El senador laicista que argumenta a golpes en México
Antes de una pelea a golpes, Fernández Noroña atacó a una senadora por invocar la divinidad porque “esto no cabe en el estado laico mexicano”.
29 DE AGOSTO DE 2025 · 08:00
El recinto solemne de la Cámara de Senadores se convirtió este pasado miércoles 27 de agosto en el escenario de un bochornoso espectáculo de violencia política. Dos de las figuras más prominentes y polarizantes del espectro político mexicano, Alejandro "Alito" Moreno del PRI y Gerardo Fernández Noroña de Morena, protagonizaron un agresivo forcejeo a golpes y empujones justo al término de la sesión de la Comisión Permanente, en un hecho sin precedentes recientes que fue transmitido en vivo para todo el país.
Es una escena que dibuja el nivel de nuestros legisladores, lo que es un reflejo de la sociedad mexicana, envuelta en una espiral de violencia que parece no tener fin, trayendo luto a las familias, mayor encono, frustración, amargura y desolación.
El país vive un muy lamentable ambiente de crispación y de extrema violencia verbal como refleja este bochornoso enfrentamiento, que evidencia el deterioro moral de la sociedad, incapaz de poder comunicarse, de poder llegar a consensos en el espacio que debería ser para el acuerdo y la negociación: por el contrario ha resultado ser el de la descalificación, a priori, el insulto y la división.
México tiene muchos graves problemas, pero el mayor peligro que enfrenta es la depreciación de los valores cívicos, éticos y morales. Vivimos en una deplorable pauperización de todo lo ético enalteciendo lo malo sobre lo bueno, premiando lo vulgar, el lenguaje soez y la estridencia.
Como parte de esas debilidades, quizás la mayor, se pretende imponer una cultura hiperlaicista sobre todos los ciudadanos, incluyendo a los legisladores, quienes por ley, tienen la libertad de expresarse sin ninguna cortapisa y sus expresiones no pueden tener ningún tipo de censura.
Precisamente el antes mencionado Gerardo Fernández Noroña, presidente de la Mesa Directiva del Senado, también criticó duramente a la Senadora Lili Téllez, que ha sido una feroz opositora al actual régimen, quien además es una mujer provida y una creyente católica. Fernández Noroña ha sostenido con ella un enfrentamiento casi permanente.
En medio de su alocución Fernández Noroña señaló que las invocaciones a la divinidad “no caben en el estado laico mexicano”. Sobra decir que el senador no solamente es una persona atea, sino que se ha caracterizado por un estilo descalificador e incluso ha hecho un uso faccioso y abusivo de su cargo al frente de la presidencia del Senado de la República. Sus desencuentros con distintos miembros de la oposición han provocado severos enfrentamientos que, el día de ayer, llegaron incluso a los golpes.
La laicidad es la doctrina política que permite mantener al Estado neutral, sin favorecer ninguna expresión religiosa ni atacarla. Defiende que el Estado debe ser neutral, y en este sentido laico.
Los ciudadanos somos absolutamente libres de tener convicciones religiosas, expresarlas públicamente y vivir en concordancia a ellas. Lili Téllez, aun siendo Senadora, tiene el derecho y la libertad de decir que cree en Dios, pedir su guía, aún desde la tribuna del Senado.
Ser laico, no es ser ateo. Es tan grave la distorsión que se le ha dado a este concepto que resulta paradójico que personas como el senador Fernández Noroña, para iniciar las sesiones o bien para culminarlas, debe entonar el Himno Nacional Mexicano, que entre las muchas frases en las que alude a la divinidad dice: “Que en el cielo tu eterno destino, por el dedo de Dios se escribió”. Claramente el Himno Nacional Mexicano no es laico.
Hacemos votos por un cambio de paradigma en la sociedad mexicana. Exigimos a los legisladores a comportarse con altura de miras. Convocamos al diálogo y sobre todo al respeto mutuo. E invocamos al Dios todopoderoso para que bendiga a México.
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