Mientras la verdadera sangre corre a unos pocos kilómetros de distancia, en la guerra de Israel con Hamás en tierra de Gaza, ha llegado un nuevo fenómeno al territorio judío que ha generado atención, debate y cierta inquietud en las redes sociales..

El mar de Galilea, el lago de agua dulce más grande de Israel, sorprendió a locales y turistas al mostrar zonas rojas en su superficie. Las imágenes del fenómeno circularon rápidamente por redes sociales, provocando temor y asombro entre quienes lo presenciaron.

Los científicos han aclarado que el color rojo se desarrolla como resultado de la acumulación de un pigmento natural producido por el alga Botryococcus braunii en respuesta a la exposición prolongada a la luz solar intensa.

El pigmento no es tóxico, y pruebas realizadas in situ han confirmado que no deben preocuparse por efectos en la salud del agua roja.

Sin embargo las referencia bíblicas al agua de color sangre generaron inquietud, ya que esta imagen simboliza advertencia y juicio divino.

Referencias en la Biblia

En la Biblia, el agua teñida de rojo aparece en uno de los episodios más recordados del libro del Éxodo: las plagas que Dios envió sobre Egipto para liberar al pueblo de Israel. La primera de ellas, narrada en Éxodo 7:20-21, relata cómo Moisés, siguiendo las instrucciones divinas, golpeó las aguas del Nilo con su vara y estas se convirtieron en sangre. “Así dice el Señor: Con este bastón golpearé el agua del Nilo, y se convertirá en sangre”, dice el pasaje.

El río y los canales egipcios quedaron teñidos de rojo, provocando la muerte de los peces y volviendo el agua imposible de beber. Este acto no solo fue un desastre natural, sino un símbolo de juicio y del poder de Dios sobre el Faraón.

Por otro lado  Apocalipsis introduce la sangre en uno de sus pasajes que describen imágenes del fin de los tiempos. En el capítulo 16, versículo 4, se describe cómo el tercer ángel derrama su copa sobre los ríos y fuentes de aguas, convirtiéndolos en sangre. Esta imagen es una descripción poderosa de la ira de Dios y de las consecuencias del pecado.