Derribando tu espantapájaros
No seas el espantapájaros de tu propia vida, relájate, haz tu mejor esfuerzo.
06 DE AGOSTO DE 2024 · 08:00
Con el fin de proteger sus cosechas, desde tiempos antiguos, los agricultores han utilizado espantapájaros. Figuras humanoides que procuran temor a las aves y les impidan acercarse. La ilustración sirve para llamar tu atención acerca de la posibilidad de que, por intentar espantar lo que -según tú- roba tu éxito o tu felicidad, pudieras estar espantando, por decirlo así, al éxito y a la felicidad.
- El temor a ser abandonado asfixia la relación.
- El temor a la necesidad lleva a la avaricia, lo que te hace vivir con escasez.
Dos ejemplos que podríamos aplicar a la lista interminable de anhelos humanos.
No seas el espantapájaros de tu propia vida, relájate, haz tu mejor esfuerzo, confía en Dios para que no tengas más temor.
Porque la vida pone cargas; y no te pregunta si estás de acuerdo en llevarlas o si puedes con ellas. Simplemente te carga. Lo único que queda, es crecer para poder llevarlas.
Dios promete fortalecerte con poder de acuerdo a las riquezas de su gloria: Para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu (Ef. 3:16).
No tiene límites, ¿por qué entonces alguno parece que no puede con sus cargas? No se ha ejercitado en la gloria de Dios.
Y al llevar tus cargas lo que haces debe corresponder a lo que eres; por ello, el hombre excelente hace todo excelente. La pasión detrás de tus obras obedece a quien las dedicas, haz las cosas como para Dios y siempre serán lo mejor.
Reaccionar a los hombres hace obras mediocres; vivir para Dios hace todo mejor. Los reaccionarios son esclavos de los hombres, aunque sean libres; mientras que los accionarios siempre son libres, aunque sean esclavos.
Los hombres pagan salario, Dios paga vida. Servir al hombre desgasta, aunque a veces llene los bolsillos; pero servir a Dios llena de vida y también suele llenar los bolsillos. Servir al hombre por el hombre es muy limitado; pero servir a Dios sirviendo al hombre proporciona herencia, el pago eterno para quien además fue bendecido temporalmente.
Quien tiene a Dios por patrón jamás se da por defraudado y tampoco tiene a quien demandar.
Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Palabra viva - Derribando tu espantapájaros