Cuba es un Estado laico, no una sociedad laica

La denuncia de activistas LGTBI a un grupo teatral de payasos evangélicos para niños es un atentado a la libertad religiosa.

08 DE AGOSTO DE 2019 · 14:00

Niu Niu, Unsplash,cadenas libertad, ataduras esposas
Niu Niu, Unsplash

Un interesante artículo a propósito de la  petición de activistas oficialistas LGBTI este 6 de agosto para que se clausure un espectáculo infantil del grupo Los Parchís en la ciudad de Matanzas por incluir contenido afín a la fe de los actores.

 

Para hablar de la libertad religiosa en Cuba no es necesario que uno se remonte a toda la historia y el origen de la nación porque es sabido que toda la región de las Américas comenzó por una religiosidad católica sobre una realidad religiosa aborigen y después hubo una mezcla, un sincretismo entre la religión de los esclavos africanos y la iglesia católica de origen europeo, fundamentalmente.

En la República a la par que existía la religión católica y la religión africana sincretista también comenzaron a existir las iglesias evangélicas procedente de los Estados Unidos y subsecuentemente de un gran movimiento evangélico que se originó en la isla de Puerto Rico y que llegó a Cuba con lo que se conoce como pentecostalismo o iglesias carismáticas, y se diseminaron por casi toda la Isla.

Así que todas las religiones en Cuba convivieron juntas y no hay ni hubo una persecución abierta de la iglesia católica contra las evangélicas y de estas contra cualquier otra religión existente en el país.

Pero después del año 1959 surgió en Cuba una nueva manera de afrontar la religiosidad popular y fue la que se implantó en las escuelas de todos los niveles de enseñanza; un ateísmo importado de la filosofía marxista desde el cual se trataba a los cristianos como ciudadanos de segunda clase.

Así, se trató de impedir por todos los medios la difusión cristiana al punto que hasta el día de hoy, los medios de comunicación existente en el país, que antes eran de participación general de toda la población, son de uso exclusivo solamente de una ideología dominante: la del gobierno actual.

Esto conllevó a que muchos visitaran las Iglesias con la Biblia dentro de un cartucho y otros negaran su fe cristiana para no perder sus empleos. Es decir, que existió una política antirreligiosa donde surgieron los campos de concentración de la UMAP (Unidades Militares de Ayuda a la Producción), donde muchos pastores cristianos, inclusive el recién fallecido cardenal católico Jaime Ortega, purgaron meses y años por profesar su fe.

En ese tiempo no se podía ver ni se veía a un locutor o a cualquier persona que trabajaba en el sector de la cultura, ostentando un crucifijo en su cuello o hablando libremente de su fe cristiana.

Muchos libros ateos se importaron como aquel que se titulaba "La Religión al alcance de todos" y otros muchos más que para no ser hacer no extenderme no mencionaré.

El ambiente llegó a ser tan antirreligioso que en la Constitución de la República de Cuba hubo un artículo que decía que la "religión era una idea distorsionada de la realidad" lo cual quería decir, según esas mismas palabras, que la religión era una cosa de locos porque solamente un enajenado mental tiene una idea distorsionada de la realidad.

Se suponía que como toda Constitución la cubana emanaba de la soberanía Popular; en otras palabras: en ese tiempo se supuso que toda la sociedad cubana era atea y después por obra y gracia de no se sabe qué cosa, esa gran nación cubana plasmó en la Constitución que la religión era una idea distorsionada de la realidad y por lo tanto Cuba se convirtió de una nación atea, más que en una nación laica.

A pesar de la sucesiva distensión que ha habido en la relación Estado-Iglesia ésta ha sufrido la incomprensión y no se ha podido mover con toda la libertad que necesita hacerlo para ejercer la misión, que considera, de salvación espiritual y ayuda social a cabalidad. Esto, entre otras cosas, porque no tiene derecho a expresarse en la radio o la televisión como ocurriría en cualquier otro país y con cualquier tipo de religión o grupo religioso en el país.

Ahora resulta que, como los indios confundieron al jinete con el caballo, pensando que tanto al jinete como el caballo era un solo animal, también se confunde que el Estado y la sociedad es una misma cosa y por lo tanto, que una fábrica de fideos es una parte constitutiva de lo que es el Estado o que un centro comercial también lo es o, que un centro cultural sea parte indisoluble de lo que es el Estado de una nación. Eso es un sacro error.

Por ese motivo ahora la comunidad LGBTI  de Cuba ha enviado una carta al Partido Comunista de la provincia de Matanzas, acusando a un grupo de teatro infantil evangélico de que está violando la Constitución de la República.  Subidos en esa idea, los activistas homosexuales piden que el Estado prohíba, que censure, la participación de los artistas escénicos en actividades recreativas de instituciones que existen en el país.

Esos espacios o centros culturales, aunque no sean de propiedad privada, no se pueden confundir con organismos estatales o gubernamentales, porque una cosa es el gobierno y otra cosa es un espacio social.

Así que, con muy mala voluntad se pretende impedir que los cristianos ejerzan su derecho a la libertad religiosa, expresar su fe públicamente, y gozar de todas las instituciones existentes en el país. Y esa es una prerrogativa del hecho de ser ciudadano de un país como lo son tantos evangélicos en Cuba.

La misiva enviada a las autoridades de Matanzas por dos activistas en contra del quehacer de este grupo teatral es un atentado a la libertad religiosa y a la unidad de la nación cubana. No es plausible tratar de dividir al pueblo, pidiendo que se quiten libertades consustanciales a ciudadanos mientras quienes escriben tal carta gozan de todas las facilidades para realizar actividades en las calles e instituciones oficiales, subvencionadas con dinero del propio Estado a través del Ministerio de Salud Pública.

Espero que esta carta no sea el principio de una nueva ola anticristiana como la de los años 60. Ahora sería aún más vergonzosa pues es un sector de la sociedad civil, activistas LGBTI radicalizados como Yaudel Cepero, quienes piden la represión contra quienes son diferentes.

Estos son tiempos de unidad y son tiempos donde se deje a un lado todo tipo de división, porque Cuba es de todos los cubanos y cada uno, con sus diferentes creencias, debe encontrar las facilidades para expresar su fe.

Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - REC - Cuba es un Estado laico, no una sociedad laica