Manipular y las vanas repeticiones

¿En qué lado estás: con los que repiten el coro felices, o con los que condenan las repeticiones?

    29 DE OCTUBRE DE 2024 · 08:00

    Keagan Henman, Unsplash,canto alabanza, canto adoración
    Keagan Henman, Unsplash

    Me lo dicen tus ojos: Has estado en una iglesia en la que el cantante repitió y repitió, y volvió a repetir el coro. Lo sé, lo has vivido. También te pasó que el siguiente video sugerido por YouTube para ti era el de uno de los cruzados de esta era: Un hermano reformado decía, enardecido, que repetir frases de canciones no era bíblico, que se trataba de una estrategia de manipulación para obnubilar a los congregantes y así poder manipularlos. ¿En qué lado estás mientras me lees: con los que repiten el coro felices, o con los que condenan las repeticiones?

    Cuando pensamos en este tema, lo primero que suele saltar a la mente es ese versículo en el que Jesús habla de las repeticiones de los gentiles. “Jesús prohibió las repeticiones”, diría alguno sin pensarlo demasiado, al fin y al cabo se encuentra escrito literalmente. Pero ¿te has detenido a pensar en lo que Jesús hizo? ¿Te has puesto a pensar que Jesús, de alguna manera, tuvo que aprenderse el Shemá? ¿Sabes cuál era el método que utilizaban los maestros en la época para conseguirlo? ¿Sabes cuántas oraciones se aprendió Jesús por la repetición? Y sobre todo, ¿has escuchado a Jesús cantar durante la última cena?

    En el capítulo 14 del evangelio de Marcos lo vas a encontrar repitiendo una de las frases más bellas y repetidas de la liturgia hebrea. No lo vas a leer literalmente, pero lo más seguro es que el himno al que se refería el evangelista fuera el Salmo 118, en el que está la frase: “Den gracias al Señor, porque Es Bueno, porque Su Amor es eterno”. Si es cierto que en este salmo solo se encuentra repetida dos veces esta frase, que tantas veces se encuentra en La Biblia, también lo es que en el salmo 136 se encuentra repetida más de 25 veces. Tienes que preguntarte si lo que está haciendo El Señor, al permitirla en La Biblia, es buscar la forma de manipularte.

    También hay que preguntárselo cuando viajas hacia el libro del apocalipsis y te encuentras una asamblea de adoración en el capítulo cuatro: “Santo, Santo, Santo, es el Señor Dios, el Todopoderoso, el que era, el que es y el que ha de venir”. Lo interesante, en relación con el tema que estamos conversando, es que Juan nos cuenta en el versículo ocho que no cesaban de repetirlo día y noche. Día y noche. ¿Un ejercicio de manipulación? Tal vez, mira que cada vez que los seres vivientes repetían esta frase, los ancianos no podían resistirse a repetir esta otra: “Digno eres, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria y el honor y el poder, porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas”. ¿Estan creando una esfera de manipulación o Juan nos está mostrando una escena de adoración?

    “Pero ¿y la frase de Jesús sobre las repeticiones?”, podrá preguntar algún lector. Bueno, Jesús habló más que de repeticiones: habló de repeticiones vanas, sin sentido. ¿Se puede repetir una frase y que a la vez tenga sentido? Por supuesto. ¿Cuántas veces no te has visto a ti mismo repitiendo un versículo de la Biblia mientras dejas que se desglose ante tus ojos, que se articule con los que tiene alrededor, que desentrañe la comprensión de esta nueva forma de ver la vida que representa el seguimiento de Jesús?

    No vamos a ser ciegos y decir que no hay gente que se aprovecha de ese mecanismo psicológico para lograr resultados en las emociones de quienes asisten a sus reuniones, pero si ha de criticarse eso, que se haga caso por caso y con un férreo compromiso con la verdad. Sin dejar de lado por un minuto lo verdadero… Pero, como solía hacer el evangelista Marcos, yo solo dejo ahí la idea, al final es decisión tuya tomar una decisión al respecto.

    Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Raforismos - Manipular y las vanas repeticiones

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