Dios los hace y ellos se juntan

Algunos imaginan a Dios como si fuera un Tinder o un Bumble nivel superior.

    19 DE NOVIEMBRE DE 2024 · 08:00

    Sebastian Romero, Unsplash,pareja amor, novios
    Sebastian Romero, Unsplash

    Threads me tiene conmocionado, especialmente, por los posts más comunes: personas buscando pareja. Cualquier despistado podría llegar a creer que es más efectivo y menos caro que las apps que la gente suele usar con ese propósito y que no ponen en contacto a sus usuarios con nadie, a menos que estos paguen una buena suma de dinero.

    Y como todo hay que decirlo, los usuarios cristianos no se escapan de la dinámica: “Únete al chat de solteros y solteras cristianos”, “Busco hombre soltero, de tal edad, atlético, cristiano…” y la que suelen utilizar las personas cristianas que pretenden ser disimuladas para decir que están solas: “Estoy orando por ti mientras que Dios nos une”. Una forma de pensar que suena espiritual, confiada, llena de fe y hasta romántica, pero si soy sincero, esa idea me perturba.

    Que Dios “nos une”, es una idea cierta en unos sentidos, pero muy problemática en muchos otros. Es verdad que, en Su Propósito bueno, Dios nos permite conocer personas que son una buena posibilidad para convertirse en nuestra pareja; que seguir las enseñanzas de Dios en un matrimonio une a las parejas o que toda buena dádiva viene de lo alto, del Padre de las luces; pero hay otro sentido en el que la idea de que Dios es el que nos une, se convierte en un problema terrible.

    Algunos se imaginan que Dios se hace cargo de todos los trámites necesarios para una relación. Es como si lo vieran a Él como un Tinder o un Bumble nivel superior, que se hará cargo de conseguir para ti la persona ideal, presentártela y lograr que surja una relación, y aunque para algunos resulta un alivio saber que no tienen la obligación de pasar por un proceso de discernimiento y tomar la decisión de empezar una relación, a la larga esa dinámica no es más que problemática para la vida del que lo cree.

    ¿Por qué podría ser problemático para una persona dejar que una “palabra profética”, una impresión interior o alguna señal mística, sea lo que termine definiendo el futuro de su vida sentimental, emocional y familiar?

    Bueno, uno piensa que no debería tener la necesidad de responder esa pregunta, pero estoy cansado de escuchar historias de parejas que creyeron tener una confirmación de Dios, gente que ardía en deseo y terminó involucrada en una relación para siempre con alguien que no encajaba en su vida, de separaciones de parejas cristianas que se preguntan por qué Dios las engañó, cuando Él no había dicho nada sobre si debían o no casarse.

    La propuesta de Dios es mucho más sencilla: “Elige tú, de acuerdo con Mis Principios”. Sí, es un poco más difícil, ocupa más tiempo, te pide más oración y estudio de La Palabra, pero a la larga resulta más efectivo.

    Si siguiéramos los principios de casarnos con alguien que comparte nuestros sueños o está listo para apoyar el propósito con el que existimos, con alguien que tiene la visión de procrear y tener familia, con alguien que es amigo y con quien podríamos vivir a pesar de las cosas feas que ya le conocemos, con alguien prudente, inteligente o sensato… Bueno, si siguiéramos los consejos de La Biblia, la decisión no sería tan vertiginosa y tendría mejores frutos.

    Tomar las riendas, eso precisamente, es lo que Dios estaba esperando que el hombre hiciera cuando lo puso en el jardín del Edén y le pidió que gobernara… Ah, ¿que a Adán le escogió esposa? Bueno, era la única posibilidad, no se vale como caso. Después de ellos, la decisión es de los hombres: Dios los hace y ellos se juntan, que en tu caso sea por una decisión iluminada por La Palabra.

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