Daniel: lo entenderás todo
El libro del profeta Daniel está sellado (12.4) mientras que el Apocalipsis es un libro abierto (Revelación).
29 DE NOVIEMBRE DE 2020 · 08:00

Ninguno de ellos entenderá nada,
pero los sabios lo entenderán todo (12.10)
Daniel y sus compañeros fueron llevados cautivos por las tropas de Nabucodonosor a Babilonia. Vemos en los primeros capítulos que fueron “10 veces mejores” que otros alumnos de su camada. El libro es fascinante para los niños, especialmente la parte del horno de fuego (cap. 3) y el foso de los leones (cap. 6).
Luego, como ya habíamos visto en el libro anterior, Daniel escribe en un lenguaje apocalíptico con visiones, sueños, símbolos y una numerología tal vez un poco compleja. De acuerdo a los historicistas todo tuvo un cumplimiento en la historia lineal. Para otros todo es simbólico. Yo diría que mi manera de entenderlo tiene un poco de ambas. Es indudable que la estatua del cap. 2 se refiere a reinos humanos. Creo que no es muy complejo entenderlo; y en Daniel 7 se vuelve a referir a estos reinos en formas de bestias.
Daniel 8 al 12 resulta un poco más complejo, pero entre medio se puede notar la preeminencia de profecías mesiánicas, especialmente en el capítulo 9. No diré mis razones aquí, pero como anabautista no logro concordar mucho con la visión dispensacionalista de las setenta semanas, y mucho con la fantasía de los adventistas que en base a Daniel 8.14 y las setenta semanas fijan un “juicio investigador” a partir de 1844 de nuestra era.
Noto la complejidad del libro, dado que el libro está sellado (12.4); al contrario del Apocalipsis que es un libro abierto (Revelación), solo que a mi me cuesta decir que está muy bien que existan diferentes posturas acerca de los temas tratado en este libro.
Respecto a lo comunicacional, de nuevo veo una obra literaria fenomenal, y en algunos capítulos con más luz, y en otros más complejos, se ve a Jesús comunicándose. Dios comunicándose con el joven Daniel, durante su vida adulta y en la ancianidad.
Daniel estuvo en contacto directo con los reyes Nabucodonosor, Nabodino y Belsasar (Babilónicos) y luego Darío y posiblemente Ciro (Medo Persas).
Es uno de los pocos libros escritos en hebreo y arameo. Todos los reyes lo reconocieron a Daniel por su sabiduría y rectitud. Me imagino al joven explicando el sueño de la estatua ante el gran emperador. O descifrando la extraña escritura en la pared (cap. 5).
En medio de tanto esplendor (imagine usted los jardines colgantes de Babilonia), no tuvo temor de llamar a las cosas por su nombre, incluso decir al monarca que vendrían otros reinos luego del suyo, y sin temor quedar parados ante la estatua. Daniel no tuvo temor de profetizar la locura del rey por su soberbia, el árbol caído del cap. 4.
Tampoco le temblaron las piernas ni la voz ante Belsasar al decirle “Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto” (5.27)
Finalizando este comentario comunicacional yo diría que no puedo asegurar exactamente cuál es la mejor interpretación del lenguaje apocalíptico de Daniel. Tal vez algunos tengan la razón, o parte de razón y otros entendemos muy poco. Logro identificar a Babilonia, Medo Persia, Grecia y Roma. Me gusta mucho la parte de Antioco Epifanes IV, y más que eso me cuesta.
Pero evidentemente en todo se puede extraer la soberanía de Dios, Cristo en medio del fuego, Cristo en medio de los leones, Cristo escribiendo en la pared. Y por supuesto Cristo en las setenta semanas. También aparece Cristo junto al río Tigris (cap. 10) y Cristo superior a todos los reyes de la tierra; esto se puede ver en todo el libro pero de manera imponente en los capítulos 11 y 12.
La comunicación de Daniel siempre fue cristocéntricamente escatológica. Mi texto preferido del libro es: “En los días de estos reyes el Dios del cielo establecerá un reino que jamás será destruido ni entregado a otro pueblo, sino que permanecerá para siempre y hará pedazos a todos estos reinos” (2.44).
Creo que antes que tener disputas acaloradas por la interpretación del libro de Daniel, deberíamos exaltar a Cristo como el Rey de reyes y Señor de señores. Tal vez en estos tiempos de turbulencias políticas en este mundo debemos recordar que el rey de la tierra no es el presidente de EEUU ni el de Rusia. Quizá tengamos que leer más el libro, y orar en busca de luz para encontrar la comunicación que quiere tener con nosotros el Rey del Universo.
Sigan subrayando esta semana los actos comunicativos en el libro de Daniel, y ¡Hasta la próxima semana!
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