Populismo farisaico e ingenuidad evangélica

Los evangélicos necesitamos desarrollar y promover una teología integral de la política y la vida que no se limite al aborto y la ideología de género.

08 DE ABRIL DE 2022 · 09:00

Cameron Casey, Pexels,gente caminando, ciudad personas
Cameron Casey, Pexels

Cuando un político, especialmente un presidente, dice: “Rechazo el matrimonio entre personas de un mismo sexo y me opongo al aborto”, ya eso es suficiente para merecer el más estruendoso aplauso y la aprobación de una gran parte de la comunidad evangélica en todo el mundo.

Discernir el populismo, como concepto práctico e ideológico del quehacer político de este tiempo es una tarea que nos corresponde y nos desafía como cristianos.

No podemos continuar validando sobre esa base como mesías y seres providenciales enviados por Dios a hombres como Donald Trump, Vladimir Putin, Jair Bolsonaro,  Nayib Bukele y otros. 

La coartada evangélica en marcha es: “nos quedamos con estos, son mejores que los otros”.

En términos concretos esto es relativismo. Quizás al momento de ejercer el voto, la carencia de ofertas creíbles nos obligue por el que entendamos es el mal menor.

Pero nada nos obliga como cristianos a entronizar políticos, a exaltarlos y promoverlos como los enviados de Dios, cuando son unos mentirosos e hipócritas que nos están utilizando a nosotros y al mismo Dios para perpetrar acciones contrarias a los principios y valores establecidos por el Altísimo. 

Aclaro, no estoy eximiendo de culpas a nadie, no estoy aprobando ni dándole validez a otros que hablan y piensan lo contrario.

Vuelvo y repito, los evangélicos necesitamos desarrollar y promover una teología integral de la vida que no esté limitada a estos dos aspectos solamente. Este populismo con que nos emboban estas figuras ególatras y deshumanizadas, es un populismo farisaico y perverso que nuestras convicciones cristianas no deberían tragarse.

Creo que estos dos conceptos son elementos propagandísticos que estos políticos utilizan a favor de sus egos y pretensiones abiertamente totalitarias a favor de ellos mismos.

Como evangélicos nos suponen tontos y nos utilizan para su causa. Nuestros aplausos lo merecen los hombres que sintonizan en toda su extensión con el evangelio de nuestro Señor Jesucristo.

Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Para vivir la fe - Populismo farisaico e ingenuidad evangélica