Sobre el pastorado de la mujer

Se trata de servicio, no de un título honorífico conferido para fomentar nuestra autoestima, ni una pretensión de privilegios.

08 DE MAYO DE 2022 · 08:00

Pavel Danilyuk, Pexels,pastora protestante, pastora evangélica
Pavel Danilyuk, Pexels

Creo que esta semana se armó un debate sobre el pastorado de la mujer, al ser nombrada Pastora Principal de la iglesia Centro Familiar de Adoración CFA la hermana Bethany Vda. de Abreu.

Para comenzar, mi postura es a favor 100% del pastorado de la mujer. Ya explicaré esto más adelante.

En las iglesias anabautistas nunca esto fue un problema; actualmente es común tener pastoras en las iglesias; (no me refiero a esposas de pastores), sino a pastoras principales. Incluso la Conferencia Mundial Anabautista (CMM) fue presidida por Nancy Heisey como presidenta.

Es algo muy normal, hoy tener pastoras en todas partes del mundo (excepto Latinoamérica, donde es difícil encontrar alguna). Por supuesto, hay mujeres destacadas en el ámbito teológico, en las misiones, en el ámbito de la educación, en la administración, como también en todas las áreas del desarrollo humano, incluyendo la familia.

 

El sacerdocio de todos los creyentes

2 Pedro 2. 4-10 Cristo es la piedra viva, rechazada por los seres humanos, pero escogida y preciosa ante Dios. Al acercarse a él, también ustedes son como piedras vivas, con las cuales se está edificando una casa espiritual. De este modo llegan a ser un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por medio de Jesucristo. Así dice la Escritura: «Miren que pongo en Sión una piedra principal escogida y preciosa, y el que confíe en ella no será jamás defraudado». Para ustedes los creyentes, esta piedra es preciosa; pero para los incrédulos, «la piedra que desecharon los constructores  ha llegado a ser la piedra angular», y también: «una piedra de tropiezo y una roca que hace caer». Tropiezan al desobedecer la palabra, para lo cual estaban destinados. Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable. Ustedes antes ni siquiera eran pueblo, pero ahora son pueblo de Dios; antes no habían recibido misericordia, pero ahora ya la han recibido».

Aquí encontramos un texto de lo que realmente creían y practicaban los cristianos en el siglo I; y podemos entender el llamado al ministerio cristiano a todos, tanto hombres como mujeres “linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios”

Por supuesto con el autor de Hebreos, concordamos que Jesús es el verdadero Sumo Sacerdote.

Pero todos los creyentes, a través de recibir a Jesucristo como Salvador y el bautismo somos ordenados como sacerdotes bajo el ministerio de nuestro Gran Sumo Sacerdote.

Tres referencias sobre el sacerdocio de todos los creyentes se encuentran en el libro del Apocalipsis, que habla de Cristo quien “nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre” (Ap 1. 5-6), “y nos has hecho para nuestro Dios un reino y sacerdotes” (Ap 5. 10), y de los redimidos “que serán sacerdotes de Dios y de Cristo” (Ap 20. 6).

En virtud de nuestra unión con Cristo participamos de un sacerdocio que se deriva del suyo. Su posición sacerdotal delante de Dios es imputada a cada creyente cristiano. Al llamarnos “sacerdotes ante Dios”.

No tenemos aquí tiempo para desarrollar todo lo que implica ser Sacerdotes de Dios y de Cristo; pero Pedro nos da algunas ideas de la amplitud de este ministerio (básicamente ofrecer sacrificios espirituales y la proclamación de las maravillosas obras de salvación de Jesucristo).

Esto puede implicar, la predicación, la evangelización, la labor misionera, y todas las actividades y funciones que tiene cualquier creyente sea hombre o mujer.

No haré una investigación muy compleja, pero podemos aquí señalar por ejemplo que Aquila y Priscila eran individualmente sacerdotes llamados al ministerio sacerdotal de Jesucristo en este mundo.

Si uno investiga bien, no existe una doctrina de «la ordenación pastoral» en el Nuevo Testamento. Recordemos que en el bautismo cada creyente es «ordenado» un sacerdote. Tal vez la imposición de manos de las epístolas Paulinas, no tienen el mismo significado que tienen hoy en día las complejas «ordenaciones al pastorado», que varían ampliamente de una denominación o tradición cristiana.

Tal vez la «ordenación» a pastores varones, tienen su relación inmediata con la «ordenación sacerdotal» de la Iglesia Católica Apostólica Romana, o las «ordenaciones» de las iglesias Ortodoxas Orientales (Rusa, Griega, Ucraniana, Armenia, etc.). Tal tipo de ordenación también creó el estatus antibibilico diferenciado entre «clero» y «laicos».

No entiendo realmente el porqué de tanta confrontación sobre este tema por unas líneas mal interpretadas de Pablo sobre las mujeres parlanchinas de una iglesia x. Muchos dejan de lado completamente toda la vertiente evangélica protestante del Sacerdocio de todos lo creyentes.

Por lo tanto, los cristianos somos: un reino de sacerdotes; tanto, hombres, como mujeres.

No se trata de un título honorífico conferido para fomentar nuestra autoestima, ni una pretensión de privilegios propios de la realeza.

Como creyentes sacerdotes, cada uno es llamado a un ministerio conforme a los dones que cada cual ha recibido. Aquí es necesario resaltar que si creemos en el don del pastorado, y todos los demás dones; sería muy complicado querer explicar que este don se dé solamente a los «que usan saco y corbata»…

Por supuesto que también se debe aclarar que el don del servicio es mayor que el de «pastorado»; y posiblemente el don de enseñar es imposible separar del pastor.

Sigue siendo posible que recibamos los dones de Dios y sin embargo seamos tan egoístas de pensar que solo algunos que están entre menos del 40% de la iglesia son los únicos que pueden pisar «el altar».

¿Alguna vez Pablo indicó que ciertos dones eran concedidos a los hombres y otros a las mujeres?

¿Hay algún intento de su parte, o de Pedro, de distinguir entre dones y roles, entre la dádiva del Espíritu y el ejercicio del ministerio por un sexo en particular?

En la iglesia cristiana las distinciones de raza, posición social, estatus económico y sexo ya no son consideraciones válidas en cuanto a la ordenación al ministerio de la iglesia. Todos somos ministros dentro de la confraternidad de Cristo.

A lo largo de los siglos, las mujeres han servido a Dios de muchas maneras. A pesar de la estructura patriarcal de la sociedad en la cual vivían, en tiempos del Antiguo Testamento las mujeres ocuparon respetables posiciones de liderazgo; también es visible su contribución a la iglesia en el Nuevo Testamento.

Tenemos que terminar con la idea de que las mujeres son inferiores a los hombres para poder realizar alguna actividad; esto es una falacia. Las mujeres nos han demostrado que pueden ser excelentes en la labor que se desempeñen.

Ya no hay judío ni griego, esclavo ni libre, hombre ni mujer, sino que todos ustedes son uno solo en Cristo Jesús. (Gálatas 3. 28)

Pero Dios escogió lo insensato del mundo para avergonzar a los sabios, y escogió lo débil del mundo para avergonzar a los poderosos. (1 Corintios 1. 27)

Y usted, qué piensa, ¿son solo los hombres insensatos y débiles? o ¿son solo los hombres sabios y fuertes?

Por esto apoyo a la Pastora Bethany Vda. de Abreu, y creo que cumplirá su rol con los dones que Dios le dio, y posiblemente lo hará diferente al estilo de los pastores hombres. Pero lo hará seguramente como instrumento escogida, para este tiempo, en su iglesia, en Paraguay.

Así también, no pierdo la fe de ver muchas otras mujeres pastoreando, enseñando y sirviendo en roles eclesiales en las iglesias anabautistas, y donde las dejen ser instrumentos en las manos de Dios para el avance de su obra.

Bendiciones, y ¡hasta la próxima!

Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Pytheos - Sobre el pastorado de la mujer