¡Basta de ‘teología barata’ que distorsiona la misión!

Una reflexión al hilo del mensaje de Ezequiel Molina y nuestras deficiencias teológicas y pastorales en la vida del pueblo.

    03 DE ENERO DE 2025 · 08:00

    Kelsey Todd, Unsplash,libros teología, biblioteca teología
    Kelsey Todd, Unsplash

    Entre los interesantes temas que puso sobre la mesa nacional el pastor Ezequiel Molina Rosario, el primero de enero del 2025 en el Estadio Olímpico Félix Sánchez, yo quiero subrayar el relacionado a la deficiente calidad de la teología que estamos generando frente a los desafíos que como iglesia nos está presentando este convulsionado y complejo tiempo que vivimos hoy.

    Molina afirmó que tenemos una considerable cantidad de “teólogos” que están interpretando la Biblia a su antojo y comodidad, y enfatizó que “esto está matando la fe de la gente”. Yo agregaría que esto también está distorsionando y afectando de manera grave el llamado y la misión de la iglesia.

    La realidad es que se evidencia un déficit en nuestra preparación teológica que tenemos que comenzar a superar. Lo primero que tenemos que hacer es reflexionar sobre la educación teológica que estamos impartiendo desde nuestros institutos y seminarios. Lo siguiente es definir la teología con saber especializado y para qué la estudiamos.

    Para esto me voy a auxiliar del reconocido maestro Orlando Costas, quien define la educación teológica como el proceso por medio del cual la iglesia es formada en la fe para articular en hechos y palabras todo el Consejo de Dios para su pueblo en un espacio y momento histórico concreto. La educación teológica es una dimensión de la misión, pues la teología es el medio por el cual el Espíritu Santo hace nacer y renacer la iglesia.

    Costas entiende que las instituciones teológicas son creadas por la iglesia bajo la fuerza del Espíritu para enseñar los fundamentos básicos de la fe, reflexionar crítica y sistemáticamente sobre ella y capacitar a sus lideres para la obra del ministerio. Se trata de un proceso que busca formar ministros y pastores en la fe apuntando hacia el pensamiento, el carácter y el desarrollo de nuevas habilidades para facilitar la práctica y la acción cristiana que debe hacerse evidente en la transformación de valores, personas, instituciones y comunidades.

    Estoy de acuerdo con el pastor Molina en su afirmación de que tenemos muchos teólogos. Es innegable que tenemos un notable ‘laborantismo teológico’ que involucra a casi todas nuestras organizaciones con sus institutos, seminarios y departamentos nacionales de educación; sin embargo, estamos carentes de un sistema docente que articule y defina las estrategias de cambios que en el marco de nuestra teología deben producirse en nuestro país. Estamos haciendo gimnasia teológica para dilatar y presumir una musculatura bíblica para el consumo propio y nuestro particular orgullo exhibicionista. Con razón dice Ezequiel: “Esto está matando la fe”.

    La sociedad dominicana ha sufrido transformaciones profundas y plantea nuevos problemas que demandan desde la fe que profesamos respuestas globales mejor articuladas. En este sentido, la educación teológica en República Dominicana está demandando cambios urgentes en su contenido, en su propuesta curricular y en su enfoque de misión para la iglesia.

    Una de nuestras debilidades es la falta de un espacio para encontrarnos, intercambiar experiencias y enriquecernos. La notable dispersión de propuestas teológicas y de programas de educación cristiana debe ser revisada a través de un análisis crítico que nos permita ver mejor nuestras amenazas y oportunidades. La educación teológica debe constituir un eje de unidad, un punto de encuentro que facilite actualización y reflexión sobre la fe. El propósito apunta a crear una propuesta curricular relevante haciendo acopio de toda la experiencia docente cristiana, de manera que todos podamos contribuir a una seria revisión de la educación teológica nuestra.

    Es innegable que las nuevas corrientes posmodernas han afectado el enfoque de la iglesia en su misión. Una gran parte de la iglesia de hoy está influida por nuevas corrientes que han distorsionado la verdadera misión de la iglesia respecto a lo que establece el Señor en las Escrituras. No podemos seguir dependiendo de una teología enlatada y dogmatizada de un ayer que ya no sintoniza con los complejos problemas de hoy.

    Pero tampoco podemos enredarnos en las nuevas corrientes de gente que en su afán de exhibir títulos académicos y prestancia eclesial vive a la caza de rarezas y novedades teológicas intrascendentes que están totalmente desvinculadas de la verdadera misión de la iglesia. Son víctimas del engrandecimiento personal y la vana altanería. El estudio de la teología pensado así, pierde su rigor y su carácter de conocimiento especializado y en medio de las nuevas corrientes ha pasado a ser una mercancía académica y religiosa que se ofrece de manera fácil, rápida y barata sin mayores exigencias.

    La realidad es que en amplios sectores de la iglesia el estudio de la teología ha perdido su sentido de misión para convertirse en una escalada social y religiosa. Se alcanza el título para sentirse importante, lograr prominencia y facilitar el acceso a posiciones encumbradas o de distinción eclesiástica. Aunque justo es reconocer que no todos los que entran en estos programas de capacitación teológica andan tras el envanecimiento con el que algunos acogen la titularidad académica. Todavía hay muchos cristianos que tienen sincero interés en prepararse mejor teológica y bíblicamente para servir mejor en la obra de Dios.

    Además de esfuerzo intelectual, compromiso y disposición a la espiritualidad, el estudio serio de la teología requiere consulta de libros de calidad, de profesores competentes, de programas bien diseñados; requiere de acumulación de material, de búsqueda, de análisis, de investigación, de reflexión; requiere de algo más que intercambio ligero de información sin profundidad ni criterio. Todo esto implica un esfuerzo crítico, cristiano y sincero del liderazgo académico teológico que haga conciencia de que es necesario un mayor acercamiento entre los estudios teológicos y la misión de la iglesia. Una mayor relación entre lo académico y lo pastoral.

    La teología es una ciencia que busca definir y encontrar en la revelación el propósito de Dios para la vida a través de nuestro llamado. Es la articulación de todos nuestros conocimientos basados en las Escrituras que nos lleva a la construcción, anuncio y promoción del reino de Dios a través de la iglesia.

    Estamos llamados a superar esa teología barata muy orientada al mercadeo religioso al servicio de la vanagloria personal, para construir una teología evangélica que sea liberadora, que no sucumba tan dócilmente a las ideologías mundanas, que no la manipulen con los falsos dilemas, que no limite su ética a temas únicamente de interés religioso o de grupos, una teología que se ponga al servicio de la verdad del evangelio para denunciar las injusticias, el crimen disfrazado, la prosperidad material egoísta a expensa de la explotación de los más débiles y todos los desmanes que atenten contra la vida y la creación de Dios. Una teología que se resista a la presunción de la vanagloria y a la sacralización del éxito.

    Se trata de una teología relevante, contextual, bíblica, pensada y hecha por hombres y mujeres más cercanos a nuestras realidades y expectativas como iglesia. Tenemos, que construir una teología con sabor a nosotros, que busque ser pertinente y que esté preocupada por cumplir con la misión que el Señor nos ha encomendado como iglesia. Esta teología, aún un tanto dispersa, no ha sido lo suficientemente promovida y está a la espera de ser estudiada, repensada y ampliada por y para la iglesia de esta generación.

    Desde la Universidad Nacional Evangélica este año 2025, precisamente, estamos preparando un congreso para analizar, en el poder del Espíritu Santo, la ruta y la agenda que la iglesia en República Dominicana debe seguir para cumplir su misión con miras a contribuir con la construcción de una mejor sociedad en nuestra nación.

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