Jesús y la muerte con sentido de misión
Jesús no deshumaniza la muerte, y la encara con carácter de misión, no con una vocación suicida.
09 DE ABRIL DE 2023 · 08:00

La vida de Jesús fue significativa en todos los sentidos. Todo lo que se registra en la Biblia acerca de Jesús tiene un significado especial. Su mensaje no fue tan extenso que pudiese caer en la divagación, ni tan breve como para omitir asuntos interés práctico y de trascendencia para la vida moral y espiritual del hombre.
Acerca de todo lo que Jesús hizo y dijo hay abundante material de análisis, porque toda su vida está llena de significado. Su muerte no fue la excepción. En la medida que se acercaba el momento en que Jesús sería llevado a la cruz, en esa medida Él abundaba más sobre el tema.
Aunque este anuncio no le era de simpatía a sus discípulos, Jesús insistía en que era necesario que Él experimentara este proceso. Jesús no deshumaniza la muerte, Él no sobredimensiona su impacto, pero tampoco lo ignora. Esa muerte es muerte verdadera. Él la encara con carácter de misión, no con una vocación suicida. Se trata de la muerte del único hombre que no la merecía, por eso la anuncia con pesar, con solemnidad trágica y abrumadora.
Es precisamente después que Pedro lo identifica y lo declara como “el Cristo, el Hijo del Dios viviente”, cuando registra la Biblia que “desde entonces comenzó Jesús a decirles a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer muchos de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto y resucitar al tercer día” (Mateo, 16:21).
El Señor insistió con este tema y varias de las cosas que más adelante dijo o hizo tenían relación con su muerte. La última cena con sus discípulos es una despedida que Jesús instituye y le da gran significación. Jesús señala el vino servido a la mesa para representar su sangre derramada por todos los hombres; el pan, representa su cuerpo que ya se aprestaba a ser maltratado y afligido.
Esta cena fue la despedida oficial, el memorial más significativo de su muerte, pero también se convirtió en el anuncio de su resurrección y de su retorno. Jesús se aprestaba a morir por la humanidad y Él lo asumía en plenitud de conciencia. Solo su sangre, su cuerpo traspasado por la lanza, su entrega y sacrificio, su humillación y su vergüenza podían retornar a todos los hombres a la comunión con Dios el Padre.
Jesús no deshumaniza la muerte. Él se enfrenta a ella en cuadro dramático. Su oración en Getsemaní es reveladora de angustia y profundo dolor. “Padre mío, si es posible pasa de mí esta copa, pero no sea como yo quiero, sino como tú”. (Mateo 20:39) Fue la oración que elevó como un clamor en este momento difícil.
La Biblia señala que antes de ir a Getsemaní tuvo una conferencia con sus discípulos donde Él comenzó a angustiarse en gran manera y expresó: “Mi alma está muy triste hasta la muerte” (Mateo 26:38).
Jesús siempre anunció su muerte con cierto aire de pesar. Con frecuencia aparece antes de su anuncio, el término, “es necesario”, lo que quiere decir que si hubiese podido evitar la muerte lo hubiera hecho; por lo menos, esa muerte inmerecida que asumió por todos nosotros y que siempre anticipó que iría hacia ella en cumplimiento del supremo propósito encomendado por el Padre.
Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Para vivir la fe - Jesús y la muerte con sentido de misión