Nuevas metas y retos para 2025
Un grave error que cometemos al proyectar nuestras aspiraciones es limitarlas a logros materiales.
05 DE ENERO DE 2025 · 08:00
Ya estamos en el año 2025, un cuarto de siglo cumplido. Sin dudas, el tiempo es una dimensión importante de la existencia que conduce a los mortales a pensar en su devenir misterioso e indescifrable. Contamos los años con alegría o nostalgia, a veces con pesar y resabio, pero sin poder escaparnos de la rueda implacable del tiempo.
En el Salmo 90, Moisés evoca la eternidad de Dios. Perplejo y con súplica temblorosa, se remonta al misterio de la infinitud y grandeza del Creador ante la fragilidad y la inconsistencia del hombre. “Señor, tú has sido nuestro refugio por todas las edades. Desde antes que se formaran los montes y que existiera el mundo, desde los tiempos antiguos hasta los postreros, tú eres Dios” (Salmos 90:2).
Moisés contrapone en esta súplica la brevedad de la vida humana, hecha en su mayor parte de trabajo y miseria, con la grandeza insondable del Todopoderoso. Él le pide al Señor que compense con una alegría profunda los años de abatimiento y dolor que había experimentado en su vida. “Nuestros años se van como un suspiro”, exclama en su oración.
En los versos 13 y 14, le dice al Señor “vuélvete a nosotros… Llénanos de tu amor al comenzar el día y alegres cantaremos toda nuestra vida”. Ya antes, Moisés le había pedido al Señor que le enseñara a contar sus días de tal forma que su vida se llenara de sabiduría.
Sabiduría no es otra cosa que el conocimiento humano aplicado a la causa más justa y provechosa en todos los sentidos. El rey Salomón, ante la oportunidad de pedir lo que quisiera, optó por pedirle a Dios sabiduría. A su sensata petición le fueron añadidas riquezas materiales en abundancia.
Unos de los errores más graves que estamos cometiendo al momento de proyectar nuestras metas y aspiraciones es que las mismas están limitadas a logros de carácter material. Consideramos que el año pasado ha sido bueno en la medida que hemos alcanzado un nivel de vida más elevado en términos económicos.
Sin una constancia significativa de bonanza económica, el tiempo pasado tendemos a evocarlo con pesar y lamento, no importando qué otras bondades hayamos podido disfrutar.
En lo que tiene que ver con las expectativas futuras, concentramos toda nuestra capacidad de planificación en lograr el aumento de nuestros haberes. Y no es que esté mal el hecho de que nos fijemos objetivos de carácter económico. Esto está bien. Lo malo es cuando reducimos toda nuestra existencia a posibilidades económicas únicamente.
El Señor Jesús dijo que la vida del hombre no consiste en la cantidad de bienes que posee. Existen otros valores que no pueden ser ignorados. Como personas somos más que los bienes que poseemos. Los bienes son un medio, no un fin.
La felicidad del hombre no es proporcional a la cantidad de dígitos que se puedan marcar la derecha después de la coma en la cuenta de banco. Hay otros aspectos que tienen su importancia y que debemos presupuestar.
Es importante al iniciar un nuevo año la determinación de mejorar las relaciones con nuestros semejantes. Es importante pensar en cómo aportar más en nuestro entorno, en cómo ser más útil, en cómo compartir más con nuestros familiares y amigos.
Es tiempo para evaluar si nos hemos esforzado por servir a nuestros semejantes. Si hemos crecido en generosidad, amor y afabilidad. Ver en qué medida mejoró nuestra capacidad de esperar o de escuchar.
La propuesta de mejorar nuestra vivienda debe ir acompañada de la intención de mejorar nuestro hogar, comenzando de forma muy particular por uno mismo. La propuesta de adquirir un modelo más avanzado de auto debe ir junto a un decidido deseo de conducirnos mejor en todo.
Ojalá que en este nuevo año podamos disfrutar de tanta abundancia económica que nos olvidemos un poco de los bienes materiales y nos ocupemos más de nosotros mismos. Creo que esta es una forma sabia de darle la bienvenida a un nuevo año que nos plantea tantos interrogantes y desafíos.
Felicidades para todos en este 2025.
Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Para vivir la fe - Nuevas metas y retos para 2025