Si no nos denominamos madre y padre ¿cómo nos denominamos?
Es tan brutal la batalla contra la familia y tan abierta que ni se molestan en ocultar la intencionalidad de borrarla de la faz de la tierra.
14 DE MARZO DE 2019 · 15:00

La exageración de la ideología de género a su máxima ponencia. Ya nos tienen agotados con sus imposiciones lingüísticas de poner la letra “E” en todas las palabras posibles para denominar una supuesta igualdad entre los géneros y así introducir cada vez mas variantes estrambóticas.
Ahora, en Francia podría dejar de usarse los términos “madre” y “padre” (nótese que se escribe con E final desde el comienzo de la historia lingüística hispanohablante) según lo informan los medios. Tendrán que reemplazar ambas palabras por “Padre 1” y “Padre 2” de sus documentos oficiales. ¡Totalmente dislocado!…
Es tan brutal la batalla contra la familia y tan abierta que ni se molestan en ocultar la intencionalidad de borrarla de la faz de la tierra. Es la inhumanización (¿existe esta palabra?) de la especie humana.
A mi me enseñaron desde pequeña y en la escuela —¡valga la diferencia de temporalidades!— que el núcleo mínimo de la sociedad era la familia. Hoy se la quiere descuartizar para que no sea familia, sino un aglomerado construido de una idea absolutamente diabólica, egoísta y falta de razón.
La idea de lo familiar como vínculo está en toda la Creación, especialmente en el reino animal. Cada especie tiene su estado de nexo parental que hace que la cría se desarrolle de acuerdo a esa formación de relaciones vinculares, que son esenciales y que se repiten en cada nacimiento de un nuevo integrante. Ahora porque a algún amanecido bajo los efectos tóxicos de alucinógenos la función de ser mamá o papá no serían importantes.
Nos llenan el idioma de palabras nuevas y economizan en las palabras fundamentales de la especie humana.
Vayamos a las Escrituras
La Biblia enseña que la familia es uno de los bienes más preciosos de la humanidad. La familia es un don tan precioso porque forma parte del plan de Dios para que todas las personas puedan nacer y desarrollarse en una comunidad de amor, ser buenos hijos de Dios en este mundo y participar en la vida futura del Reino de los Cielos: Dios ha querido que los hombres, formando la familia, colaboren con Él en esa tarea. “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”, dice Génesis 2:24.
La Palabra de Dios narra la creación del primer hombre y de la primera mujer: Dios los creó a su imagen y semejanza; los hizo varón y mujer, los bendijo y les mandó crecer y multiplicarse para poblar la tierra (Gen 1:27). Y para que esto fuera posible de un modo verdaderamente humano, Dios mandó que el hombre y la mujer se unieran para formar la comunidad de vida y amor que es el matrimonio (Gn 2:19-24).
Cuando las familias se forman según la voluntad de Dos, son fuertes, sanas y felices; hacen posible la promoción humana y espiritual de sus miembros contribuyendo a la renovación de toda la sociedad y de la misma Iglesia.
Podrás preguntarte: ¿Por qué hay tantas familias rotas, o con dificultades? ¿Por qué a veces parece tan difícil de cumplir la voluntad de Dios sobre el matrimonio? Y creo que la respuesta está en Adán y Eva. Ellos pecaron desobedeciendo a Dios y desde entonces todos los hombres nacen con el pecado original. Este pecado y los que comete cada persona hacen difícil conocer y cumplir la voluntad de Dios sobre el matrimonio. Por eso el Padre Celestial decidió que Jesucristo viniera al mundo. De esa manera nos redimiríamos del pecado y así pudiésemos vivir como hijos de Dios en esta vida y alcanzar el Cielo, la vida eterna en un futuro. Hace falta la luz del Evangelio y la gracia de Cristo para devolverle al hombre, y también al matrimonio y a la familia, su bondad y belleza originales.
La familia no es una institución establecida por el hombre. Fue creada por Dios para el beneficio del hombre, y él es responsable de administrarla. La unidad familiar bíblica fundamental, está compuesta por un hombre, una mujer (su cónyuge) y sus hijos naturales o adoptivos. El círculo familiar puede incluir los parientes por consanguinidad o matrimonio, como los abuelos, sobrinas, sobrinos, primos, tíos y tías. Uno de los principios fundamentales de la unidad familiar es que involucra un compromiso ordenado por Dios para la vida de los miembros. El esposo y la esposa son responsables de mantenerlo unido, a pesar de la actitud actual del entorno cultural.
En la Biblia encontramos instrucciones para padres, hijos, esposos y esposas ayudándonos con nuestras relaciones familiares. Versículos destinados a esa concepción de lo familiar describen cómo es la familia según la idea del Creador de la humanidad, nuestro Dios.
En el temor de Jehová está la fuerte confianza;
Y esperanza tendrán sus hijos. (Proverbios 14:26)
Y si una casa está dividida contra sí misma, tal casa no puede permanecer. (Marcos 3:25)
Porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo. (1 Timoteo 5:8)
Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne. (Génesis 2:24)
El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido. La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer. (1 Corintios 7:3-4)
He aquí, herencia de Jehová son los hijos;
Cosa de estima el fruto del vientre. (Salmos 127:3)
Instruye al niño en su camino,
Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él. (Proverbios 22:6)
Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da. (Éxodo 20:12)
Y quizás uno de los más inspiradores…
Y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso. (2 Corintios 6:18)
Creo que este tiempo es para que las familias mostremos qué es ser familia, dejemos atrás los rencores, diferencias aparentemente irreconciliables y vivamos fuertemente el vínculo para dar ejemplo a quienes intentan eliminarla de la sociedad. Debemos ser verdaderamente hombres y verdaderamente mujeres conforme al plan de Dios expresado en la Biblia, su Palabra sagrada.
Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Sin complejos - Si no nos denominamos madre y padre ¿cómo nos denominamos?