Marcos 9: escuchen y miren sólo a Jesús

En momentos de angustia me ha alentado mucho esta figura de Marcos cap. 9.

13 DE JUNIO DE 2021 · 08:00

Mukul Joshi, Unsplash,paisaje, montañas lago
Mukul Joshi, Unsplash

Me gustaría compartir algunas ideas sobre cuestiones de nuestra realidad con el Covid. En esta semana en Paraguay tuvimos un promedio diario de 130 muertes por día. Es terrible, y me pregunto qué podría escribir que nos traiga paz.

En momentos de angustia de mi vida me ha alentado mucho la figura presentada en el evento de la Transfiguración de Marcos cap. 9. Vemos al Padre indicar: “Éste es mi Hijo amado. ¡Escúchenlo!” (Marcos 9.7) Lucas repite las mismas palabras (Lucas 9.17) En Mateo indica “Este es mi Hijo amado; estoy muy complacido con él. ¡Escúchenlo!” (Mateo 17.5)

En medio de esta maravillosa aparición de Jesús con toda su gloria, la voz del Padre, y la presencia de Moisés y Elías, los discípulos Pedro, Juan y Santiago (Jacobo) no sabían muy bien qué decir. Ellos casi que querían quedarse a vivir en unas cabañitas sobre el monte para siempre. Pero este no era el plan de Dios.

Había que volver al mundo, a la realidad cotidiana. Pero antes de volver sucede algo interesante:

Marcos 9.8 dice lo siguiente: “De repente, cuando miraron a su alrededor, ya no vieron a nadie más que a Jesús”.

En Lucas 17.8 dice: “Cuando alzaron la vista, no vieron a nadie más que a Jesús

Era el momento de bajar de la montaña… Es el momento de volver a nuestro mundo lleno de problemas, y compartir la Paz de Jesús.

Pídele al Señor que permita hoy que en algún momento del día puedas ver solamente a Jesús, para que te llene de su gloria y de su paz. Que el Espíritu de Dios te colme y te ayude a llevar la salvación a los demás.

Pero no te quedes solamente con eso. Es tiempo de llevar la paz de Jesús a donde está la gente que sufre. Donde hay dolor y sufrimiento es necesaria esa paz.

Hace unos días vi un programa para “crecimiento de iglesias” donde todo el énfasis estaba en que el pastor y el grupo de alabanza tienen que estar metidos en el “lugar santísimo” no sé muy bien de qué manera.

Bueno, yo creo que teológicamente no es algo complicado, no es para unos pocos, ni es algo que requiera un “gran esfuerzo” esto de entrar al lugar santísimo, ya que el libro de Hebreos dice claramente:

Así que, hermanos, mediante la sangre de Jesús, tenemos plena libertad para entrar en el Lugar Santísimo,  por el camino nuevo y vivo que él nos ha abierto a través de la cortina, es decir, a través de su cuerpo;  y tenemos además un gran sacerdote al frente de la familia de Dios.  Acerquémonos, pues, a Dios con corazón sincero y con la plena seguridad que da la fe, interiormente purificados de una conciencia culpable y exteriormente lavados con agua pura”. Hebreos 10. 19-22

Y no debemos olvidar que la única finalidad de ingresar al Lugar Santísimo es finalmente ver “solamente a Jesús”.

Tenemos el gran privilegio de ingresar libremente al lugar Santísimo. Podemos allí ver tal vez la gloria del cielo; pero el único fin de ingresar a este lugar es “escuchar y ver únicamente a Jesús”. Y luego bajar con él a la realidad cotidiana.

No estoy de acuerdo en absoluto con la teología Católico Romana de adorar al “santísimo” (adorar a un pedazo de pan), y mucho menos estoy de acuerdo con la teología de muchos evangélicos de pasar místicamente horas y horas en el “lugar santísimo”, o quizá “adorando en el lugar santísimo” o tal vez “adorando al lugar santísimo” como si eso fuera una especie de fórmula mágica para que las iglesias crezcan rápidamente.

El “lugar santísimo” no es el “altar” de ninguna iglesia. El “lugar santísimo” no es un lugar para vivir “fuera del cuerpo”. El “lugar santísimo” no tiene que ver con música de ningún grupo de adoración. Y el “lugar santísimo” no es un lugar donde quedarnos aislados de las realidades de este mundo.

Creería que Hebreos cuando nos habla del Lugar Santísimo, nos habla claramente de la persona de Jesús, no tanto de “un lugar x”. Tiene que ver más con una condición, al reconocer a Jesús como el que limpia todos nuestros pecados, que nos da la plena certeza de que somos plenamente aceptados y amados por Dios, y que tenemos una imperiosa urgencia de volver a la realidad de nuestro mundo a compartir las Buenas Noticias de Jesús, a un mundo lleno de problemas.

Fuera de que me da mucha pena el ver la ilusión que tienen algunos, de encontrar la “fórmula mágica” en el tema del iglecrecimiento a través de “el lugar santísimo”, la realidad es que nadie logrará nada al entrar a ese lugar, si no tiene un encuentro con el Señor Jesús. Y el evangelio nos indica que no es nuestra obligación “quedarnos eternamente en el santísimo” sino que nuestra misión es ir al mundo, con el mensaje de Jesús.

Le invito que durante esta semana tome su biblia, y subraya con colores los verbos, palabras y frases que tienen que ver con la comunicación de Marcos 10. Luego realice una serie de preguntas al texto. Esto sería un estudio inductivo. Para ver un ejemplo de preguntas vea los primeros artículos que escribí sobre el libro de Marcos.

Y la semana que viene nos encontraremos de nuevo para un análisis de este capítulo.

Termino con unas breves ideas. No se pelee con nadie sobre el tema de estar y estar “en el lugar santísimo”. Es posible que a muchas personas les haga bien la serie de “ejercicios espirituales” para estar en ese lugar. Pero algunos consejos:

•             Si usted llega a estar en el lugar santísimo: Olvídese de Moisés y Elías. Escuche solo a Jesús y vea solamente a Jesús.

•             No construya 3 cabañas. No construya 2 cabañas. No construya ni siquiera 1 cabaña.

•             Baje al mundo junto con Jesús, y vaya a donde están los problemas cotidianos (ver Mc. 9: 14-32)

•             No se sienta más importante que otros por haber entrado al Lugar Santísimo (Mc. 9. 33-37)

•             No se pelee con otros por tonterías como por ejemplo, “el lugar santísimo no tiene un candelabro, tiene 7 candelabros, y si usted cree que el lugar santísimo tiene un solo candelabro, usted es un hereje” (ver Mc. 9.38-41)

•             No permita que por haber pasado una vida entera “adorando al lugar santísimo” alguno de estos pequeños perezca. (Mc. 9. 42-50)

Bendiciones y hasta la próxima.

Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Pytheos - Marcos 9: escuchen y miren sólo a Jesús