Nicodemo y el de Arimatea sepultan a Jesús

En Juan 19.38-42 vemos la profunda experiencia de José de Arimatea y Nicodemo al ver a Jesús morir en la cruz.

07 DE SEPTIEMBRE DE 2025 · 08:00

Uno de los lugares que podrían ser la tumba de José de Arimatea en Jerusalén,tumba jardín, tumba Jesús
Uno de los lugares que podrían ser la tumba de José de Arimatea en Jerusalén

Después de todo esto, José de Arimatea (discípulo de Jesús, aunque en secreto por miedo a los judíos) le pidió a Pilato el cuerpo de Jesús. Pilato le dio permiso, y José tomó el cuerpo.

Nicodemo, que había ido a ver a Jesús de noche, apareció a plena luz del día con una mezcla de mirra y áloe, que pesaba unos treinta y dos kilos. Tomaron el cuerpo de Jesús y, según la tradición funeraria judía, lo envolvieron en lino con especias aromáticas. Había un huerto cerca del lugar donde había sido crucificado, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el que aún no se había enterrado a nadie. Así que, cómo era la preparación para el sábado y el sepulcro estaba listo, dejaron allí el cuerpo de Jesús. (19. 38-42 MSG)

Teniendo en mente la muerte de Jesús Juan Driver nos señala:

La cruz de Jesús es el modelo más claro de una espiritualidad auténticamente cristiana. Es, a la vez, signo de identificación absoluta con Dios y de solidaridad con la humanidad. En la cruz se refleja con más claridad el Espíritu de Jesús, y la espiritualidad que sus discípulos habrían de asumir. La cruz es, a la vez, la oración intercesora más elocuente al Padre a favor de la humanidad, y la respuesta más enérgica y convincente de Dios a los poderes del mal. Por lo tanto, en la cruz de Jesús, y en la de sus seguidores, encontramos la esencia de la espiritualidad cristiana. (Convivencia Radical, pág. 85)

Aunque mis apreciaciones sobre los líderes religiosos de Israel casi siempre fueron negativas, quedo sorprendido que entre medio de tanta corrupción y maldad existan un par de personajes importantes que en secreto eran seguidores de Jesús. En Lucas se señala que José de Arimatea era miembro del concilio, una especie de legislador, evidentemente con muchos recursos económicos, ya que era propietario de una sepultura grande, sin usar, en medio de un huerto. Y a Nicodemo, el fariseo noctámbulo (miembro del Sanedrín), ya lo conocemos del capítulo 3 de Juan.

Es interesante que José y Nicodemo van junto a Pilato a pedir el cuerpo de Jesús. Pienso que el procurador quedó bastante sorprendido al ver a estos líderes influyentes tomando esta iniciativa. Ellos tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en vendas de lino con especies aromáticas (32 a 34 kilos de mirra y aloe), que se utilizaban para embalsamar a los muertos.

Aquí vemos que ellos salen del anonimato identificándose claramente como seguidores de Jesús. No sabemos cómo reaccionaron sus colegas del sanedrín.

Estar en contacto con el cuerpo de Jesús, Slade (373), implica que también perdieron la posibilidad de comer la Pascua. Pero queda claro en el evangelio, que ellos reconocieron y siguieron al verdadero Cordero, el que realmente quita el pecado del mundo. Aquella tradición o ritual de comer el cordero, era simplemente un símbolo que para ese momento ya era obsoleto. Me asombra cómo incluso hoy existen personas empecinadas en seguir a los símbolos obsoletos, en nombre de “la verdadera religión”.

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Slade también indica 3 momentos (proceso) en la vida de Nicodemo:

  1. Al principio respondió al Señor, pero sin realmente abrirse al reto que Jesús le planteaba (Jn 3. 1-15).
  2. Después, sin identificarse plenamente con Jesús, por lo menos levantó su voz en contra de la injusticia cometida contra él por el sanedrín, acto que le ganó una crítica de los demás líderes (Jn 7. 50-52).
  3. Aquí por fin, Nicodemo se declaró claramente seguidor de Jesucristo.

José de Arimatea y Nicodemo se convirtieron completamente al ver a Jesús crucificado. Ellos abrieron su mente a las palabras que habían oído de Jesús, y lo relacionaron con el estudio diligente del Antiguo Testamento que habían realizado en años anteriores. Su apertura a la dirección de Dios en todo lo que estaba ocurriendo, confirmó rotundamente que todo esto era el cumplimiento del Mesías Sufriente.

Podemos decirlo sin dudar que el último en recibir la gracia de Dios antes de que se rasgara el velo del templo fue uno de los otros dos crucificados (según Lucas), y que luego de la muerte de Jesús un soldado romano lo reconoció como Hijo de Dios (según Mateo y Marcos), e inmediatamente después, quienes actuaron conforme a su fe fueron José de Arimatea y Nicodemo.

Y dice Slade (373): ... Precisamente en el momento de la crucifixión se percataron de la gloria de Dios encarnada en Jesús y se convencieron de la veracidad de lo que había enseñado. En cierto sentido, entonces, José y Nicodemo son los primeros en beber del manantial de salvación que se abrió en la cruz. Es difícil creer que Juan narraba el cambio de ellos sin la esperanza y el propósito de provocar una transformación semejante en los cristianos secretos de su propio tiempo.

De alguna manera el texto también llega a nosotros hoy. Es posible que por diversos motivos existan seguidores secretos de Jesús. Sabemos que por ejemplo en la ex Unión Soviética estaba prohibido identificarse como seguidor de Jesús. Y hoy ocurre en China y también en algunos países musulmanes. Paradójicamente en Occidente, donde hay mucha libertad, muchos cristianos ocultan su identidad de cristianos por el miedo al qué dirán.

Pero identificarnos como seguidores de Jesús implica mucho más que tener una calcomanía pegada en el automóvil, o una remera con un texto bíblico. Pienso que ser verdaderamente un seguidor de Jesús, tomando en serio sus enseñanzas, puede seguir siendo peligroso hoy en día. No hablo de ser “un fanático religioso”, pero tarde o temprano seguir a Jesús implica ser “contracorriente” o como lo definió Jhon Stott al Sermón del monte: “contracultura cristiana”.

Por último, no quiero dejar la impresión de que yo pienso que seguir a Jesús sea una carga pesada. Tomar la cruz, no es algo terrible y fastidioso. También Mateo (cap. 11) indica lo que Jesús expresó, “Mi yugo es fácil y ligera mi carga”, y creo que esto que pasó, fue lo mejor que pudo haberle ocurrido a este par de Radicales (José y a Nicodemo).

Y no sabemos mucho de sus historias después de esto. Puede que hayan perdido su cargo entre los líderes de Israel. Pero tal vez, estuvieron entre los más de 500 que vieron a Jesús luego de resucitar (1 Co 15.6). Puede que también hayan estado entre los 120 que recibieron al Espíritu Santo. No sabemos si tuvieron que dejar Jerusalén e ir a la diáspora. Pero puede ser también que hayan sido martirizados por seguir a Jesucristo.

Pero no importa cuál haya sido la historia de José y Nicodemo, ellos pudieron recordar toda su vida aquella experiencia en que decidieron abandonar todas las apariencias.

Recordemos a la mujer pecadora que ungió a Jesús unos días antes de su muerte. No tuvo miedo a lo que la gente diría. Y José y Nicodemo tuvieron el privilegio de ungir a Jesús, luego que lo bajaron de la cruz.

No voy a hacer un llamado al frente, ni tampoco intentaré manipular tus emociones, pero me pregunto, ¿qué hubieras hecho tú en lugar de José de Arimatea?, o ¿en lugar de Nicodemo?

Hasta aquí, bendiciones y ¡Hasta la próxima!

 

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Stan Slade.(2006) Comentario Bíblico Iberoamericano. Evangelio de Juan. Ediciones Kairós.

Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Pytheos - Nicodemo y el de Arimatea sepultan a Jesús