Navidad: de la teología a la celebración
Con el nacimiento de Cristo no sucedió como con otras afirmaciones doctrinales, que pasaron al culto y luego a la doctrina.
29 DE DICIEMBRE DE 2024 · 08:00

Navidad cristiana vs. filosofías actuales (2)
Hablábamos la pasada semana quetener claro el sentido histórico y cultural de la celebración de la Navidad desde el punto de vista cristiano es una postura crucial en este momento en que precisamente las corrientes e ideologías que dominan el mundo quieren borrar toda referencia que apunte a certezas y a verdades que validen y le den fundamento al propósito de Dios para la vida y para todo el ser humano.
En este mundo posmoderno y globalizado hay una tendencia entre muchos evangélicos a no celebrar, aun dentro del marco de sus creencias y su historia, su evento más importante y significativo que es el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo, y así han optado a vivir su fe de espalda a la historia (la historia bíblica y referida a los acontecimientos veraces narrados en la Biblia).
Uno de los argumentos de estos creyentes es: “la Biblia no dice que debemos celebrar la Navidad”.
Otro argumento es que los cristianos de los primeros siglos no celebraban la Navidad; sin embargo, uno los historiadores cristianos de mayor renombre, autoridad y prestigio entre nosotros los evangélicos es Justo L. González, quien a propósito de esta controversia nos ha entregado un libro titulado “La Navidad, origen, significado y textos” donde él nos explica y nos da a conocer hallazgos históricos muy interesantes que pueden ayudarnos a comprender el sentido cristiano de la festividad navideña desde sus verdaderos origines y dentro del contexto filosófico y cultural de los primeros siglos.
Lo que ha sucedido con las festividades navideñas desde sus inicios, Justo L. González busca explicárnoslo a partir de la afirmación del nacimiento de Cristo dentro de la comunidad de los primeros creyentes como fundamento doctrinal e histórico del cristianismo; incluso, la afirmación de la encarnación es clave y puntual en los credos que aparecen en estos primeros siglos: Jesús fue concebido por el Espíritu Santo y nació de una mujer de nombre María.
La afirmación doctrinal de la encarnación del Hijo, en los primeros siglos tuvo que enfrentarse a diversas tendencias filosóficas y religiosas que querían distorsionar esta verdad central.
Con el nacimiento de Cristo no sucedió como con otras afirmaciones doctrinales, que pasaron al culto y luego a la doctrina. Con la encarnación, por razones del contexto y la expansión cultural del evangelio, se pasó de la doctrina al culto, se pasó de la teología a la celebración.
“Desde sus mismos inicios, afirma González, los cristianos creyeron y afirmaron el nacimiento de Jesús. Lo que aparece no solamente en los Evangelios, sino también en la literatura cristiana más antigua fuera del Nuevo Testamento en la que se sostenía reiteradamente la verdadera naturaleza de Cristo frente a tendencias filosóficas y religiosas que no concebían la cohabitación en una misma persona de la condición humana y divina en el mismo tiempo y espacio. Esa fue la gran controversia de los cristianos de los primeros siglos de la iglesia.
Argumenta González que la encarnación de Dios en Jesucristo, aunque fue parte de la predicación cristiana desde sus mismos inicios, fue en el siglo cuarto cuando comenzó a celebrarse en el culto y los ritos de la iglesia, sin negar que ciertamente uno de los orígenes de la Navidad se encuentra en la devoción popular. “No cabe duda de que muchas de las prácticas y costumbres que luego se fueron añadiendo a las celebraciones navideñas —los árboles de Navidad, el Papá Noel, y muchas otras— son de origen popular”.
En tiempos cuando la iglesia era una minoría marginada y frecuentemente perseguida, el historiador cristiano subraya la parte pedagógica y misional del festejo de la encarnación apuntando a que no se trataba sencillamente de una celebración por el solo interés en celebrar, sino que era en realidad un momento de subrayar algunos elementos centrales del evangelio, y de emplear la festividad misma como un modo de enseñanza.
Hasta el siglo cuarto los creyentes podían recibir una instrucción doctrinal extensa acerca del sentido de su fe. Pero con el ascenso del emperador Constantino la gente empezó a acudir en masa a la iglesia pidiendo el bautismo, lo que dificultaba darles a todos aquella instrucción bíblica a fin de prepararlos para el bautismo.
Esto les dio mayor importancia a las fechas especiales en que se conmemoraba algún elemento importante en la fe cristiana. Ahora las masas, que ya no tenían la instrucción religiosa que hasta entonces habían tenido, aprendían acerca de la fe principalmente en el culto mismo, y también en las festividades u ocasiones especiales que eran un elemento importante de la enseñanza cristiana.
La semana que viene: “Rechazar la Navidad: nada nuevo bajo el sol“
Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Para vivir la fe - Navidad: de la teología a la celebración