Peleas de gallos, el animal que llevamos dentro
Una barbaridad que nunca debería ser exaltada. El trato a los animales es indicador del grado de desarrollo cultural y humano de una sociedad.
09 DE JULIO DE 2021 · 08:00

Un proyecto de ley depositado por el congresista Alexander Javier Cuevas, diputado del Partido Revolucionario Moderno (PRM) de la provincia Santo Domingo, fue enviado a la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados para que se considere declarar las peleas de gallos patrimonio cultural inmaterial de la República Dominicana.
Si realmente estuviéramos creciendo humana y culturalmente, este proyecto de ley debería estar dirigido no a prohibir las peleas de gallos, sino a condenar estas indeseables prácticas en las que expone la vida de animales inocentes para la diversión de seres humanos.
Las peleas de gallos, de perros, de peces y otras especies animales cuando es propiciada y celebrada por los seres humanos no es otra cosa que la promoción y la reproducción del animal que llevamos dentro.
Las galleras no son más que degradantes recintos de violencia y muerte que reproducen en nosotros esa parte animal e instintiva que cuando sobrepuja la razón nos arrastra a los actos más deleznables y vergonzosos de los que somos capaces los humanos.
El trato a los animales, su protección, cuido y conservación, son indicadores del grado de desarrollo cultural y humano de una sociedad. Cada día más estoy convencido de que gran parte de los problemas que tenemos como sociedad son de carácter cultural, de lo que aprendemos, de los creemos y reproducimos, la forma como nos expresamos, como nos organizamos y establecemos formal e informalmente la dinámica normativa por la que nos regimos.
Es cierto, el gallerismo es una cultura, pero es una cultura que se perfila en los rasgos del carácter de los galleros quienes típicamente son personas violentas, tipos arrogantes de horca y pistola, personas rudas y de soluciones frontales que no barajan pleitos.
Qué grandes contradicciones tenemos. Queremos disminuir la violencia por medio del desarme a la población, pero la exaltamos y la celebramos buscando declarar patrimonio nacional una de sus expresiones más bárbaras e incivilizadas: las peleas de gallos.
Los cristianos, como buenos mayordomos de la creación, estamos llamados a defender la vida en cualquiera de sus expresiones. Las acciones sin sentido y sin ninguna utilidad justificada que depredan y maltratan la creación de Dios, son condenables, son pecaminosas y ofensivas al propósito del Creador.
El gallerismo, o las peleas de gallos, solo sirve para inculcar en nuestros niños la violencia, para exacerbar en ellos los más bárbaros, bajos e irrefrenables instintos que puedan alojarse en la naturaleza humana.
Estas réplicas de fuerza, instinto y habilidad física con las que se llevan a estos animalitos al suplicio y al más cruel maltrato solo sirven para promover el exterminio y la muerte. El resultado final, el veredicto concluyente que define al ganador en una pelea de gallos, es que uno de los animalitos contendores, si no sale huyendo, mate a su oponente en una sangrienta batalla. El gallo que mata gana. Qué principio más deplorable y penoso podemos derivar de tan desafortunada práctica.
No podemos exaltar ni defender la vida, cuando con criaturas inocentes de Dios estamos apostando a la violencia y a la muerte. Por eso insisto en que los evangélicos tenemos que desarrollar una teología de la vida, de esa vida plena e integral a la que el Señor Jesucristo nos ha llamado. Tenemos que desarrollar una verdadera cultura que privilegie la vida en todas sus dimensiones, donde el valor supremo sean los humanos y todos los recursos que el Señor, con el propósito de su conservación y cuidado, ha puesto a disposición para que todos disfrutemos, sin desmedro de nada de lo que Él creó.
Ese proyecto de ley que exalta las peleas de gallos es funesto y ofensivo, no merece ir a ninguna instancia para que se estudie, mucho menos a la Comisión de Cultura. Eso ofende y denigra la vida. No merece ser estudiado ni analizado. Su recepción más plausible e inmediata debe ser el rechazo de plano.
Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Para vivir la fe - Peleas de gallos, el animal que llevamos dentro