El Museo de la Biblia de Washington ofrece maná en el menú
El restaurante del museo ofrece una resina de maná de Irán, de sabor dulce, que cruje como un cereal y se disuelve rápidamente en la boca. Coincide pues con la descripción del texto bíblico.
The Washington Post · WASHINGTON D.C. · 13 DE AGOSTO DE 2018 · 13:00

En Washington el Museo de la Biblia (inaugurado en noviembre de 2017) tiene un restaurante que se llama “Maná” (manna en inglés), el alimento en forma de rocío que envió Dios a Israel en el desierto en su peregrinaje a Canaán.
Está regentado por el chef Todd Gray y su esposa, Ellen Kassoff. “Manna” tiene espacio para 165 comensales. Grey se identifica como episcopaliano, mientras que su esposa es judía. Ambos quieren usar su nuevo restaurante para conectar a la gente con la historia y la cultura a través de la comida.
Y en su andadura han comenzado a imponer una “moda” gastronómica basada en la investigación de los alimentos en la Biblia, a la vez que inspirados en la dieta mediterránea.
MANÁ EN EL MENÚ
En esta línea, una de las ideas gastronómicas que Gray y su esposa quisieron retomar fue la de los “copos finos como escarcha en el suelo” (así describe al maná la Biblia).
Aunque la cultura popular estadounidense piensa que el maná se trata de algo utópico, una especie de cosecha ficticia o fantástica, que nada tiene que ver con comida real; el chef estadounidense llegó a descubrir en Oriente Medio una hierba con resina denominada maná cuyo sabor dulce recuerda a la melaza, el caramelo o la miel. Y a la vez cruje como un cereal, pero se disuelve rápidamente en la boca. Coincide pues con la descripción que hace el texto bíblico del maná.
Como resultado de la tensión con países de Oriente Medio, en Estados Unidos es difícil conseguir la hierba conocida como maná.
El maná lo consigue con un iraní que vive en Nueva York llamado Behroush Sharifi. Una onza vale 35 dólares y Gray está enamorado de su sabor y simbolismo espiritual.
“Un puñado de otros chefs estadounidenses han cocinado con maná, pero ahora Gray lo ve como la próxima gran tendencia gastronómica, como la sal marina del Himalaya o la trufa negra. Él (Gray) quiere que lo pongas en tu pollo asado, que lo espolvoree en tu kebab de pescado después de sacarlo de la parrilla y que lo uses como un poco de helado de vainilla”, dice The Washington Post en un reportaje sobre este resturante.
Gray lo usa con moderación, dada la dificultad de adquirirlo, aunque le encantaría servirlo a todos los huéspedes del Museo de la Biblia, pero no sabe si Sharifi podrá abastacerle en el futuro. Y las relaciones de Estados Unidos con Irán no son, ciertamente, las mejores.
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