Discos de vinilo hechos con cenizas de difuntos

La influencia de un ser humano puede sobrevivir a dicho ser humano. Quizá a esto se deba ese deseo inconsciente, profundo por trascender que se encuentra en nosotros.

Como si una especie de ley interior, vida o intuición nos impulsara a dejar un legado. Y quizá también, a eso mismo se deba que en toda cultura de cualquier época, haya tenido la idea religiosa o no, de hacer algo en memoria de los que ya han muerto.

Cementerios, memorias fúnebres, monumentos, vaya, las construcciones más antiguas que tenemos se deben a esto mismo, las pirámides egipcias. Prácticamente a gritos decimos ser más de lo que miramos en el espejo o de la carne que vestimos.

De forma intuitiva sabemos que hay más allá en el más allá.

Hace tiempo leí la nota sobre una compañía cuyo negocio era de lo más innovadora y viene muy al caso mencionarla.

Se trata de Andvinyly, empresa fundada por Jason Leach, quien desde el año 2010 ha estado transformando las cenizas de personas fallecidas y cremadas en discos de vinilo con el propósito de que sus familiares y amigos puedan tener algo tangible qué recordar de dicha persona.

Interesantemente, los discos de vinilo producidos con cenizas de difuntos, tienen un sonido especial o diferente, una especie de crujidos y chasquidos ocasionados al contacto de la aguja y las cenizas. Algo así, como si tuviera el sello del difunto haciendo hasta cierto punto “audible” algo de dicha persona.

Aunque parezca un tanto macabro, extraño y cuestionable; por el momento, la compañía inglesa sí ha tenido éxito haciendo discos de vinilo con cenizas de muertos, dando la posibilidad de incluir el nombre del memorado en el disco, así como su retrato y hasta la posibilidad de decorar las cenizas en colores.

El deseo de seguir aquí es otra forma de tratar de perpetuar la vida. El legado es perpetuación. Pero más allá de un disco de vinilo, se encuentra lo que puede hacer la influencia.

Todos dejamos parte de nosotros en el ADN de quienes nos sobreviven con lazo sanguíneo, pero podemos dejar mucho más en las vidas que tocamos positivamente, el bien que hicimos, las personas a quienes marcamos significativamente su vida mediante buenas obras, enderezando rumbos, abriendo posibilidad, enriqueciendo conciencias, edificando familias.

Vivir aquí para los demás permite seguir aquí con los demás una vez que partamos. La herencia financiera es loable, pero la herencia de bondad es incalculable.

La primera necesita personas justas que no la pierdan; pero la segunda hace personas justas que no se pierden.

Heredamos lo que tenemos, pero trascendemos lo que somos. Vive para ti y tendrás una vida, vive para otros y vivirás mil vidas.

Tu vida la cuentas en años, pero la vida verdadera en buenas obras. Los calendarios se acaban, pero el amor es eterno.