar; ayuno; congregarnos; etc. Son vitaminas para nuestro espíritu. No olvidemos el silencio, pues es una vitamina que nos fortalece y que no podemos descuidar.

 

Consejos de los expertos para tener momentos de silencio

· Desconectar o silenciar los dispositivos digitales. Desde dos psicólogas de Google, hasta la Asociación Estadounidense del Corazón han publicado artículos en los que destacan el valor de “desconectarse” de teléfonos y ordenadores, y también de “disfrutar de perderse cosas”. No estar pendiente de lo último es clave para gozar de los beneficios del silencio. Por ejemplo, algo tan sencillo como desactivar las notificaciones y silenciar algunas alertas. De esa forma, yo gobierno el smartphone y no al revés. Si algo tan pequeñito me gobierna, ¿cómo voy a gobernar mi casa, mis finanzas o mi cuerpo?

· Dar paseos en busca de silencio. Las caminatas por la naturaleza o por las afueras de la ciudad no implican exactamente silencio, pues cada entorno tiene sus propios sonidos, pero sí permiten alejarse del tráfico y otras fuentes de ruido que contribuyen a aumentar el estrés. Necesitamos esta desconexión que propicia el sacudirnos afán.

· Acudir a bibliotecas u otros espacios silenciosos. Una biblioteca pública, un museo, una galería o algún otro sitio donde predomina el silencio puede resultar un oasis en medio de la ciudad, y puede ayudar a hacer una pausa, bajar el ritmo y serenarse para continuar, con energías renovadas, el resto del día. No te concentras en orar en tu casa, porque hay mucho ruido o mucho movimiento, quizás puedes ir al local de tu congregación en un tiempo de calma y buscar a Dios allí. Optimizaríamos la utilidad de nuestros edificios.

· Usar tapones para los oídos o auriculares. Los tapones o protectores auditivos pueden ser de gran ayuda sobre todo para quienes viven en zonas muy ruidosas y no pueden aislarse, ni siquiera dentro de sus casas. Una alternativa son los auriculares, y si de todos modos no se puede obtener silencio (por ejemplo, debido a la convivencia con otras personas) escuchar música suave o sonidos como de lluvia o agua que cae, un bosque, el mar, etc.

 

10 pasajes bíblicos que recomiendan silencio ante Dios

Nuestro Padre Celestial nos prescribe diez pasajes que demuestran que el silencio es algo bueno para nosotros. En ellos descubrimos la utilidad del silencio ante Dios: para cultivar una relación con Él respetuosa y adorarle como es debido; para aprender de Él y obedecer lo que nos manda; para esperar en Él y desarrollar una confianza absoluta; para no emitir juicios errados; para renovar fuerzas en su presencia; y para demostrar que acatamos humildemente su disciplina.

1º SILENCIO PARA NUESTRA COMUNIÓN CON DIOS: Eclesiastés 5:1-3

Guarda tus pasos cuando vas a la casa de Dios, y acércate a escuchar en vez de ofrecer el

sacrificio de los necios, porque estos no saben que hacen el mal.

No te des prisa en hablar, ni se apresure tu corazón a proferir palabra delante de Dios. Porque Dios está en el cielo y tú en la tierra; por tanto, sean pocas tus palabras.

Porque los sueños vienen de la mucha tarea, y la voz del necio de las muchas palabras.

2º SILENCIO PARA OBEDECER: Deuteronomio 27:9-10

Y Moisés, con los sacerdotes levitas, habló a todo Israel, diciendo: Guarda silencio y escucha, oh Israel; hoy has venido a ser pueblo de Jehová tu Dios.

Oirás, pues, la voz de Jehová tu Dios, y cumplirás sus mandamientos y sus estatutos, que yo te ordeno hoy.

3º SILENCIO COMO MUESTRA DE RESPETO:

  • Habacuc 2:20. Pero el Señor está en su santo templo: calle delante de Él toda la tierra.
  • Zacarías 2:13. Calle toda carne delante del Señor,porque Él se ha levantado de su santa morada.

4º SILENCIO PARA ESPERAR EN ÉL

  • Salmo 37:7. Guarda silencio ante Jehová, y espera en él. No te alteres con motivo del que prospera en su camino, Por el hombre que hace maldades.
  • Salmo 62:1. En Dios solamente espera en silencio mi alma; de Él viene mi salvación.
  • Salmo 62:5. Alma mía, espera en silencio solamente en Dios, pues de Él viene mi esperanza.

5º SILENCIO CUANDO NO ENTENDEMOS NI TENEMOS REVELACIÓN: Job 13:4-6

Mas vosotros sois forjadores de mentiras; todos vosotros sois médicos inútiles.

¡Quién diera que guardarais completo silencio y se convirtiera esto en vuestra sabiduría!

Oíd, os ruego, mi razonamiento, y prestad atención a los argumentos de mis labios.

6º SILENCIO COMO PARTE DE NUESTRA ADORACIÓN: Salmo 65:1

Silencio habrá delante de ti, y alabanza en Sión, oh Dios; y a ti se cumplirá el voto.

7º SILENCIO COMO SUJECIÓN A SU TRATO Y DISCIPLINA: Lamentaciones 3:25-28

Bueno es Jehová a los que en él esperan, al alma que le busca.

Bueno es esperar en silencio la salvación de Jehová.

Bueno es para el hombre llevar el yugo en su juventud.

Que se siente solo y en silencio ya que Él se lo ha impuesto.

8º SILENCIO CUANDO NUESTRAS PALABRAS SOLO NOS LLEVAN A PECAR: Levítico 10:3

Entonces Moisés dijo a Aarón: Esto es lo que el Señor habló, diciendo: «Como santo seré tratado por los que se acercan a mí, y en presencia de todo el pueblo seré honrado». Y Aaron guardó silencio.

9º SILENCIO PARA RENOVAR LA FUERZA: Isaias 41:1:

Guardad silencio ante mí, costas, y renueven sus fuerzas los pueblos; acérquense y entonces

hablen, juntos vengamos a juicio.

10º EL SILENCIO QUE HABRÁ EN EL CIELO: Apocalipsis 8:1-3

Cuando abrió el séptimo sello, se hizo silencio en el cielo como por media hora. 2 Y vi a los siete ángeles que estaban en pie ante Dios; y se les dieron siete trompetas.

Otro ángel vino entonces y se paró ante el altar, con un incensario de oro; y se le dio mucho incienso para añadirlo a las oraciones de todos los santos, sobre el altar de oro que estaba delante del trono.

 

En conclusión

Zacarías 2:13: “Calle toda carne delante del Señor, porque él se ha levantado de su santa morada”. Hay que escuchar la instrucción. Hay mucho en juego. Nos va la vida en saber escuchar lo que Dios nos quiere decir y en entenderlo bien. Calla, silencia las voces de afuera y de dentro. Aprende. Está hablando el Señor. Somos el pueblo que escucha su voz y que anda en sus caminos.

Nos asusta el silencio y lo demostramos de mil maneras. El vacío que sugiere la ausencia de ruido nos atormenta; y con este temor perdemos oportunidades importantes. Y es que, tal vez, si conociésemos el valor del silencio, dejaríamos de huir de él como de un enemigo. Nos asusta el silencio porque este implica entrar en contacto con nosotros mismos. Huimos de él porque huimos de nosotros. Se trata de un temor a quedarnos a solas con una parte de nuestro ser que nos negamos a ver, con los miedos y heridas que hemos ido ignorando. Jesús nos está esperando en nuestros tiempos de silencio, y después del silencio nos anima a escuchar su dulce voz.

Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Soliloquios - El Dios de la Palabra es también el Dios del silencio