Jesús, fuente de agua viva vs. el templo (Jn 7.37-53)
Si Jesús era la verdadera fuente de vida, no tenía sentido seguir con celebraciones antiguas ¡El futuro ya llegó!
22 DE OCTUBRE DE 2023 · 08:00

Ingresamos a la sección teológica donde Jesús explica el cumplimiento real en su persona de tradiciones que se llevaban a cabo cada año; donde la gente había dejado de comprender el verdadero significado, guiados por la repetición vacía de sentido de los ritos dirigidos por los religiosos fundamentalistas.
Veamos primeramente lo que ocurre luego de la aparición de Jesús, el último día de la fiesta del Sucot (Tabernáculos).
En los versículos 40 al 44, vemos nuevamente discusiones tontas que ya se habían dado entre diversos grupos del pueblo.
Entre los vs. 45 y 49 se da una discusión entre la policía del templo, y los jefes (sacerdotes y fariseos). Evidentemente habían enviado a los guardias a que apresaran a Jesús. Los jefes están muy enojados, y se da la siguiente discusión según Peterson:
“¿Por qué no lo trajeron con ustedes?”
La policía respondió: “¿Han oído cómo habla? Nunca hemos oído a nadie hablar como este hombre”.
Los fariseos dijeron: “¿Os dejáis llevar como el resto de la chusma? No ves a ninguno de los líderes creyendo en él, ¿verdad? ¿O alguno de los fariseos? Es sólo esta multitud, ignorante de la Ley de Dios, la que es engañada por él... y condenada”.
Realmente hasta me un poco de risa el imaginarme la escena.
Tal vez hay dos cosas que resaltar. Espontáneamente los policías expresan una de las mejores expresiones del evangelio, relacionadas a la comunicación de Jesús. ¡Nadie habló jamás como Jesús!
Y la segunda es la reacción típica de los religiosos enojados: ¡Todos estos son unos ignorantes! ¡Son unos tontos que creen cualquier cosa! ¡No leyeron nunca a Moisés! ¡Que se vayan todos al infierno!
¿Qué desencadenó tanto enfado?
Vemos que esto está ocurriendo el último día de la fiesta de 7 días de Sucot.
“Jesús se puso de pie y exclamó:
—¡Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba!” (7. 37)
Aquí quiero compartir literalmente el comentario de Stan Slade, del Comentario Bíblico Iberoamericano, de Juan, pp. 176-177
El trasfondo de la fiesta de los Tabernáculos es crucial para apreciar el momento… Cada día de la fiesta salía una procesión del Templo hacia el estanque de Siloé para conseguir agua y llevarla al altar. El séptimo día, al llegar al altar se daban siete vueltas alrededor de él antes de derramar el agua. En el mismo momento derramaban vino sobre el altar.
A la vez daban gracias por la lluvia y su fruto cosechado, y también pedían lluvia para el nuevo ciclo agrícola. Además del sentido agrícola el rito tenía un matiz histórico: como Dios salvó a su pueblo con agua milagrosa (Ex 17. 1-6), también se esperaba abundancia de agua en los postreros días con la venida del reino mesiánico (Is 12.3; Ez 47.1-12; Zac 14.8) …
Y continúa:
En “el último día, el más solemne de la fiesta”, la celebración de la salvación pasada (éxodo), presente (cosecha) y futura (reino) llegaba a su clímax. Posiblemente en este mismo momento Jesús se puso de pie y gritó su oferta…
La fuente de agua no sería Siloé, ni el altar del Templo, ni los ritos de la fiesta de los Tabernáculos. La fuente de verdadera agua viva sería Jesús…
El río escatológico de agua, previsto por Ezequiel y Zacarías, no saldría del Templo y sus ritos, sino del interior de todos los que creían en Jesús.
“De aquel que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior brotarán ríos de agua viva. Con esto se refería al Espíritu que habrían de recibir más tarde los que creyeran en él. Hasta ese momento el Espíritu no había sido dado, porque Jesús no había sido glorificado todavía” (7. 38-39).
Lo que la fiesta anhelaba y prometía para el futuro, ¡Jesús lo ofrecía hoy!...
El contraste entre Jesús y el Templo (con sus fiestas, ritos y autoridades) no podía ponerse más claro. Lo que la fe de Israel buscaba y prometía, Jesús lo cumplió. Por tanto, reemplazó el aparato actual de la fe…
Si Jesús era la verdadera fuente de vida, ya no tenía sentido seguir con las celebraciones antiguas: ¡El futuro ya llegó!
Vemos aquí, como lección principal teológica de Juan, que el futuro se hizo presente en Jesús. Y continúa Slade diciendo:
La “hora” para Jesús, de su muerte y exaltación al Padre, es la hora del escatón, de la inauguración del reino. La presencia del Espíritu Santo en cada creyente, presencia de las “primicias” de la redención final (Ro 8.23), es posible únicamente sobre la base de lo que la muerte de Jesús hace para la humanidad (Jn. 1.29; 19. 14-18).
Bueno, luego de tan interesantes aclaraciones, recordamos que muchos quedaron confundidos, discutiendo, peleando; pero entre los líderes religiosos, sobresale la advertencia de Nicodemo; quién aparentemente para este momento estaba entendiendo con mayor plenitud lo que Jesús le había dicho, en el capítulo 3.
Y aquí hay algo importante; el Espíritu Santo estaba abriendo el entendimiento de algunas personas, a pesar de que parecía que nadie entendía lo que Jesús estaba diciendo. Aquí había uno superior que Moisés, uno superior a la ley, uno superior al sábado, uno superior al templo, y quién era el agua verdadera, el agua que se convirtió en vino, el agua que se reveló a la samaritana, el agua de la vida, que limpia todo mal, no hay otro manantial, sino de Jesús la sangre.
Hasta aquí. Bendiciones y ¡hasta la próxima!
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