Necesitamos más Aposento Alto

¿Y cuál es el espíritu del aposento alto? El lavamiento del amor y el lavamiento de la renovación del Espíritu (Tito 3:5-6)

24 DE ABRIL DE 2022 · 08:00

Jesús lava los pies a Pedro (film),Jesús lava los pies a Pedro
Jesús lava los pies a Pedro (film)

Vamos a hablar del espíritu que hubo en el Aposento Alto. Algo que necesitamos urgentemente en este tiempo.

 

1. Introducción

La última noche de Jesús con sus discípulos fue en el aposento alto. Allí formuló esta pregunta: “¿Sabéis lo que os he hecho?”. “Ahora”, le dijo a Pedro, “tú no comprendes lo que yo hago, pero lo entenderás después”. Lo que estaba sucediendo en aquel aposento alto fue muy importante. Más que una velada, una bonita noche o un gesto de cariño de Jesús, el Maestro estaba capacitando a los discípulos, marcando sus vidas. De hecho, era imprescindible que ellos vivieran este acontecimiento. Y fue una experiencia que nos deja a nosotros una enseñanza. Ver Juan 13:1-17:

El Maestro estaba capacitando a los discípulos, marcando sus vidas

Aquel aposento alto, probablemente, era la casa de María, la madre de Juan Marcos, y lo que pasó en ese aposento fue tan importante que Jesús le dice a Pedro: “Si no te lavo no tienes parte en lo que viene. Esto que vas a vivir en esta noche, te va a capacitar para el día de mañana, para poder servirme. Y aunque ahora no lo entiendes en toda la dimensión que alberga, sin embargo, lo entenderás después”. Vamos a meditar en el espíritu que había en esa última cena.

 

2. Las 8 preguntas al texto

En Periodismo me enseñaron a hacer preguntas para entender la noticia. Le vamos a preguntar a este capítulo 13 de Juan, ¿qué? ¿cuándo? ¿dónde? ¿quién? ¿a quién? ¿por qué? ¿para qué? y ¿cómo?

  • Primera pregunta es ¿qué sucedió?

Jesús se levantó de la cena, se quitó su manto y tomando una toalla se la ciñó, entonces echó agua en una vasija y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía ceñida como hacían los siervos o esclavos.

  • Segunda pregunta: ¿Cuándo?

“Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para pasar de este mundo al Padre”. Fue un jueves, cuando fue traicionado y entregado. Jesús celebró la Santa Cena o la Pascua con sus discípulos y también tuvo lugar este lavamiento de pies. Lo último que iba a hacer en la tierra era muy importante. Cada palabra, cada acto, cada consejo, su ánimo, su consuelo y exhortación, todo lo que hizo con sus discípulos en esas últimas horas poseía un valor trascendental. Era como el legado de Jesús. Por lo tanto, este lavamiento de pies comportaba la bendición de una capacitación.

Es muy importante que cada uno de nosotros podamos tener esta experiencia del aposento alto

  • Tercera pregunta: ¿Dónde?

Fue en el aposento de Lucas 22:11-12: “Diréis al dueño de la casa: El Maestro te dice: ¿Dónde está la habitación en la cual pueda comer la Pascua con mis discípulos? Entonces él os mostrará un gran aposento alto dispuesto. Preparad allí la cena. Entonces ellos fueron y encontraron todo tal como él les había dicho, y prepararon la Pascua”. Dice en “un gran aposento alto”. Muchos coinciden en pensar que es muy probable que fue el mismo aposento alto donde también vino la llenura del Espíritu Santo. Es el aposento alto propiedad de María, la madre de Juan Marcos o Marcos el evangelista. Sigamos con las preguntas ¿Quién?

  • Cuarta pregunta: ¿Quién lavó los pies?

Jesús. “Sabiendo que el Padre había puesto todas las cosas en sus manos y que de Dios había salido y a Dios volvía…”. Más abajo dice: “Vosotros me llamáis Maestro y Señor, y tenéis razón, porque lo soy”. Era el que había venido de Dios, y a Dios volvía. El que tenía todas las cosas en sus manos, es decir, el Padre le había entregado el reino: “Toma hijo, te entrego el Reino. El reino que el primer Adán perdió, tú me lo tienes que recuperar”. Era Dios hecho hombre, el primogénito del Padre, el unigénito del Padre, el que había estado desde la eternidad en el seno del Padre, por quien habían sido hechas todas las cosas y para quien habían sido hechas todas las cosas. Estamos hablando del Todopoderoso, el Creador, el Omnipresente y el Omnipotente quien, sin embargo, quiso ser como nosotros. La Segunda Persona de la Trinidad nos da esta lección de lavar los pies con amor y hacerse el siervo de los hombres.

  • Quinta pregunta: ¿A quién?

A los discípulos. Y vemos cómo Pedro se resiste. Dice: “Señor, ¿cómo me vas tú a lavar a mí? Yo te tengo que lavar los pies a ti”. Jesús le responde: “Si no lo hago, no tienes parte conmigo. Pedro, es necesario que tú recibas mi amor en esta experiencia, que tú recibas mi entrega en este acto, que tú recibas mi ejemplo”.

Aplicándolo para hoy, es muy importante que cada uno de nosotros podamos tener esta experiencia del aposento alto. Los que somos discípulos debemos recibir esta lección y tener una experiencia con su amor.

  • Sexta pregunta: ¿Por qué?

Jesús dice: “Porque os he dado ejemplo”. Él no solamente lo hacía por amor, sino que estaba modelando.

  • Séptima pregunta: ¿Para qué?

Para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. En verdad, en verdad os digo un siervo no es mayor que su señor, ni un enviado es mayor que el que lo envió. Si sabéis esto, seréis felices si lo practicáis”.

Si quieres saber si alguien ha tenido un encuentro real con el amor de Jesús mira su servicio, porque es imposible que lavemos los pies y que sirvamos como Dios quiere que lo hagamos si primero no nos lo ha hecho Jesús a nosotros. Cuando Jesús te ha lavado a ti, entonces dices, “el Señor me ha lavado a mí, ¿cómo no se lo voy a hacer yo a mi hermano?

Algunos quieren el manto de Jesús. ¡Qué bello es el manto de su ministerio! La dignidad, el ministerio, la gloria, la unción, los milagros... Pero Jesús dice: “El manto más bello es la toalla. Cíñete la toalla. No te la quites. Toma el lebrillo y sirve en tu trabajo, en la sociedad, en el vecindario. Sirve, sirve, sirve… No te quites nunca la toalla”. Hay personas que no pueden dar esta clase de servicio porque aún no lo han recibido y Dios los quiere llevar a un momento de aposento con Jesús; a ese encuentro en el que se te revelan sus lágrimas en la agonía del Getsemaní, se te revela su sangre derramada para limpiar tus pecados, se te revela al Hijo del Hombre humillado hasta. Lo sumo.

  • Última pregunta: ¿Cómo lo hizo?

“¡Ah, Juan Carlos!”, me dirás. “¡Ya sabemos cómo lo hizo! Se ciñó la toalla, se quitó el manto, tomó el lebrillo y uno por uno fue lavando los pies. En aquel tiempo no había sillas como ahora. Entonces se tuvo que poner muy bajo…”. No se trata de eso, de cómo lo hizo exteriormente, sino interiormente, porque puedes lavar los pies lleno de orgullo, puedes lavar los pies mecánicamente y hasta dar un beso como Judas, con traición. Lo más conmovedor para ellos fue ver cómo lo hacía: ¡Con amor! ¡Lleno de amor! “Habiendo amado a los suyos, los amó hasta el fin”. En griego se puede leer: “Los amó hasta lo sumo”. ¿Qué es lo sumo? A más no poder, hasta lo máximo. Imagina conmigo el ambiente que se respiró en ese aposento alto: Amor de Dios.

 

3. En el Aposento Alto hubo un doble lavamiento

En el aposento alto hubo un doble lavamiento. Primero, el lavamiento del amor de Jesús. Pero unos cincuenta días después, el día de Pentecostés, en el aposento alto hubo otro lavamiento: el del Espíritu Santo cuando se derramó sobre los ciento veinte (Tito 3:5-6).

Este doble lavamiento los capacitó para seguir con la misión de Jesús. El ser lavados por el amor de Jesús y el ser llenados por el Espíritu Santo. Por eso decimos que es la capacitación del aposento alto, porque los dos lavamientos tienen lugar en el mismo aposento. Sin ambos lavamientos no podemos ir a la misión. Si no nos llenamos del Espíritu y nos dejamos guiar por Él no tendremos el amor que necesitamos para actuar como discípulos de Jesús. El Maestro nos sigue diciendo: “Sin el poder de lo alto no podéis ser mis testigos, no tendréis el amor y el poder necesario para ser mis representantes y llevar a cabo mi obra”. (Hechos 1:8, 12-14 y Hechos 2:1-3).

Sin ambos lavamientos no podemos ir a la misión

¿Cuál es el espíritu del Aposento Alto? El espíritu del Aposento Alto es el amor, es el Espíritu de Cristo, es el Espíritu Santo llenando a la iglesia, dándonos el poder y gobernándonos. Dios es amor, por lo tanto, una llenura del Espíritu Santo es una llenura de amor. Sin esto, no podremos llevar a cabo nuestra misión. ¿Piensas o no que necesitamos más del Aposento Alto?

Necesitamos más Aposento Alto para llenarnos del amor y para llenarnos del Espíritu Santo

Creo que en general nos falta Aposento Alto. En el aposento alto las desavenencias entre los discípulos desaparecieron. Todos fueron uno. Se ciñeron el amor y se llenaron del Espíritu. Debemos regresar al aposento alto, a los lavamientos del amor y de la llenura del Espíritu Santo. Si no subimos al Aposento Alto, no bajaremos con poder para llevar a cabo la misión. Necesitamos pasar tiempo allí. Hay que subir y saber permanecer.

 

4. Aplicación final

¿Cómo aplico este soliloquio? Invertir en momentos de Aposento Alto, en los que yo recibo el amor de Jesús, pues él me lava los pies, y yo le lavo los pies a él. Así recargo mi batería de amor. Necesito el aposento alto: permanecer allí y saber buscar los tiempos de llenura, de pedirle al Señor su poder para, entonces, bajar a cumplir su misión.

Al aposento alto hay que subir: eso es estar con el Señor, tener tiempos de adoración, de encuentro, de reunión con los hermanos y buscar al Señor juntos. Cuando subes al Aposento Alto se sabe, porque bajas bien; se nota que bajas con el fuego, con el amor, con el Espíritu, para poder dar lo de Cristo y seguir con la misión de Cristo.

Permanecer allí y saber buscar los tiempos de llenura

Se trata de una capacitación del Aposento Alto. ¿Y cuál es el espíritu del aposento alto? Es el lavamiento del amor y es el lavamiento de la renovación del Espíritu. Ambos lavamientos se hallan en Tito 3:5-6: “Él nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho , sino conforme a su misericordia , por medio del lavamiento de la regeneración y la renovación por el Espíritu Santo , que Él derramó sobre nosotros abundantemente por medio de Jesucristo nuestro Salvador”

Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Soliloquios - Necesitamos más Aposento Alto