El mandamiento nuevo del ‘Evangelio ilimitado’

El evangelio tiene que ver con el amor. Y este amor no es algo místico.

    15 DE SEPTIEMBRE DE 2024 · 08:00

    Duy Pham, Unsplash,amistad amigos, pandilla excursión
    Duy Pham, Unsplash

    Juan 13.31–35. Aquí Jesús inicia un tiempo de instrucciones a sus discípulos antes de su muerte. Aunque lo anterior, el lavamiento de los pies también fue un tiempo de instrucción, aquí comienza una especie de discurso de despedida.

    He escuchado de personas que antes de morir, al hablar, pareciera que se están despidiendo. No hablo de enfermos terminales, sino de personas perfectamente sanas, que dicen cosas en las que pareciera que están diciendo algún tipo de profecía referente a la muerte. Yo realmente no creo mucho en esto, pero sí pienso que uno siempre debería vivir y hablar como si fuera que ese es el último día de su vida.

    Y no hablo de vivir con un sentido trágico de la vida permanente, pero sí, debemos ser conscientes de la brevedad y la fragilidad de nuestra existencia terrenal.

    Para Jesús, sabiendo que es Dios eterno, identificarse con la brevedad de la vida humana, no resultó algo lindo y divertido. Y vemos que como humano se identificó plenamente con la humanidad.

    Ya lo decía la conocida profecía de Isaías: “Varón de dolores, experimentado en quebrantos... soportó nuestros dolores”.

    A pesar del sufrimiento y la angustia, él tenía claro que en todo esto que estaba ocurriendo, Dios estaba siendo glorificado, y el Hijo mismo estaba siendo glorificado.

    En medio de estas explicaciones, que sus discípulos aún no entendían, vemos a Jesús lleno de afecto hacia sus discípulos, posiblemente sabiendo de antemano que todos huirían cuando quemaran las papas, y también que Pedro lo negaría 3 veces. Sabemos por lo anterior que Judas ya no estaba en este tiempo de reunión.

    Jesús los llama “mis queridos hijos” (13.33). Les indica estar atentos a lo que él diría, ya que muchas cosas recién las entenderían, cuando los eventos sucedieran (en los próximos días).

    Y así, también hoy, generalmente llegamos a entender de forma más completa, muchas cosas, luego de que estas ocurren. Yo no creo que exista un mapa delineado y detallado de sucesos específicos que van a ocurrir antes de la venida de Cristo. Muchos pasan gastando un tiempo valioso, tratando de descifrar si tal o cual personaje es el anticristo, y si cuándo será la tercera guerra mundial, o cuando ocurrirá la ley dominical.

    Pero Jesús aquí no nos está hablando de esto. Él está hablando de entender del tema de la salvación, por fe, centrando la glorificación de Dios no en la segunda venida de Cristo, no en la persecución de los cristianos, no en un juicio investigador, ni en nada parecido. Es notable que Jesús no diga ni una sola palabra de todo esto, ni tampoco les insinuó siquiera sobre la marca de la bestia, ni tampoco en la observancia del día sábado.

    Jesús les dice aquí claramente: Este mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros. Así como yo los he amado, también ustedes deben amarse los unos a los otros. De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros (13.34-35).

    Pareciera una instrucción muy sencilla. Hasta alguno diría, pero qué tontería, ¿esta es la gran instrucción final?

    Y sí, esta es la gran instrucción final. No se trata de escatología. No se trata tampoco de teología sistemática. No se trata de apologética.

    Muchos pensarían que Jesús tendría que haber dicho a los discípulos que se aprendan de memoria el libro de Daniel. Pero no; tampoco dijo eso.

    No me entienda mal. No estoy diciendo que no es importante estudiar la Biblia. Claro que es relevante, pero hay cuestiones que Jesús considera por sobre esto.

    El evangelio, o como a mí me gusta llamarlo: “Evangelio ilimitado” (εὐαγγέλιον απεριόριστος) tiene que ver con el amor. Y este amor no es algo místico, no es algo que todo el tiempo tenemos andar abrazando a los hermanos, o andar lavándoles los pies de manera literal.

    Pienso sí, que el amor aquí está relacionado con el servicio. Pero va aún más allá. Cuando Jesús dice nuevo, utiliza la palabra griega Kainos.  Este no es simplemente un mandamiento más, añadido a los 10 del Antiguo Testamento. Este es EL MANDAMIENTO.  Es algo nuevo y diferente a todo lo anterior. Las relaciones en el Antiguo Testamento estaban basadas en contratos pactuales entre Dios y el pueblo de Israel. Has esto y vivirás, Dejas de hacer esto y morirás. Sabemos que Israel jamás pudo cumplir su parte del pacto.

    Y es aquí donde Jesús vuelve a explicar el sentido del Nuevo Pacto. El Nuevo Pacto está basado en promesas de Dios, que estaban por cumplirse de manera extraordinaria en Jesucristo. El Padre, el Hijo y el Espíritu estaban llegando al clímax de la glorificación. Dios no podía ser glorificado con la sangre de animales (Ver todo Hebreos capítulo 9), pero ahora, Dios sería glorificado en la muerte de Jesús, el único que puede realmente redimir a los seres humanos del pecado.

    Y no se trata de un Dios sádico, que exige la sangre para perdonar los pecados. Se trata de un Dios de amor. El plan, el proyecto de amor de Dios para salvar a la humanidad, no tenía que ver con que los seres humanos nos quedemos asustados por la ira de Dios derramada sobre Jesucristo y sobre el pecado.

    Se trata, justamente, de todo lo contrario. El amor de Dios al dar a Jesucristo a este mundo, el amor de Dios a cada uno de los pecadores. Incluso, escuché decir, que, aunque fuera una sola persona quién haya pecado en el mundo, Dios hubiese tenido un plan de amor para salvar a esa persona.

    El mandamiento nuevo tiene que ver con el Nuevo Pacto. Dios por amor, salva a las personas, no por obras, sino por la fe en Jesucristo. Esto involucra, me parece a mí, no cargar a la gente con miles de leyes y reglamentos. Implica mantener una convivencia, basando nuestras relaciones en lo que Jesús hizo. Y esto, automáticamente nos libera del legalismo, de estar condicionando a las personas con cuestiones de días, de fechas, de comidas, de vestimenta, etc.

    Cuando nuestras relaciones se basan en lo que Jesús hizo por nosotros, el amor fluye. Y esto no quiere decir que nunca tengamos alguna diferencia. En mi caso, por ejemplo, con mi esposa, tenemos miles de diferencias, provenimos de corrientes teológicas muy diferentes, y andamos muy bien, sin ningún problema.

    Me pone un poco nervioso cuando alguien quiere implementar reglamentos que a mí me parecen irrelevantes. Pero, a veces me callo. A veces pienso, pero qué tontería querido hermano, pero trato de intentar entender a la persona, del porqué está queriendo imponer esto o lo otro. Más de una vez no me quedo callado.

    Finalizando, este texto nos habla de amor, de perdón y de salvación. Hay solo una manera de ser salvos en este mundo. Es a través de Cristo. Hay una sola manera de perdonar y ser perdonados en este mundo, y es por medio de Jesucristo. Y hay solo una manera de amar a las personas en este mundo, recibiendo y compartiendo el amor de Jesucristo.

    El Señor permita liberarnos del antiguo y maldito pacto.

    Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Pytheos - El mandamiento nuevo del ‘Evangelio ilimitado’

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