La idolatría que mora en mí
Los ídolos aparecen cuando cualquier aspecto de la realidad se convierte en un fin en sí mismo.
19 DE MARZO DE 2023 · 08:00

La idolatría es una abominable construcción espiritual que siempre empieza en nosotros. Es una desviación del centro de toda nuestra atención que siempre debe ser Dios y únicamente Dios. Tradicionalmente hemos identificado la idolatría con el arte de la escultura, con el diseño de imágenes, pero su realidad está aún más adentro, está en nosotros mismos. Con frecuencia la idolatría es una construcción intangible que se queda en nuestro ser interior, y quizás esa construcción interna que sustituye a Dios, aunque esté revestida de religión, sea la peor forma de idolatría.
La practicas idolátricas la solemos identificar asociadas a un objeto material, a algún fetiche o mito de carácter religioso. El narcisismo, la megalomanía, el egocentrismo y la super religiosidad enceguecedora y fanática que se constituyen en una centralización en nosotros mismos, rara vez las identificamos como idolatría.
Juan Mackay escribió un libro titulado “Realidad e idolatría en el cristianismo contemporáneo” en el que saca a relucir diversas formas de idolatría que casi nunca logramos percibir ni identificar. Él dice que los ídolos aparecen cuando cualquier aspecto de la realidad se convierte en un fin en sí mismo. Cuando la teología o cualquier doctrina cristiana por ortodoxa que sea, se convierte en un fin en sí mismo, se transforma en ídolo. Cuando nuestra lealtad a las ideas y métodos de interpretación sobre la verdad revelada son más importantes que Dios, entonces caemos en la idolatría.
Esta lealtad a las ideas es tal que hay iglesias que se han dividido en la tierra por no estar de acuerdo sobre antes o después de que acontecimiento profético se encontraran los fieles en el cielo. La misma experiencia cristiana puede convertirse en ídolo. Cuando todo el afán de la persona es experimentar cierta sensación, bastándole la emoción misma, estamos frente a un ídolo. De esta forma surge el culto a la emoción. La relación con Dios pasa a un segundo plano y las emociones ocupan su lugar. Esto es idolatría
La comunidad cristiana organizada, institucionalizada, esto es la denominación o concilio, puede convertirse en un ídolo. En el momento que se absolutiza un precepto especifico, un escrúpulo, o quizás un alto ideal, afirmando que la manera de hacerse cristiano verdadero y vivir cristianamente consiste en este u otro precepto, estamos en los linderos de la idolatría. Los medios se han convertido en un fin, en ídolos.
Para Mackay la doctrina puede ser un ídolo, la emoción cristiana puede ser un ídolo; y una alta moral puede ser ídolo, sustituyendo así, y en forma muy sutil, la realidad cristiana, al mismo Dios. En este sentido Mackay nos ilustra que si un astrónomo en vez de usar su instrumento para ver el cielo, empieza a mirar no a través del telescopio, sino al telescopio, como para venerarlo, el telescopio que es muy bueno e indispensable como instrumento, resulta un ídolo.
En el libro del profeta Habacuc hay algo muy impresionante sobre los judíos que quemaban incienso a sus redes que le servían tanto (Habacuc 1:15-17) Aquí tenemos un ejemplo de un proceso psicológico por el cual un instrumento muy bueno puede convertirse en una especie de divinidad, a saber, en un ídolo.
La Biblia es necesaria, más lo que salva al hombre es la fe en Jesucristo y no el mero asentimiento de una doctrina acerca de la Biblia. La creencia acerca de Cristo es absolutamente necesaria. Pero lo es como instrumento para que yo, viendo lo que es Cristo y lo que ha hecho me entregue a Él. La creencia, la doctrina, ha de servir como instrumento o como guía para conducir al creyente a Cristo, pero ello no puede sustituir el encuentro con Cristo y la devoción a Él.
Si no nos concentramos en Cristo, en su Palabra, en su realidad de forma vivencial, podríamos estar haciendo altares para idolatrar los instrumentos y no a Cristo mismo.
Viendo las cosas junto al hermano Mackay, la idolatría es una inclinación muy sutil que puede estar presente y dominar la vida de una persona que se confiesa cristiana, aunque el centro de su vida no sea el Cristo resucitado.
Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Para vivir la fe - La idolatría que mora en mí