Tetelestai: ‘Todo está cumplido’ (Jn 19.28-30)
El verbo ‘teleo’ significa: poner fin a, realizar por completo, llevar a su plenitud.
17 DE AGOSTO DE 2025 · 08:00
Cuando Jesús vio que todo había sucedido para que se cumplieran las Escrituras, dijo: «Tengo sed». Allí había una copa de vinagre. Alguien mojó una esponja en el vinagre, la puso en una lanza y se la llevó a la boca. Después de probar el vinagre, Jesús dijo: «¡Consumado es!». E inclinando la cabeza, entregó el espíritu.(19. 28-30 MSG)
El evangelio de Juan sigue poniendo el énfasis principal en los signos teológicos relacionados a Jesús y en el cumplimiento de las Escrituras.
No debemos aquí entender esto como un horóscopo, en el cual se van cumpliendo lo que ocurre por un “alineamiento de los astros”. Muchos tratan de hacer con la biblia “futurología”
En Juan 13.19, Jesús dice: "»Digo esto ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda crean que yo soy". y En Juan 14.29, Jesús expresa: "Y he dicho esto ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, crean" (NVI)
Jesús no dijo “Tengo sed” como una especie de teatro para cumplir las Escrituras, sino que realmente tenía sed. Era un día caluroso, tal vez cerca de los 30 grados. Estuvo varias horas sin comer y sin beber. Jesús era plenamente divino, y plenamente humano y el pedido también está relacionado con el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento:
“Se ha secado mi vigor como la arcilla; la lengua se me pega al paladar. Me has hundido en el polvo de la muerte”. Salmos 22. 15 (NVI). “...para calmar mi sed me dieron vinagre”. Salmos 69.21 (NVI).
Jesús estaba plenamente consciente de lo que estaba ocurriendo; y no es que la muerte le tomó por sorpresa. Jesús estaba plenamente lúcido, y entendía que el punto crucial de su misión estaba por cumplirse.
Y llega ese momento y dice: “Todo está cumplido” (19.30)
"Tetelestai" (τετέλεσται) es una palabra griega que significa "consumado es" o "todo está cumplido". Viene del verbo “teleo”, que significa: poner un fin a, realizar completamente, terminar, acabar; llevar a su término, a su plenitud.
Esta palabra, en el contexto bíblico, indica que Jesús ha completado la obra que vino a hacer, refiriéndose a su sacrificio para la salvación de la humanidad. No es una expresión de derrota, sino de triunfo sobre el pecado y la muerte, abriendo la puerta a la salvación. Fueron sus últimas palabras. Manifiestan su conciencia de haber cumplido hasta el final la obra para la que fue enviado al mundo.
Tetelestai significa que Jesús consumó en la cruz, una vez y para siempre, la obra para la cual se encarnó. De hecho, con la afirmación tetelestai, el Salvador anunciaba que permite a los creyentes entrar en la eternidad no por méritos propios, sino por los suyos.
A partir de este momento la expiación de los pecados ya se encuentra a disposición de todos los creyentes, por gracia a través de la fe, como fruto de la obra de Cristo. Todo está consumado: Dios ha sido reconciliado; nada hay que añadir por parte de los humanos. La salvación es la obra completa de Cristo, no nuestra.
En Getsemaní también lo había dicho: “Yo te he glorificado en la tierra y he llevado a cabo la obra que me encomendaste”. Jn. 17. 4 (NVI)
Todo esto que aquí estaba ocurriendo era la culminación del “gran sacrificio”, del “gran día de la expiación”. En el Antiguo Testamento, el día más sagrado para los israelitas era el día de la expiación (ver Levítico 16).
En la carta a los Hebreos (9 y 10), el Día de la Expiación (Yom Kipur) se interpreta como un tipo o sombra de la obra redentora de Jesucristo. El autor utiliza los rituales del Día de la Expiación en el Antiguo Testamento para explicar cómo Jesús, a través de su sacrificio, ofrece una expiación completa y eterna por los pecados, a diferencia de las ofrendas limitadas y repetitivas del sistema levítico.
Sería extenso tratar este tema aquí, pero usted puede leer Hebreos en oración, buscando luz referente al tema del perdón de los pecados. Este es un tema muy importante.
El perdón de los pecados en la cruz, tiene una relación directa referente a cómo vemos nosotros nuestra vida cotidiana. Todos sabemos que aún después de haber recibido a Cristo como nuestro Salvador, continuamos pecando. Y la vida cristiana verdadera no tiene que ver con tratar de “dejar de pecar”.
Por lo tanto, no importa si somos judíos o gentiles, si somos católicos, adventistas, anabautistas o evangélicos. No existe otra posibilidad de salvación, sino la de creer por fe que Jesús ya lo hizo todo, ya cumplió todo, ya no hay nada más por hacer. Y nuestra misión como cristianos es indicar a otros que en Jesús Todo está cumplido y no hay nada más que añadir.
Es una herejía decir que la obra de la expiación de Jesús tuvo una primera parte en la cruz del Calvario, y que tiene una segunda parte a partir de octubre de 1844 para verificar quienes realmente “son obedientes”
Definición de Evangelio
- “El Evangelio es «las buenas, alegres, y felices noticias que hacen que el corazón cante y que los pies dancen».
- Muchos hemos intentado cumplir un deseo interior, impulsado a veces por fuerzas externas (mucha “presión religiosa”), queriendo trascender nuestra naturaleza humana y pecadora.
- Muchas veces yo mismo en el pasado he intentado hacer cosas fuera de mi alcance, y he quedado en ridículo, ante Dios, ante otras personas, y ante mí mismo. Nos inventamos la innecesaria obligación de ser como Dios.
- En consecuencia, sentimos la punzante humillación de no ser suficientemente buenos, de ser inferiores y de haber perdido el control.
- No tenemos que ser buenos para ser salvos, pero sí tenemos que ser salvos para ser buenos. No se trata de quiénes somos, sino de a quién pertenecemos. ¡Cuán bueno es Dios! «No hay nada que podamos hacer para que Él nos ame más, ni nada que podamos hacer para que nos ame menos».
- La paz es una profunda disposición del corazón. Es humildad, es la capacidad de renunciar a la necesidad de ser aprobados por los demás o por nosotros mismos. Esa posibilidad tiene base en la certeza de que nuestros aciertos o nuestras faltas en cualquier área no afectan en absoluto el amor de Dios hacia nosotros y nuestros prójimos. La paz que viene de confiar en que Dios acepta nuestro auténtico ser es la base de nuestra capacidad para llevar el amor reconciliador de Dios a otros en los ámbitos más humildes y en las acciones más humildes y cotidianas. (Desmond Ford, citado a William Tyndale y a Pablo).
- “El juicio de este mundo ha llegado ya y el príncipe de este mundo va a ser expulsado. Pero yo, cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos a mí mismo”. Jn. 12. 31-32 (NVI)
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